Correo
Que la vestimenta no sea norma
A propósito de la elección del vicepresidente de la Convención Constitucional, el abogado Jaime Bassa, es difícil no recordar el episodio que se vivió el 2018 en la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, cuando algunos parlamentarios lo criticaron por su vestimenta y señalaron una "falta de respeto" por no presentarse con chaqueta y corbata a la sesión, hecho que abrió un debate sobre la relevancia de una tenida formal para trabajar. Para algunos la crítica fue insólita, para otros le daba poca credibilidad y seriedad a su trabajo.
Hoy con la llegada de la pandemia y el teletrabajo la reflexión toma un peso diferente. Un gran porcentaje de empresas tuvo que adaptarse al trabajo remoto y muchas llevan más de un año y medio en esta modalidad. Bajo este contexto y el hecho de ver a los colaboradores sentados sólo a través de una cámara, sin saber cómo están vestidos más allá de lo que se ve, hace surgir preguntas cómo ¿sigue siendo importante el código de vestimenta en el lugar de trabajo? ¿Hay una cohesión entre el desempeño laboral y el vestuario? La experiencia nos ha demostrado que, para el día a día y tras vivir dentro de la casa de gerentes, contadores y la mayoría de las líneas de una empresa, no es necesario un "dress code" como el que conocimos, solo se requiere ropa en buen estado que entregue un aspecto de limpieza y orden.
Mirando al futuro ¿El día en que estas empresas regresen de forma presencial, la ropa dejará de ser un tema importante para las jefaturas? ¿Cuál es el límite o estándar que deberían tener las entidades como reglamento de vestuario? Quizás son respuestas que aún no tenemos tan definidas, sin embargo, en lo que sí tenemos claridad, es que la productividad de un colaborador no será mejor o peor por andar con jeans, usar poleras, zapatillas o no ponerse una chaqueta con corbata, ya que incluso la comodidad -como así apeló hace 3 años atrás el abogado constitucionalista- puede ser un factor esencial para realizar un trabajo más eficiente.
Esta es una de las tantas dualidades que la pandemia y el mundo laboral nos ha hecho reflexionar, porque si bien es cierto el uso de un código de vestuario antes era normal en ciertas empresas, hoy con el argumento del teletrabajo podemos plantearnos si es realmente relevante y qué tanto complementa con las funciones que un colaborador debe tener a la hora de trabajar.
María Jesús García- Huidobro gerente de marketing de Laborum
Mesa técnica
Luego de que el Ejecutivo anunciara un fondo de salud extraordinario por 2 mil millones de dólares para hacer frente a la pandemia, representantes de la academia, sociedades científicas y colegios de profesionales, fuimos convocados por la Cámara de Diputadas y Diputados para conformar una mesa técnica intersectorial para elaborar una propuesta común para destinar los recursos.
La ocasión logró un hito histórico en aspectos participativos, de coordinación y tiempos de respuesta de más de 250 expertos de todo el país, los que durante dos semanas trabajamos arduamente en cinco ejes: control de pandemia, salud mental, rehabilitación, reducción de listas de espera y fortalecimiento del servicio de salud y hospital digital. La labor se tradujo en un documento de 300 hojas con propuestas para el Gobierno, desde metodologías a estimación presupuestaria.
Marcela Varas, UDLA
Empleo y crecimiento
Empleo y crecimiento económico van de la mano, y en Chile es un tema tocado con mucha frecuencia a partir de diversas cifras, como las extremadamente alentadoras provenientes del Banco Mundial, que proyectan una expansión de nuestra economía superior al 6% para este año[i], y otras, como las de la Universidad Católica, que muestran un estancamiento del empleo y llaman a la cautela. También es considerable que un 40% de los nuevos puestos de trabajo generados en los últimos años provienen desde sectores altamente digitalizados.
Pero más allá de los datos duros es igualmente importante tomar en cuenta la percepción que tiene uno de los motores más importantes de la economía, y más en una situación como por la que atravesamos actualmente: los colaboradores.
Y en este sentido los números son igualmente dispares. Según un sondeo, el 45% de las personas se mostró más optimista en cuanto al mercado laboral respecto del año pasado, mientras que un igualmente considerable 35% afirmó lo contrario.
La incertidumbre es un elemento con el que hay que aprender a convivir en esta nueva realidad y si bien sacar esto adelante depende del grado de compromiso que cada persona tenga con su lugar de trabajo, una señal igual de potente debe venir por parte de las empresas, generando entornos laborales flexibles que apunten no solo a lograr mejores condiciones en lo monetario, sino que también al denominado "salario emocional".
Jaime Arrieta
CEO de BUK