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Ley de Migraciones: el debate del "Chile para los chilenos"
La discusión por la aprobación de la Ley de Migraciones impulsada por el oficialismo con carácter de urgencia, en medio de la crisis sanitaria y económica actual, ha tomado un camino desalentador.
Hemos sido testigos de cómo algunos sectores políticos han desplegado esfuerzos por instalar el discurso racista del "Chile para los chilenos", centrando el debate de la migración en una suerte de preocupación por cuánto se debe abrir o cerrar las fronteras del país, ante la amenaza de futuros deseos de extranjeros cesantes, pobres, por emprender "turismo laboral" hacia el territorio chileno, post Covid-19.
Tales descalificaciones y señalamientos son inaceptables, porque instalan mensajes xenófobos y contradicen la evidencia científica, desconociendo los aportes económicos, sociales y culturales que los migrantes vienen realizando en el país.
También, son intolerables, porque han distanciado al proyecto de ley de la real posibilidad de contar con una normativa con perspectiva de derecho; una columna escrita hace poco, bien decía: "queríamos una nueva Ley, no una peor".
Es necesario que se incluya en las consideraciones del proyecto de ley, lo que han señalado ya, y en múltiples ocasiones, las organizaciones migrantes y expertos en la materia, en cuanto a un proceso de regularización inmediata con sentido humanitario, garantías sobre el cambio de categoría dentro del país, el cumplimiento de los compromisos internacionales a favor de los derechos de los trabajadores migrantes y sus familias; y que se desista de la implementación de visas consulares y criterios selectivos y discriminadores.
Para generar un diálogo social y político que permita una discusión seria y responsable sobre el fenómeno de la migración en Chile, y en consecuencia, sobre las acciones de política pública que debe emprender con urgencia el Estado, es fundamental que estos sectores, ciegos y resistentes a la diversidad cultural, entiendan que la migración no es una amenaza para el desarrollo, tampoco es un hecho al cual se puedan referir siempre en tercera persona, porque esos a los que llaman migrantes, son individuos que tienen derechos, tienen voz, y por cierto, una parte significativa, tiene voto.
Neida Colmenares, directora de Ciencia Política, UCEN
Confinamiento y musculatura
El bienestar físico y mental son preocupaciones primordiales en el actual escenario de confinamiento. Desde el punto de vista mental, las personas han reportado mayores niveles de angustia, depresión y estrés y, en cuanto al bienestar físico, parece haber una mayor tendencia al sedentarismo. Lo anterior es preocupante, porque la inactivad física conlleva una merma significativa en el funcionamiento muscular, muy importante tanto en la niñez como en la vida adulta.
Esto nos obliga a evaluar qué tipo de actividades corporales podemos hacer en casa. En los más pequeños el sistema muscular está en pleno desarrollo, por lo que su adecuada estimulación es fundamental para un buen funcionamiento, maduración y crecimiento del organismo en la adolescencia y adultez. En edades tempranas, su estimulación se hace principalmente por medio de juegos o actividades motrices como saltar, correr o lanzar, lo que se puede hacer incluso en casa. Estas actividades también son positivas para el bienestar mental, ya que promueven sensaciones de alegría y diversión.
En los adultos, la inactividad física aumenta la pérdida natural de tejido muscular, que es producto del envejecimiento. Esta pérdida es conocida como sarcopenia, la que se acelera después de los 40 años y se acentúa aún más entrando en la quinta década. Su estimulación es bastante simple, pues involucra actividades de fortalecimiento muscular en general, es decir, movimientos en que distintos grupos musculares produzcan una tensión o contracción para movilizar nuestro cuerpo o frente a una resistencia externa (algo más o menos pesado, por ejemplo). Hoy, son muy utilizadas las ejercitaciones funcionales, que se realizan empleando los movimientos naturales del ser humano, y que involucran acciones multiarticulares y de varios grupos musculares, resultando muy efectivos. Además, se pueden realizar con elementos sencillos como bidones, botellas, balones, cintas, etc. Un valor agregado de los ejercicios funcionales es que, aparte de fortalecer el tejido muscular, estimulan la coordinación, estabilidad y equilibrio, fundamentales para las actividades cotidianas de los adultos.
En conclusión, la estimulación del tejido muscular por medio del movimiento es un desafío que podemos abordar en confinamiento, para ello debemos considerar el uso racional de los espacios disponibles, la creatividad en su implementación y la adecuada selección de ejercicios según cada edad.
Pablo Luna Villouta, académico de Pedagogía en Educación Física, USS