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Tecnología y la alimentación marcan el consumo familiar

EN PANDEMIA. Dueñas de casas afirman que hasta un 40% del presupuesto mensual está destinado a la comida. Acceso a dispositivos para estudiar o trabajar es crucial.
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Tatiana Aular Aguirre

La pandemia no sólo ha impuesto de manera unilateral un nuevo formato de vida, sino que sus consecuencias han irradiado de manera indirecta en los gastos familiares, los cuales han migrado de unos sectores a otros, donde a juicio de dueñas de casas en Ñuble, las mayores erogaciones en estos últimos meses han sido en comida, pago de servicios y adquisición de equipos tecnológicos.

Una de las jefas de familia es Migly Martínez, de profesión educadora, quien dijo que en estos tiempos, "los servicios de luz se fueron por las nubes, estamos gastando más en internet, porque ahora es una necesidad el uso del internet, no es un lujo, tuvimos que comprar computadoras y celulares de segunda mano para que las niñas puedan ver las clases".

Migly Martínez, es madre de tres adolescentes, quien junto a su esposo, se han tenido que reinventar, aparte de ser funcionaria municipal y él empleado en mall Arauco, dedica gran parte de su tiempo libre a dar clases presenciales, cortar cabello, aplicar tratamientos de hidratación y coloración, todas estas actividades extras a domicilios.

Señaló que la situación económica es muy compleja y "hacemos todo esto para poder llegar a fin de mes porque gastamos mucho en calefacción, el frío está muy duro este año y en comida, porque las niñas están todo el día en la casa".

Recordó los tiempos cuando los desayunos y almuerzos de sus hijas eran asumidos por la municipalidad, "eso realmente era una gran ayuda".

En cuanto a gastos en transporte, lo ve como una inversión "trato de cuidarme lo que más puedo y me movilizo en Uber, para tratar de no exponerme tanto y mantenerme sana, así que gasto más que usando colectivo, pero siento que corro menos riesgo".

Una familia menos numerosa es la de Jessi Riquelme, quien también vive en Chillán, y su hogar está conformado por su esposo ingeniero industrial, quien se ha visto afectado por la merma del trabajo en el sector forestal y su hija de 24 años quien aún labora de manera presencial y por teletrabajo, "nosotros hemos tenido que ocupar nuestros ahorros, desde hace algunos meses, para poder cubrir los gastos, porque gastamos más en energía, en agua, en calefacción, en comida".

Compartió que viven de la renta de su marido, la cual ha disminuido debido a la pandemia, porque este año no ha habido tanto trabajo como en años anteriores, consideró que "se ha incrementado en un 40% más los gastos en alimentos".

En su caso las compras que realiza las hace bajo la premisa de la necesidad, por lo que recomendó "hacer cada gasto con precaución, pero no hemos vuelto al centro de compras a comercio, a tiendas, lo volveremos a hacer cuando todo esto pase".

Para esta dueña de casa mantener al día la despensa es su compromiso, lo demás son lujos que no todos pueden darse en estos momentos.

Para ella este es un momento para la compresión e integración familiar y no para gastos innecesarios, "antes, en la mañana todos salían de la casa, y una como dueña de casa se quedaba sola, ahora no, todos trabajan en la casa, hay que ser más tolerantes y vivir en armonía en la casa".

Más allá de los límites fronterizos de Chillán, está la comuna de Pinto, donde reside Lorena Burgos, junto a su familia. Ella es la dueña de casa y gracias a su modelo de vida tradicional no ha tenido que modificar las estructuras financieras de su hogar.

Lorena Burgos desde hace varios años se dedica a la compra y venta de terrenos, lo que le ha permitido manejar ingresos económicos y con ello dotarse de provisiones con antelación.

Fue sincera y responsable al comentar "lo que yo puedo hacer, no es lo que puede hacer la mayoría de la gente, por ejemplo mi esposo y yo compramos, desde hace años, no de ahora, mercadería dos veces al año, todo lo que son abarrotes, productos de higiene y limpieza, eso nos permite ahorrar".

Para la pinteña esta costumbre le permite, además de ahorrar, salir y exponerse menos en estos tiempos de contagio, "por ejemplo yo vendo unos terrenos y de allí tomó el dinero y hago las compras".

Señaló que si bien su esposo y sus tres hijas además de ella han hecho mayor uso de la energía eléctrica, "es un servicio que aún podemos pagar, además mi marido trabaja en la Municipalidad y aquí por ejemplo no pagamos alcantarillado y eso es un ahorro".

Para ella hacer cambio de ropa por temporada de moda, no es algo que le quita el sueño, en este sentido manifestó "imagínese yo voy dos veces al año a Casa Zarzar, allí pido un docena de calzones, unas cuantas pijamas, unos pantalones y ya, y para las niñas aplico los mismo compramos todos por medias o por docenas y así no tenemos que ir a cada rato a Chillán, y ¿ahora para qué vamos a ir a la ciudad?", sentenció la pinteña.

"Los servicios de luz se fueron a las nubes, estamos gastando más en internet, porque ahora es una necesidad, no es un lujo, tuvimos que comprar computadoras y celulares de segunda".

Migly Martínez, Dueña de Casa / Educadora

"Por ejemplo mi esposo y yo compramos, desde hace años, no de ahora, mercadería dos veces al año, todo lo que son abarrotes, productos de higiene y limpieza, eso nos permite ahorrar".

Lorena Burgos

Dueña de Casa / Vendedora