Alejandro Torres Caamaño
Desde hace aproximadamente tres meses que Rodrigo Aguirre duerme alrededor de cinco horas diarias, a lo menos usualmente. Esto, dado a que el chillanejo se ha ensimismado en el desarrollo de un respirador artificial, el cual se desarrolló en su propio taller electrónico automotriz Tecnocenter Car, del cual él es dueño. Desde la fecha mencionada, Aguirre confesó que "empezó de cero"; pese a su formación y oficios realizados, como en controles de proceso, la creación de ejemplar fue dificultosa.
En rigor, Rodrigo Aguirre creó y diseñó un respirador artificial con software propio, el que hoy se encuentra en el proceso de validación en el Ministerio de Salud, y su labor es la de ventilar al sistema respiratorio. "La motivación principal, aunque cueste creer en estos tiempos, es tratar de ayudar a la comunidad en esta pandemia", relató.
El ejemplar se encuentra diseñado con prestaciones de equipos actuales, tratando el máximo de estar dentro de la gama alta de ventiladores modernos. "Este equipo cuenta con varios modos ventilatorios: Controlados, asistidos, parcialmente y modos espontáneos", añadió Aguirre, quien además explicó que el equipo cuenta con un gabinete donde se concentra el hardware y un monitor touch que proporciona lecturas de mecánica pulmonar además de la programación y ajustes de todas las funciones.
"Espero que pase todas las etapas de prueba para finalizar esta etapa y pasar al siguiente desafío de producirlo", dijo. El diputado Frank Sauerbaum, en tanto, colaboró en generar nexos y enviar el ejemplar al ministerio con el fin de poder certificar el trabajo del chillanejo. "Es un técnico muy capaz que a través de sus propios medios ha levantado la posibilidad de tener un respirador artificial producido en Ñuble. Hemos hecho los contactos con el Servicio de Salud, con el Ministerio de Salud, para poder avanzar en certificar este respirador artificial. Estos días hemos tenido buenos resultados, próximamente se seguirá avanzando en los requisitos para poder ser presentado oficialmente", declaró.
Demandante labor
La creación y desarrollo ha corrido por cuenta propia del chillanejo y su socio. El proceso ha sido demandante, extenuante, aunque desafiante, según relató su autor. "Es demasiado demandante. Nunca pensé que el objetivo no se lograría, porque ya estamos casi en la última puerta para que se logre certificar", dijo. Aguirre comentó que, eso sí, hubiese quedado más a gusto perfeccionando su obra. "Me hubiera gustado haberle agregado más funciones, pero los tiempos no nos dan. Es un desgaste tremendo", dijo.
Una de las etapas más complejas, según detalló Rodrigo Aguirre, es la programación; luego de ello vino el análisis y diseño del hardware. Además, entre las dificultades y complicaciones, el chillanejo comentó que se encontró con que la procedencia de todos los elementos y materiales debiesen ser de circulación nacional, debido a los repartos y las importaciones. "El proyecto debió ser desarrollado con dispositivos que estuviesen al alcance nacional, porque uno puede hacer un diseño, mandar a pedir al extranjero, pero de ahí a que lleguen… Ese fue otro reto, además que nos retrasamos algo por el tema de las encomiendas, que también fue un lío", dijo.
Es por ello que el respirador y su fabricación cuenta con materiales y elementos únicamente disponibles en el país. "Luego de eso vino el software. Para eso hubo que investigar mucho, captar la idea de cómo funciona el equipo, y de ahí ir sacando lo mejor y descartando algunas cosas. Eso tuvo un desgaste. Luego después vino hacer el programa, que tampoco fue fácil. Es un sistema touch que muestra todos los parámetros a través de la pantalla", sostuvo.
Un ejemplar
De momento, el desarrollador del proyecto, Rodrigo Aguirre, cuenta con una unidad del respirador artificial. Realizado en su totalidad en Chillán, el ejemplar se encuentra en el proceso de certificación por parte de la autoridad sanitaria, quienes deberán analizar el comportamiento y otros parámetros para determinar la viabilidad del equipo. De aprobarse, podrían producirse entre 2 a 3 unidades diarias. Aguirre agradeció la colaboración de Gonzalo Sáez de Corfo, al diputado Sauerbaum para buscar la certificación, al director del SSÑ, Ricardo Sánchez, al profesional Alexis Silva y a Sergio Ojeda.