El secuestro es la última ficción del escritor Camilo Ortiz, rescatando la estructura escritural de Las mil y una noches, la historia de Joel se va hilvanando a la de sus creaciones y no precisamente en el escritorio de su casa, sino en un lúgubre lugar en el que permanece cautivo, en donde la realidad se confunde con fantasmas, los que bien podrían parecerse a los espectros de Scrooge de la novela de Dickens.
Todo comienza en un bar, con una escueta celebración de un premio adjudicado, mientras en la mesa próxima, tres personajes lo observan con ahínco y posteriormente lo invitan a celebrar el premio ya ganado.
El escritor despierta en un viejo galpón húmedo y oscuro, amarrado y casi ciego, mas, cuando logra enfocar la mirada se percata de estos tres personajes frente a él, como jueces de un tribunal supremo y surrealista. Sus caras no le dicen nada y, al igual que los espectros de Scrooge, ellos sí saben mucho del malogrado escritor, quien, por mucho que grite, nadie escucha, algo que comúnmente se puede apreciar alrededor de las cárceles, donde los transeúntes sí escuchan y pasan como si nada.
Camilo Ortiz, nos entrega en este plano, una de las mejores intervenciones que realiza en su escritura: el daño consciente y la culpa abordada desde la filosofía, aportando a sus textos el peso de una narrativa sustancial, que poco tiene que ver con estereotipos, en donde los recientes hechos históricos de nuestro país proporcionan una serie de cuentos narrados desde el cautiverio, frente a la aguda mirada de los espectros.
Este autor nos sigue sorprendiendo desde una literatura arraigada, perseverando en esos escenarios comunes, velado al ojo humano, que en ocasiones excluye por la fealdad que representa, por la perdición que evocan y la miseria que emerge desde una ciudad, en donde pareciera que no pasa nada y en donde pasa todo. Camilo, defiende la frialdad del género humano, mostrando en su debilidad, trazos de humor y el sufrimiento silente que albergan las palabras inconclusas.
Notable el trabajo de Ortiz, que aun en su propio cautiverio pandémico ha logrado crear esta obra que merece todo el reconocimiento por su valor literario.
Laura Daza Gestora cultural.