El Presidente Piñera promulgó hace unos días la ley que endurece las sanciones contra las personas que agredan a Bomberos durante el ejercicio de su labor. Se trata de una iniciativa que se originó en mociones parlamentarias y que fue promovida por el Gobierno, con el fin de dar mayor protección a los voluntarios de todo el país para el desarrollo de su fundamental labor para la seguridad de la ciudadanía.

La nueva legislación, ya publicada en el Diario Oficial, modifica el Código Penal al aumentar las sanciones del delito de lesiones graves y menos graves contra Bomberos en servicio. Para las lesiones graves, se aumenta la pena de presidio desde 541 días a 3 años, y de 3 años y 1 día hasta 5 años. En tanto, para las lesiones menos graves, se eleva desde 61 días a 540 días, y desde 541 días hasta 3 años, equiparándolas, por ejemplo, con aquellas de lesiones en el contexto de la violencia intrafamiliar.

Esta modificación legal forma parte de un compromiso que habían dado a conocer las autoridades y que con anterioridad condujeron a legislaciones para la protección de diversos funcionarios públicos, como los de la salud y policías.

Con cierta frecuencia, aparecen en los medios de comunicación informaciones que dan cuenta de los ataques que en diversas ciudades sufren los voluntarios cuando acuden a atender incendios, especialmente en los barrios más apartados. En ocasiones, los ataques ocurren como expresión del vandalismo.

Los bomberos chilenos son un ejemplo en el mundo, si se considera que su labor es voluntaria, que no reciben remuneración y que incluso deben restar horas de trabajo o de sueño, y costear de su bolsillo los gastos que representa desplazarse para ayudar a los demás. Esta es una de las más prestigiadas instituciones del país, que entrega a la sociedad el recurso humano que requiere ante las emergencias, desde incendios, accidentes de tránsito o catástrofes naturales. Algunos no reconocen la nobleza y la generosidad de esta entrega, y en lugar de devolver la mano con aprecio y afecto, los atacan. Esto es inaceptable y de ahí surgió la necesidad de endurecer las sanciones.

El Presidente Piñera realizó la Cuenta Pública 2020, en un año complejo cruzado por demandas sociales, una Pandemia Mundial y una crisis económica que exige trabajo y compromiso de todos para salir adelante. Son cinco las claves de este discurso que trazan la hoja de ruta para los próximos meses. Primero el plan de Reactivación económica para la recuperación de Chile, enfocado en promover la inversión pública y privada, recuperar los empleos y apoyar a las pymes, que irá de la mano con el Plan de Apertura Gradual Paso a Paso de levantamiento progresivo de las medidas restrictivas por la emergencia sanitaria. Así, este proceso de reactivación y apertura se realizará compatibilizando en todo momento la protección de la salud. La Red de Protección Sanitaria implementada para enfrentar el Covid, tras casi 5 meses del primer contagio en Chile, se ha logrado avanzar -con aciertos y errores- en la implementación de una Red de Protección Sanitaria que ha conciliado y escuchado a los expertos, ha incrementado la capacidad hospitalaria y equipamiento, permitieron enfrentar de mejor manera la presión sobre el sistema de salud. Todo esto junto con el trabajo incondicional de los funcionarios de la salud. Por otro lado la red de Protección Social en Curso para apoyar a 14 millones de personas en Chile que ha sido anunciada desde marzo del 2020 y fortalecida en forma constante, lo que ha permitido que hoy, 3 de cada 4 personas se vean beneficiadas, con un apoyo directo a través de transferencias, subsidios, seguros o beneficios a 14 millones de personas. Destaca en estos el logro de entregar un Ingreso Familiar de Emergencia a 2,4 millones de hogares y que, gracias a la nueva Ley que facilita acceso al IFE, permitirá llegar a casi 3 millones de hogares con este beneficio mensual durante la pandemia. Se suma el recién despachado aporte fiscal para la clase media con la entrega pronta de un bono de $500 mil y la posibilidad de un préstamo solidario a 1,6 millones de trabajadores de clase media. Es un gran esfuerzo construido entre todos y de gran relevancia considerando la magnitud y extensión de la crisis económica del coronavirus. Ademas se consideraron las demandas, avances y desafíos sociales para lograr una sociedad más justa con más oportunidades, en temas como infancia, mujer, migración, salud, pensiones. Hoy más que nunca y escuchando las legitimas demandas sociales y los desafíos que la crisis de la pandemia ha expuesto, se ratifica el compromiso con reformar el sistema de pensiones, urgencias a las iniciativas que buscan poner a los niños primero, sacar adelante la reforma integral a la salud en Chile y trabajar todos unidos para reducir las desigualdades y avanzar hacia una sociedad más justa y con un Estado más eficiente al servicio de la ciudadanía. Finalmente es destacable el llamado a los acuerdos y a la unidad en tiempos fundamentales para la Democracia, cuando se trabaja unido por Chile se logran avances, especialmente en tiempos de adversidad. Así ha sido históricamente y en el último año se han logrado importantes acuerdos que deben ser defendidos y cumplidos.

Frank Sauerbaum

Diputado por Ñuble

Ingeniero Comercial-MBA

Cuando hablamos de La Jauría nos imaginamos un escenario de animales salvajes, despiadados y sangrientos. Y no es remoto ese pensamiento al que alude la producción de esta serie chilena, que revela la historia de un grupo organizado de hombres liderado por "El Lobo" quien desde una aplicación de internet controla a su jauría de violadores y abusadores, formada por adolescentes y hombres maduros, todo esto motivado por el desprecio hacia la presa: la mujer.

A raíz de estos hechos, las heroínas protagonizadas por tres mujeres detectives de la policía de investigaciones, se enlazan en la cacería de este "Lobo" para acabar con el vejamen. Estas mujeres poseen una cualidad inherente a lo que se podría esperar de ellas: son madres y en esta serie en particular exponen los diversos roles que juega una mujer en un mundo competitivo, acechadas por un enemigo en común, que no da tregua hasta cercarlas, y hacerlas sentir completamente amenazadas en su propia casa. Por cierto, nada nos hace más vulnerables que un hijo. Y a su vez, las distintas formas de asumir la maternidad generan una jauría de madres que se enfrentan a enemigos que se ocultan detrás de una pantalla o al silencio tímido de hijos violentados.

La madre instrumental, que lleva y trae al hijo, que permanece pre-ocupada, pero que es incapaz de comunicarse de manera orgánica. La madre encubridora, que es capaz de cualquier cosa por salvarle el culo al hijo, sin importar los valores que hayan sido trasgredidos. Está la madre proveedora que siente culpa por el abandono que resulta de su ausencia obligada. Y por último la madre que le guarda secretos horribles al marido para mantener el hogar y el orden de la soñada familia bien constituida.

Este orden de madres (y cualquier otro) no alcanza para evitar lo insoslayable: la falta de atención como una forma de desvincularse del crío sin la intención de hacerlo, simplemente porque en el abarcar otros mundos, se pierde la sintonía con lo que es verdaderamente trascendente: la formación emocional del ser humano. Esto no quiere decir que quedarse en casa sea la única opción, por el contrario, mas que el tiempo otorgado, debiera ser la calidad de este lo que realmente produzca lazos de afecto y de comunicación permanentes, evitando así esas cicatrices dolorosas, que mas adelante necesitaran de un buen psiquiatra.

Laura Daza Valenzuela Gestora cultural