Constitución
Cuando se discute sobre el sistema de gobierno que debería contemplar la nueva Constitución, muchos reducen su reflexión a una cuestión abstracta siguiendo las conclusiones de grandes politólogos o expertos en derecho, como si sus ideas se pudieran aplicar del manual a la realidad sin escalas. Se trata de un ejercicio incompleto, que muchas veces induce a error porque, curiosamente, pocos advierten las desventajas del sistema de gobierno que defienden y todos las tienen. Los regímenes de gobierno son como sábanas cortas: unos tapan la cabeza, otros los pies. ¿Podríamos estar sin gobierno por 493 días luego de celebradas las elecciones? Eso pasó en Bélgica y la economía evolucionó mejor que el promedio europeo, cada pueblo tiene formas distintas de relacionarse con las instituciones y es absurdo establecerlas desde arriba, porque estas son obras más de la evolución que de la deliberación; son -como dijo Adam Ferguson- «obra de los hombres, pero no de algún proyecto humano explícito» (An Essay on the History of Civil Society, p. 187). Es de esperar que los convencionales sean capaces de respetar la Constitución histórica de Chile, estableciendo mejoras, claro está, pero sin pretender cambiar lo forjado hace siglos de la noche a la mañana.
Juan L. Lagos, FPP
Restricciones
Hace poco supimos de las medidas establecidas por la autoridad sanitaria para Navidad. Entre ellas se fija una prohibición general de "eventos masivos" desde las 20.00 horas del 24 de diciembre hasta las 05.00 del 25 de diciembre. Lo anterior comprende los servicios religiosos de Noche Buena, momento que para los cristianos es de la mayor relevancia.
Los creyentes hemos observado respetuosa y responsablemente todas las instrucciones de la autoridad sanitaria. La vida de fe se ha visto reducida a su expresión mínima, mientras hemos visto que se ha hecho todo lo posible por qué locales comerciales sigan funcionando, y ahora último incluso restaurantes, gimnasios, oficinas y plazas han abierto. La fe ha sido relegada a última prioridad, cuando para los cristianos es lo primero.
Como creyente solicito a la autoridad que la libertad religiosa no se vea restringida más allá de lo prudente y necesario. No hay ninguna razón científica que justifique prohibir las misas de Noche Buena, celebradas con un aforo razonable y distancia física.
Luis Fernando Sánchez Abogado
Solidaridad y responsabilidad
El Virus de la Inmunodeficiencia Humana, más conocido como VIH, es el agente causal del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida). Nuestro país no ha estado ajeno a este flagelo y ha establecido guías clínicas de manejo, campañas de prevención, mesas de trabajo regionales, todo con la finalidad alcanzar la meta propuesta por la OMS para el 2020, que, en el año 2016, mediante la Declaración Política de la Asamblea General de las Naciones Unidas instó a los países a poner fin al Sida, comprometiéndolos a alcanzar los objetivos 90-90-90. Su propósito era, para fines de 2020, haber acercado las pruebas del VIH y el tratamiento a la gran mayoría de personas que viven con el virus, de tal manera de tener diagnósticas al 90% de las personas que viven con VIH, de ellas, al 90% en tratamiento antirretroviral y, así, lograr que el 90% de ellas alcanzara niveles indetectables del virus en su organismo.
Lamentablemente, esas metas no se han alcanzado por diferentes motivos y la pandemia de covid-19 solo ha venido a impactar aún más la respuesta al Sida y podría deteriorarla aún más.
El Día Mundial de la Lucha contra el Sida es el día en que el mundo entero se une en un esfuerzo común destinado a aumentar la conciencia sobre el VIH y expresar la solidaridad mundial con las personas que viven con él. Que esta conmemoración marque un antes y un después en nuestra forma de comprender y enfrentar al VIH, dando sentido al lema de este año: solidaridad mundial, responsabilidad compartida.
Teresa Bovet Bahamonde Jefa de Carrera Tecnología Médica Universidad Santo Tomás
Vacaciones tercera edad
Los viajes de turismo para las personas mayores en tiempos de crisis sanitaria son altamente inconvenientes, por cuanto constituyen un riesgo para quienes los hagan. Más preocupante aún es que sea la propia institucionalidad la que promueva dichos viajes, con el agravante de utilizar dineros públicos para tales efectos, recursos económicos que claramente podrían tener un mejor uso o destino en beneficio de los adultos mayores.
Juan Rosendo Pinilla Palma