Al proceso constitucional nos podemos aproximar de distintas maneras: desde el temor por la innegable incertidumbre que genera, o bien, desde la legítima mirada de cada sector. Así, por ejemplo, para los empresarios (de distintos sectores, tamaños y regiones) es central cómo quede expresada en la nueva Constitución la libertad de emprendimiento y de asociación, la propiedad privada, la responsabilidad fiscal, la autonomía del Banco Central y una descentralización coherente con nuestra condición de Estado unitario, entre otros pilares fundamentales.
Pero ¿cómo se aproximan los chilenos al proceso constitucional? Los primeros hallazgos de la iniciativa Tenemos que hablar de Chile nos dan ciertas luces. Si bien prevalecen estados de ánimo negativos sobre el presente -incertidumbre, inseguridad, miedo y malestar- al mismo tiempo se expresa esperanza hacia el futuro, especialmente anclada en las oportunidades de cambios que se abren con este proceso.
En Sofofa y 23 gremios de su red, queremos preservar y sumarnos a esa esperanza, junto con promover la necesaria responsabilidad de cara a las importantes expectativas que muchos tenemos sobre el rol de la Constitución como habilitante para una base digna y progresiva, según el nivel de desarrollo, de bienes sociales como educación, salud, pensiones, seguridad y espacios públicos. En cambio, nos alejamos de esas miradas maximalistas que, planteando consagrar en el papel un extenso listado de derechos sociales para que sean exigibles en los tribunales, soslayan las reales condiciones para hacer realidad esos derechos, como son la necesidad de modernizar nuestro Estado y recuperar el crecimiento económico, pilares fundamentales de toda política social que deben ser expresados en políticas públicas a ser acordadas en los espacios de nuestra democracia representativa y no judicializando la vida en sociedad.
Lo que nosotros proponemos es un proyecto país donde, a partir de esa base común de bienes públicos accesible para todos, lo que prevalezca sea la libertad para que las personas puedan desarrollar sus diversos proyectos de vida, a través de las oportunidades de empleo, emprendimiento o asociatividad generadas por un dinamismo económico resiliente y sustentable, que no es sino el resultado de la fuerza creadora e innovadora de empresas de distintos tamaños, regiones y sectores.
Creemos que el ciclo constitucional representa una oportunidad para repensar y "resetear" el engranaje del Estado y de la política, sus piezas o instituciones y, sobre todo, el cómo colaboran entre ellas para generar esa base progresiva de bienes sociales, sin ahogar la libertad necesaria para activar ese círculo virtuoso de crecimiento sostenible y capacidades de las personas para que desarrollen sus proyectos de vida en libertad.
Para lograr este delicado equilibrio, más que subsidiario, protagónico o solidario, creemos que esta época demanda un Estado Colaborativo, articulador y generador de condiciones para que se despliegue una Sociedad Participativa integrada por organizaciones de la sociedad civil, empresas y emprendimientos que coparticipan con el Estado, en igualdad de condiciones y de acuerdo con las reglas que este establece, en la provisión de bienes sociales.
Ambos sistemas (Estado Colaborativo y Sociedad Participativa) se sostienen en seis pilares que deben consagrarse de manera equilibrada en la nueva Constitución: libertad de emprendimiento, asociación y derecho de propiedad; Estado habilitador de una base común de bienes sociales y fiscalmente responsable; provisión mixta de bienes sociales y libertad de elección; Estado moderno, abierto, autónomo y descentralizado al servicio de los ciudadanos; libre competencia, transparencia y protección del usuario; y, finalmente, una política moderna, abierta, y al servicio del interés general. Nos comprometemos a generar espacios abiertos de participación y debate sobre estos pilares fundamentales, y a hacer nuestros aportes en estas áreas con el propósito de profundizar la esperanza de tener un Chile mejor.