La necesaria vuelta del deporte
El cuerpo humano está hecho para moverse. El sedentarismo acarrea múltiples efectos negativos. ¿Los más graves? El aumento de la obesidad, que deriva en enfermedades como la dislipidemia, la hipertensión o la diabetes. A nadie le quedan dudas que la situación que vivimos a nivel mundial es gravísima. Y que las medidas de cuidado son fundamentales para evitar la propagación del virus. Pero también sabemos que hay actividades que son necesarias no solo para la calidad de vida, si no que para la vida en sí. Una de ellas es la práctica de actividad física y deportes.
Deportistas y algunos parlamentarios, solicitaron al ejecutivo la autorización para un salvoconducto especial. Este debe autorizar dos o tres veces a la semana la práctica del deporte al aire libre. Una medida necesaria, pero que de aprobarse, también debemos asumir de forma responsable. Esto es, usando la mascarilla, respetando la distancia social, y las normas de higiene básicas.
Pero hay otra área que es compleja, y es el trabajo de los gimnasios. Estos recintos están cerrados desde mediados de marzo, y no se ve una fecha próxima de apertura. La única idea al respecto, es abrir estos lugares solamente desde la fase 4 del Plan Paso a Paso. Y funcionando a un 25% de su capacidad.
En Chillán estamos lejos de eso. pero necesitamos el deporte y la actividad física para vivir. Y muchos dueños de los gimnasios necesitan generar recursos para lo mismo.
Por este motivo, debemos trabajar en conjunto para dar al deporte la relevancia que realmente debe tener. Demostrar que es un pilar vital, insisto, no solo para la calidad de vida. Es fundamental para la vida de los chilenos. Si mantenemos estas prohibiciones, el sedentarismo nos copará, y una vez terminada la pandemia, seguiremos enfrentando otros males, como un aumento en la obesidad y sus enfermedades asociadas.
Por mientras, hagamos el esfuerzo y sigamos ejercitándonos en casa. Realice una rutina apropiada y suave si está empezando. Algo más intenso si tiene training. Clubes deportivos y profesores particulares han copado las redes sociales con instrucciones. Información y rutinas hay bastantes. Usted solo debe aportar su voluntad y su tiempo.
Rodrigo Ramírez Profesor educación física ex seremi de Deportes
Proceso constituyente
Una Constitución Política tiene diversas funciones. Una de ellas es organizar el poder político, es decir, debe indicar qué órgano es el responsable de ejercer el poder, dónde ejercerlo y a quién se le aplica. Nuestra actual Carta Fundamental responde estas preguntas de la siguiente manera: el Presidente de la República, en la integridad del territorio nacional y a toda la población, respectivamente. Por tanto, contempla un sistema centralizado de gobierno: una única autoridad es la que resuelve todas las cuestiones trascendentales para el país y sus distintas divisiones territoriales. A nivel regional, esto significa que es el Jefe de Estado quien determina la urgencia e importancia de las necesidades regionales, les otorga una solución y asigna los recursos económicos para ello. Son conocidas las negativas consecuencias que este sistema genera, se han debatido y criticado por años o décadas, sin embargo, a pesar de este "fructuoso" debate, conviene reiterarlas: la existencia de un único centro de poder político aumenta las probabilidades de otorgar una solución inadecuada e inoportuna a una determinada necesidad, como consecuencia del desconocimiento de las distintas realidades regionales y de largos procesos burocráticos. Al mismo tiempo, disminuyen los niveles de representatividad entre la ciudadanía y sus autoridades y se perjudica la identidad regional, producto de la inexistencia de participación efectiva. El actual proceso constituyente nos está entregando la posibilidad de terminar con estas negativas consecuencias y pasar a un sistema descentralizado en lo político. En efecto, cualquiera de las dos alternativas existentes: generar un nuevo texto constitucional o mantener el actual para reformarlo, permiten avanzar hacia un Estado donde el poder se encuentre radicado, de manera real, no maquillada, en distintos gobiernos regionales, evitando su concentración en una única autoridad nacional. Las positivas consecuencias de este cambio también son conocidas y elogiadas por todos, sin embargo, a pesar de este "indiscutible consenso", también conviene reiterarlas: la existencia de distintos centros territoriales con autonomía económica y resolutiva, aumenta la posibilidad de adoptar políticas públicas idóneas y oportunas al problema, toda vez que la solución será otorgada por autoridades regionales elegidas por la propia región, sin dependencia del poder central, y con conocimiento de la propia realidad local (geográfica, poblacional, económica, histórica, cultural etc.). Esto, a su vez, potencia la identidad regional, la representatividad de las autoridades y los principios democráticos. Múltiples son las razones que han motivado el actual proceso de cambio constitucional: simbólicas, electorales, técnicas etc., todas válidas. Por lo mismo, aprovechemos este momento para incluir una nueva razón que permita la funcionalidad democrática y servicial del poder político: asignarles a las regiones la responsabilidad de su desarrollo territorial, transformándolas en titulares de potestades políticas y económicas. Esto significaría, realmente, un cambio al sistema.
Valeska Opazo, académica de la Facultad de Derecho UCSC