M.L
Es de profesión ingeniero agrónomo, pero al escucharlo se puede deducir que su pasión es otra. Javier Del Río, un chillanejo de 32 años, se encuentra en plena labor de restauración de un vehículo con combi incluida, para iniciar una travesía con destino el Faro San Isidro, destino más conocido como el "Faro del fin del mundo".
Ya realizó un viaje en una combi desde Chillán hasta Río de Janeiro años atrás, y tras conocer la historia del puntarenense Marcelo Bahamondes, quien construyó un vehículo para viajar desde Punta Arenas a Alaska, decidió poner manos a las obras y comenzó a materializar su desafío.
"El auto tiene un techo rebajado porque el parabrisas mide una cuarta parte. El auto está tapizado en cuero, y tiene varios accesorios como "chiches" que lo hacen único, como sus calcomanías. En vez del típico extintor, lleva una botella de cerveza llena, y ahí la tengo en caso de emergencia porque afuera de la carrocería del auto tengo un destapador antiguo. Tiene un tremendo foco para cuando me ponen las luces altas que me molestan, y eso ilumina al de atrás. Tiene las ruedas desplazadas atrás, muy anchas, y adelante obviamente más delgadas y angostas. Tiene focos delanteros de citroneta, y focos traseros de moto. Los intermitentes son de moto, y los espejos son como llamas de moto. En febrero tuve que vender su motor para pagar mi título, y con eso hice la promesa de guardarlo y comprarle un motor nuevo, y en conjunto con eso, comenzó el viaje con el objetivo de llegar a Punta Arenas", señaló Javier Del Río.
El chillanejo cuenta un poco de su historia y el inicio del sueño comentando que "tengo 32 años, soy soltero sin hijos. Este sueño nace el año pasado, mirando a un amigo que fue de Punta Arenas a Alaska en un auto que él mismo hizo. Justo me regalaron esta combi que fui a buscar a San Pedro de la Paz, y ya con eso, corté la cabina, el frente, y la soldé. De ahí comenzó el sueño de hacerlo como casa rodante y que lo vaya tirando "Bubu", que es el nombre del auto por el tema de los dibujos animados del Oso Yogui. Así nació el proyecto de "Bubu" y su carro que se llama "Furiosa" por la película Mad Max y su protagonista. Esta combi se rescató y ahí empezó el sueño, la he ido arreglando para el largo viaje, son hartos kilómetros, a un recorrido que se hace a 70-80 kilómetros por hora como velocidad máxima, y aproximadamente 400 kilómetros en dos jornadas diarias, dependiendo del clima y las temperaturas para no forzar el motor, porque el carro es pesado. El motor que estoy haciendo para "Bubu" es nuevo, va a ser un motor 1,6 con encendido electrónico e ignición alemana, con un poco más de fuerza para soportar el viaje".
¿Por qué Punta Arenas? Del Río indica que "surge porque siempre quise ir a Ushuaia. Tuve una combi con la que viajé el 2006 de Chillán a Río de Janeiro. Dos meses y medio viajando, pasando por Buenos Aires, conociendo personas, hartas fotografías, hartas experiencias, y me llenó mucho el espíritu conocer otras culturas, otros idiomas y otros paisajes. Este viaje sale por que conozco a Marcelo Bahamondes, quien es de Punta Arenas y se hizo un auto con un carro, que es lo mismo que estoy haciendo yo. Es un tipo conocido a nivel mundial por viajar de Punta Arenas a Alaska en dos años y medio de ida y vuelta. Son autos que uno hace, que les entra aire, que les entra agua, donde se pasa frío, que no son cómodos, y son muy poco conocidos en la cultura chilena. Mi idea es conocer a Marcelo en Punta Arenas, me va a recibir allá, y de ahí pasar a Ushuaia, para llegar al Faro San Isidro, más conocido como el faro del fin del mundo".
Actualmente, Javier prepara los últimos detalles del viaje en el sector Reloca, donde reside. "Estoy al 90% de terminar el motor del auto nuevo. El carro combi está casi listo con los últimos detalles, y una vez listo tengo que sacar los papeles del carro para tener las patentes y estar al día. Con eso debería estar ok, hacer una prueba y la idea es cuando estar todo listo juntar más recursos por el viaje, y también ver el tema de la pandemia para viajar lo más tranquilo posible".
Sobre la preparación para este viaje, Del Río explica que "hay que tener las ganas. Varios me llaman, me escriben y me dicen lo mismo, que les gustaría viajar en sus vehículos antiguos, pero le tienen miedo a los problemas o a quedar botados. Es un viaje sin reloj ni calendario, no sé cuánto demore ni cuándo vuelva. Sé que voy a volver para contar la historia. Debo ver cómo avanza la pandemia y el tema de los recursos. Lo que más importa es tener las ganas, viajar tranquilo".