Cementerios operan con normalidad a pesar de los fallecidos por covid-19
CORONAVIRUS. Los diferentes recintos de la región descartaron problemas de ocupación, pese a que la cantidad de víctimas en Ñuble superaron a los del 2020.
"Desde inicio de mayo, han disminuido la cantidad de funerales" comentan desde el municipio de Chillán, frente a la consulta sobre el aumento de fallecidos por covid-19. Ayer, la región de Ñuble registró 521 pacientes que perdieron la vida por el coronavirus, desde que empezó la pandemia en marzo de 2020.
El año pasado, Ñuble notificó 214 decesos por covid-19. Durante los primeros cinco meses del 2021, la región contabilizo otros 287 fallecidos, lo que elevó la cifra a 521 muertos. Una estadística preocupante, considerando el proceso de vacunación que se lleva a cabo paralelamente. Sin embargo, desde los cementerios y funerarias locales, manifestaron que sus servicios están funcionando con normalidad y no han tenido problemas producto de la pandemia.
"Probablemente sea por efecto de vacunas, por tanto, el servicio no se encuentra exigido y eso permite una mejor y más tranquila forma de operar los funerales. La municipalidad hace un tiempo implementó una optimización del espacio del recinto, pero no han existido problemas de disponibilidad de espacio", comentaron desde la Municipalidad de Chillán.
Bajo esa misma línea, Marcelo Venegas, de la Funeraria Chillán, comentó que, en el último tiempo, no ha tenido servicios que tengan relación con el coronavirus. "La verdad es que no he atendido nada de covid, no he tenido servicios con la enfermedad. La enfermedad existe, pero no he atendido esos casos. He atendido a gente que ha fallecido por su enfermedad de base, accidente de tránsito, pero no sobre eso. En mi caso, los servicios funerarios han sido muy normales en cantidad, no han aumentado en absoluto", agregó.
Desde Yungay, la directora del Departamento del Cementerio Municipal de la comuna, Malena Ocampos, también manifestó que el camposanto local no ha sufrido inconvenientes por la pandemia, ni han tenido que ver sus espacios exigidos por algún aumento de fallecidos.
"Todo se está rigiendo por el protocolo de la Seremi de Salud Ñuble. En la comuna tenemos tres cementerios: Yungay, Campanario y Pangal del Laja. No hemos tenido ningún inconveniente. Ha sido lamentable lo que ha sucedido con la pandemia, pero, para nosotros, lo de fallecimiento por covid no ha sido mucho. Lo hemos sabido sobrellevar bien en cuanto a los terrenos que hay en los tres cementerios. No hemos tenido ningún problema", complementó.
AMPLIACIÓN EN COIHUECO
En octubre del año pasado, aprobaron 74 millones para el diseño del nuevo cementerio municipal de Coihueco, "Cementerio Comunal Parque del Coihue". El recinto espera estar disponible para el 2024 y estará ubicado a 2 kilómetros de la plaza de la comuna hacia el embalse. Si bien, la iniciativa surgió en tiempos pandémicos, no tiene relación directa con el covid-19.
"La necesidad que tuvo la comunidad respecto a este tema, tiene que ver la limitada capacidad que tiene el actual cementerio parroquial de Coihueco. Tiene una vida útil proyectada de unas dos décadas, siendo muy generoso (…) Pensamos en un predio que es muchísimo más grande, alrededor de siete hectáreas, en un lugar bastante accesible", declaró Russel Cabrera, administrador municipal de la comuna.
PROTOCOLOS
Desde la Seremi de Salud indicaron que los protocolos para los fallecimientos en contexto de pandemia se basan en el distanciamiento social, una correcta higiene y en un aforo máximo de 20 personas en la ceremonia y funeral.
"Sobre la cantidad de personas que ingresan a los cementerios, de acuerdo a los protocolos, es de 20 personas, ya sea por covid o no. Todos los funcionarios cumplen con los requerimientos en su equipamiento. En caso covid, todo viene sellado desde la funeraria", explicó Malena Ocampos, directora del Departamento del Cementerio de Yungay.
Una medida que ha evolucionado con el tiempo y que ha permitido a las familias despedirse de sus seres queridos. Nayaret Garrido, eso sí, no pudo contar con la misma oportunidad, puesto que su esposo falleció a principios de la pandemia, en abril del 2020, cuando no existían protocolos claros y definidos sobre los funerales.
"Yo vi a Daniel hasta que se fue al hospital, de ahí perdí todo contacto. No fui al cementerio y no vi nada de eso. Cuando pasó, era todo directo. La carroza pasó por fuera de la casa y se le hizo una breve ceremonia para que pudiéramos ver desde la casa. Ahora, vamos frecuentemente al cementerio, pero no es lo mismo. Queda la sensación de que falta cerrar un ciclo", contó Garrido.