Alerta por aumento en la deserción en kínder y pre-kínder durante pandemia
EDUCACIÓN. En los últimos dos años 86 alumnos de pre-kínder y 48 de kínder han dejado las clases en la Región de Ñuble. Educadoras cuentan las estrategias para mantener a los niños conectados y la importancia del rol de padres y madres.
E n la región de Ñuble, durante los últimos dos años, 86 niños y niñas han abandonado el sistema escolar en prekínder y 48 en kínder. Un aumento de deserción preocupante, ya que en el último nivel prebásico el número se duplicó pasando de 17 estudiantes que abandonaron en 2019 a 42 este año, según cifras del Ministerio de Educación.
Además de la deserción, existen otras problemáticas asociadas a la educación a distancia en el nivel de transición, como la mala conectividad a las clases, brechas en el aprendizaje de contenidos y falta de apoyo de los apoderados.
Al respecto, el seremi de Educación, Daniel San Martín, expresó que "la educación inicial es crucial para que los niños y niñas puedan acceder a una educación de calidad que favorezca su bienestar y desarrollo integral. Diversos estudios indican que el asistir al nivel de Educación Parvularia proporciona las bases cognitivas, emocionales y sociales que son fundamentales para el desarrollo futuro en las distintas etapas de la vida".
"Sin duda que la pandemia y la suspensión de clases presenciales ha afectado fuertemente a los más pequeños, quienes necesitan como parte de su desarrollo, la sociabilización con sus pares y el aprendizaje a través del juego y experiencias que son difíciles de concretar de manera remota", añadió el seremi.
Estrategias
Maryori Pérez, educadora de párvulos del colegio Darío Salas de Chillán Viejo, cuenta que el año pasado, el primero en pandemia, empezó enseñándoles a sus pequeños alumnos a usar el computador, encender el micrófono, pero, lo más importante, a conquistar e involucrar a los apoderados.
"Tengo que hacer clases más lúdicas y en movimiento para mantener la atención de los niños, pero es importante tener la sintonía de los apoderados ya que son ellos los que están en la casa apoyando", cuenta la Tía Mayo, como es conocida por sus alumnos.
En el caso de la inasistencia a clases, la educadora tiene la estrategia de grabar las clases y enviarlas vía WhatsApp para que niñas y niños no se atrasen en los contenidos. "Tenemos la situación de que los papás le dan preferencia a los hijos más grandes para utilizar el computador, por eso también tuve que cambiar mi horario de clases, a las 7 de la tarde tres veces a la semana. La acogida ha sido muy buena y de 20 alumnos en promedio tengo conectados a 19. Otra alternativa es que tenemos un plan C, donde entregamos, junto a la canasta de alimentos de Junaeb, un cuadernillo con actividades para aquellos niños que no se pueden conectar", detalló.
En el caso de la Tía Maryori, los apoderados que tenían la iniciativa de volver a las aulas se arrepintieron cuando aparecieron los primeros casos de Síndrome Inflamatorio Multisistémico (PIMS). "La mayoría de los papás que pedían la vuelta presencial es porque no tienen con quién dejar a los niños, pero ahora me dicen que por ningún motivo mientras no haya vacunación para ellos. Prefieren perder el año que a sus hijos", subrayó.
En la escuela Camilo Henríquez, ubicada en el sector El Emboque, en Chillán, la situación es distinta. Aunque tienen más experiencia en comparación al año pasado, siguen teniendo problemas como la mala conectividad y la falta de recursos tecnológicos para los estudiantes además de una baja de matrícula considerable, de 10 a 5 alumnos cuando las clases eran presenciales.
Así lo expone Erika Vergara, educadora de párvulos del establecimiento. "Como estamos en una zona rural, dentro de un medio urbano, entramos en estos conflictos para entregar una educación de calidad. Los aprendizajes se han visto mermados, aunque tratamos de usar todas las estrategias. Es un reto esto, una nueva forma de educar, tenemos que entregar los conocimientos a pesar de las trabas, con nuestros propios recursos y ser un apoyo para ellos en todo sentido".
Este año decidieron bajar las horas virtuales, trabajando con capsulas educativas y actividades para desarrollar en sus casas. "Por la mala conectividad tenemos que ir más lento, hay niños que no entienden y otros que no se pueden conectar porque los papás deben dar prioridad a los más grandes, se repite mucho la falta de dispositivos en las casas, en esos casos aplicamos el plan C, así todos los alumnos están de alguna forma recibiendo sus contenidos", aseguró.
"La educación inicial es crucial para que los niños y niñas puedan acceder a una educación de calidad que favorezca su bienestar y desarrollo".
Daniel San Martín, Seremi de Educación
"Por la mala conectividad tenemos que ir más lento, hay niños que no entienden y otros que no se pueden conectar porque los papás deben dar prioridad a los más grandes".
Erika Vergara, educadora de párvulos