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Lacalle, de la medieval Burgos a la agraria Ñuble

Este sacerdote ha puesto en valor y a resguardo, patrimonios materiales e inmateriales.
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Andrés Lacalle Andrés (Cabezón de la Sierra, Burgos, España, 28 de noviembre de 1936), sacerdote español y chileno con "nacionalidad por gracia", hijo de Antonio Lacalle Moreno y de Inés Andrés de Miguel, ocho hermanos: Benito, Herminia, Eutimio, Andrés, Mariano, Luis, Silverio y María Rosa. Realizó sus estudios secundarios y sus estudios de Filosofía y Teología, en el Seminario Menor y Mayor de Osma y el Mayor de Burgos. Siendo un estudiante de Teología, en el año 1958, recibió una invitación del Obispo de Chillán, Monseñor Eladio Vicuña Aránguiz, a la cual accedió, junto a otros seminaristas y sacerdotes. Llegó a Chile en calidad de misionero, vocación inspirada por su tío Lorenzo, sacerdote. Completó sus estudios en el Seminario Pontificio de Santiago, siendo ordenado sacerdote, el 15 de agosto de 1962, en la Parroquia San Vicente de Chillán, en Ñuble, apadrinado por José Díaz Cordero, Francisca Iriondo y José Antonio Ortega.

Al servicio de la sureña Diócesis de Ñuble, tuvo asignaciones en las Parroquias de: Coihueco, Bulnes, Tucapel, Ninhue, San Nicolás, Curanipe y Cobquecura, entre otras. En todas ellas, ha debido atender a la feligresía en vastos territorios que incluían capillas y localidades distantes. Allí, ha dejado la impronta de un sacerdote trabajador que ha logrado de la mano de las comunidades, significativos avances para sus habitantes. Comprometido, creador, impulsor, innovador, constructor y realizador son rasgos de su personalidad que, destacan los que le conocen de cerca.

Desde el punto de vista del patrimonio regional, este sacerdote ha puesto en valor y a resguardo, patrimonios materiales e inmateriales para los pueblos. Ha apoyado y relevado las actividades religiosas y costumbristas de los territorios que ha habitado. Ha colaborado con entidades ambientalistas, ha construido memoriales, ha destacado a los cultores, desde los mayores intelectuales, hasta los más pequeños artesanos.

Ha trabajado, mejorando la calidad de vida de las personas. En Cobquecura, por ejemplo, encabezó la construcción de un internado para los estudiantes de zonas rurales apartadas; también la de algunas escuelas; suministros de servicios básicos de luz y agua potable para algunos habitantes; habilitación de caminos; la reconstrucción del templo de la ciudad; la construcción de capillas tanto en Ninhue como en Cobquecura, etc.

El sacerdote Lacalle, ha recibido no solo el cariño y reconocimiento de sus comunidades religiosas de base, sino que también, el homenaje público de instituciones de Ñuble. Entre ellos podemos mencionar: El Premio Educa UBB, que destacó su trayectoria y sus aportes al desarrollo de comunidades rurales de Ñuble. El año 2012, en el 134° Aniversario de Cobquecura, fue reconocido por la ciudad como un personaje destacado. El mismo año, se le entregó en Chillán, la "Medalla Ilustre Municipalidad de Chillán", en reconocimiento a su gran labor en sus 50 años de sacerdocio, la cual ha trascendido más allá de las funciones religiosas, hacia las comunidades. Así, el joven seminarista de ayer, Andrés Lacalle, cambió el entorno de un esplendor medieval, de la ciudad de Burgos, tierras del Cid y del Reino de Castilla, por la ruralidad de la provincia de Ñuble, al sur del mundo. Residiendo actualmente en la costera ciudad de Cobquecura, hacemos un breve repaso de su órbita y de su valía para la ciudad de Dios, en su cumpleaños.

Alicia Romero Historiadora

Los que están en cuarto medio

La generación que egresa de Enseñanza Media este año se enfrenta a desafíos que marcarán su vida. Uno de ellos es la primera Prueba de Transición. También les marcará al plantearse ante la educación superior, desafiando a las instituciones con la tecnología, los servicios y las formas de enseñar.
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Egresar de cuarto año de Enseñanza Media (EM) es un hito en Chile. Uno importante en la vida de las personas, por el cual se esfuerzan familias y jóvenes. Por ello, un 88% de la población del país lo completa, cifra por sobre el promedio de los vecinos del continente (Argentina tiene un 59%), de la Unión Europea (86%) y de la Ocde (85%), con los cuales siempre se compara el rendimiento nacional.

Claro que esos logros son recientes y corresponden a un promedio. En 2015 un estudio del ministerio de Educación hablaba de sólo de un 50% de escolaridad completa.

Se ha avanzado en corto tiempo y eso es signo de la valoración del logro. En tal contexto es que preocupa lo sucedido con la "Generación 2020", aquellos jóvenes que deben licenciarse de EM este diciembre y llegar a una meta socialmente valorada, en un contexto totalmente nuevo.

La pandemia ha traído cambios grandes para ellos: estudiar a distancia y prepararse de ese modo para ser los primeros en rendir la Prueba de Transición, que reemplaza a la antigua PSU como instrumento para ingresar a la universidad. Además, someterse a esas evaluaciones con máximas medidas sanitarias; factores que sumarán nerviosismo al proceso.

Por otra parte los tradicionales "ritos de pasaje" que corresponden al fin de esta etapa escolar no estarán para ellos. Licenciaturas, giras de estudio, fiestas de gala con sus familias, últimas reuniones con los compañeros y compañeras, se les presentarán muy distintos a lo habitual. Considerar estas variables es necesario hoy para que el entorno familiar y social de los jóvenes en esta posición.

Nada es fácil para ellos, necesitan comprensión y contención, además de atención especial a la impronta que les marcará al plantearse ante la educación superior, desafiando a las universidades y centros de formación técnica con la tecnología, los servicios y las formas de enseñar. En la región los jóvenes en esta posición y serán protagonistas de un cambio que hará historia.