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El futuro de las ventas online

Las ventas por internet crecieron 148% en el primer semestre, pero también lo hicieron los reclamos de los usuarios, que muchas veces no reciben lo pagado. Productos que no llegan, que lo hacen con demora o que no tienen las características solicitadas, se mezclan con quejas por los malos canales de atención post venta.
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La pandemia ha cambiado nuestros hábitos de manera profunda, haciendo de lo no presencial un nuevo hábito. Hoy todo (o muchas cosas, para no exagerar) se hace a través de internet para evitar el temido contagio y porque, además, la cuarentena lo impone. No queda otra cosa.

Así, muchos de un día para otro se vieron frente a necesidad de aprender una nueva forma de comunicarse, interactuar, trabajar y también comprar.

Sobre esto último, un informe de la Cámara Nacional de Comercio (CNC) reveló un alza de 148% de las ventas digitales durante el segundo trimestre de este año, con lo cual este sector cerró el primer semestre de 2020 con un aumento de 102,6% respecto de igual periodo del año pasado.

La categoría Turismo y Entretención, fuertemente afectada durante esta crisis, bajó sus ventas online 48,8%; mientras que Servicios, la otra categoría medida en el estudio, acumuló un alza real anual de 34%.

Los datos muestran una realidad que cualquier chileno puede corroborar. El comercio digital ha crecido fuertemente durante la pandemia, y con especial fuerza durante los meses de mayor confinamiento.

Debido a la contingencia, grandes tiendas, pequeños y medianos negocios e incluso modestos emprendedores se han lanzado decididamente al campo de las ventas digitales, a veces, sin los recursos ni los respaldos suficientes para hacerlo. Porque debe consignarse que junto a la mayor cantidad de ventas, crecieron los reclamos.

Hasta julio de este año, Sernac había recibido 72 mil denuncias relacionadas con productos comprados a través de internet, siendo las principales aludidas las grandes tiendas del retail.

Productos que no llegan, que lo hacen con demora o que no tienen las características solicitadas, se mezclan con quejas por los malos canales de atención post venta, haciendo que esta nueva experiencia de compra sea una mal antecedente para muchos.

Creemos que existe una tarea pendiente ahí. Chile, uno de los países de mayor conectividad y con más acelerado desarrollo del comercio electrónico en la región, tiene todavía mucho por mejorar.

Nosotros somos el tiempo

Basta ya de echar la culpa a los otros de nuestros problemas sin hacer algo concreto por remediarlos.
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La Iglesia de Chillán se preparaba para celebrar el Te Deum en tiempos de pandemia con las exigencias sanitarias que ya se nos han hecho familiares, pero en eso vino la cuarentena y todo se hubo de reducir aún más, por lo que la celebración se hizo con la palabra del Obispo y la oración comunitaria transmitida a distancia. El Pastor nos hizo ver que la respuestas que estamos dando a través de las autoridades y todos en general, nos hace olvidar que "nadie se salva solo" ante los desafíos vigentes: i) la necesidad de diálogo y de consensos que construyan el tejido social sin violencia; ii) la necesidad de emparejar la cancha construyendo estructuras sociales más equitativas que permitan el desarrollo de todos y iii) enfocando los esfuerzos hacia los más pobres y vulnerables, los jóvenes que ni estudian ni trabajan, los niños con precaria educación, los inmigrantes, mujeres postergadas, ancianos en soledad y abandono, señalando que no debíamos acostumbrarnos a esa precariedad.

A lo anterior nosotros podríamos agregar en nuestro lenguaje , que en la hora actual cada uno debe hacer lo suyo, asumiendo sus responsabilidades particulares, esperanzados en que superaremos esta hora oscura que nos afecta, así los políticos deberán ocuparse de legislar y articular acuerdos que privilegiando a los más desvalidos no pierdan de vista el bien común ( que es distinto al bien de la mayoría); los empresarios innovando para generar trabajo en condiciones de justicia para producir bienes de calidad que se transen a un precio sin excesos; los trabajadores cumpliendo sus tareas con autocuidado y dando una atención cordial e inteligente a sus usuarios; la gente de fe dando ejemplo de consecuencia entre lo que se cree y hace, ayudando así a recuperar la confianza perdida por la vergüenza de los abusos que algunos integrantes de su Jerarquía cometieron contra menores; en fin, "cada uno a lo suyo y a lo que hay que hacer". Principalmente en esto cabe, cómo no decirlo también, el que los mayores de edad, ejerciten su derecho a voto (que en realidad es un deber) en todos y cada uno de los procesos eleccionarios futuros, partiendo por el del 25 de octubre en que se nos preguntará acerca de la posibilidad de una nueva Constitución y más tarde en cómo queremos que esta sea.

Todo nos llama entonces, a que cada uno de nosotros asuma sus responsabilidades, a su nivel y alcance. Basta ya de echar la culpa a los otros de nuestros problemas sin hacer algo concreto por remediarlos. Para ello es pertinente tener presente lo que el Padre Hurtado repetía, citando a San Agustín, que "no nos quejemos tanto que los tiempos son malos, (pues) nosotros somos el tiempo, seamos mejores nosotros y los tiempos serán mejores". De nuevo, nosotros somos el tiempo, con la ayuda de Dios/G.Stevens.

Guillermo Stevens M.

Diácono Obispado de Chillán.

Pobreza, COVID y la ética del cuidado

Este 2020, hasta julio habíamos invertido 1.400 millones de pesos en estos resguardos sanitarios
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El 2021 se viene complejo. Mientras no exista una vacuna que permita proteger del coronavirus a las poblaciones más vulnerables, las medidas de protección personal serán imprescindibles para preservar la salud y evitar muertes. Muchas medidas son por todos conocidas: lavado frecuente de manos con agua y jabón o con alcohol gel; uso de mascarilla; escudos faciales, protectores de ropa, calzado y guantes plásticos, entre otros, particularmente en residencias.

La complejidad y altos costos asociados a todas y cada una de estas medidas de protección y prevención frente al contagio, son una gran preocupación para el Hogar de Cristo, el que desde mediados de marzo ha mantenido a 4.500 personas en situación de pobreza y alta vulnerabilidad en cuarentena: adultos mayores, hombres y mujeres con discapacidad mental y personas en situación de calle. Establecer barreras sanitarias efectivas en torno a ellas, pasa por contar con estos elementos de protección personal, tanto para acogidos como para trabajadores. Hasta ahora el uso de elementos de protección y la aplicación estricta de los protocolos, nos ha permitido mantener bajos niveles de contagio en nuestros programas.

Este 2020, hasta julio habíamos invertido 1.400 millones de pesos en estos resguardos sanitarios. En nuestra proyección de costos 2021, representan un aumento de un 5% del presupuesto. Considerando que, cada año, el aporte estatal a nuestros programas sociales ha disminuido y que, producto de la pandemia, nuestros recursos se han reducido por la menor recaudación de ingresos de socios y donantes, mantener una barrera protectora que resguarde la vida de los más vulnerables, es inviable sin el apoyo del Estado a través de la provisión de estos elementos de protección personal tan cruciales.

Las mascarilla, por ejemplo, es un implemento, que ha mantenido a salvo a los disciplinados japoneses: un país de 127 millones de habitantes que tiene menos de mil muertes por COVID-19, cuando en Chile somos 17 millones y han fallecido 12.013 personas-, es vital para proteger la integridad y la vida de los adultos mayores de Hualpén y de todas nuestras residencias a lo largo de Chile.

Para garantizar su derecho a la salud y de quienes los cuidan, necesitamos que el Estado contemple, en el Presupuesto de la Nación 2021, el financiamiento de estos gastos extraordinarios originados por la pandemia, para las organizaciones de la sociedad civil que brindan servicios socio sanitarios estratégicos, en favor de la protección de las poblaciones más vulnerables del país.

Paulo Egenau, director social del Hogar de Cristo