Hipoacusias leves y mascarillas
Desde marzo del año 2020 nuestro contexto familiar, social y laboral se ha visto afectado en distintos grados producto de la pandemia que estamos atravesando a nivel mundial. Nuestro estilo de vida ha tenido que ir acomodándose a una rutina que incorpora conceptos como distancia social, uso de mascarilla de manera frecuente, entre otros.
Producto de estas medidas de prevención asociadas a disminuir los casos activos del virus y tratar de cuidar lo máximo posible a la población, las personas con hipoacusia han visto como se ha afectado considerablemente la capacidad de comunicarse, en gran parte por no tener apoyo labial a la hora de entablar una conversación.
En la clínica, se ha visto un aumento categórico de personas que consultan por problemas de audición, los cuales se han hecho más evidentes desde que comenzó la pandemia. Luego de asistir a la consulta con el médico otorrinolaringólogo y la posterior realización de exámenes para la confirmación diagnóstica, hemos podido observar un incremento de consulta en aquellos pacientes cuya perdida de audición se encuentra dentro del grado leve.
Pese a que pueden realizar sus actividades y no perciben mayores problemas desde el punto de vista comunicativo, los pacientes con hipoacusia leve han evidenciado mayores problemas a la hora de comprender lo que escuchan, afectando directamente su rol social en esta pandemia.
Sin embargo ¿Cuál es el principal problema causado por el uso de mascarilla para las personas hipoacúsicas?
Un reporte realizado el 2020 y publicado el 2021 en la revista de la sociedad europea de laringología, hace referencia a que el uso de protectores faciales de manera independiente (mascarilla) o combinada (mascarilla + escudo facial) afectaría considerablemente la inteligibilidad del habla, al mismo tiempo la distancia social podría repercutir de manera negativa en la relación seña/ruido de hasta 6 dB en los ambientes en donde se puede desarrollar una situación comunicativa.
Matías Rubio Hidalgo, UNAB
Participación y Derechos de niños y adolescentes
La Defensoría de la Niñez ha hecho un llamado abierto a respetar los derechos de participación de niños y adolescentes. En este sentido, se está proponiendo rebajar la edad mínima de intervención en el plebiscito de salida de la nueva Constitución. Más allá del derecho a voto, lo que se plantea es que las infancias y adolescencias sean oídas y efectivamente participen en la esfera pública.
Institucionalizar esta colaboración, no solo permitirá recoger de mejor manera las inquietudes de este grupo social, sino que también democratizar el espacio de ciudadanía más allá de la instancia de sufragio.
La intervención de este sector es un deber democrático y, por lo demás, un derecho consagrado en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que señala que las infancias pueden expresar su opinión en todos los asuntos que les afecten y esta opinión debe ser debidamente tomada en cuenta.
De esta forma y a modo de conclusión, se hace fundamental que las ideas y propuestas de niños y adolescentes sean consideradas para la configuración del país, sobre todo si buscamos poner en concreto el discurso de diversidad e inclusión que hoy comienza a gestarse.
Priscilla Brevis , académica Escuela de Derecho , UDLA
Más mujeres en los directorios
En Chile, solo un 9,4% en los directorios de las empresas IPSA está integrado por mujeres, existiendo un gran desafío país por encontrar los mecanismos que logren acortar esta brecha.
En este desafío, las compañías tienen una gran responsabilidad y la invitación es a considerar estas variables, colocándolas al centro del desarrollo y de toma de decisiones de puestos de liderazgo. ¿Están las organizaciones mirando realmente estas variables como aspectos fundamentales de un buen liderazgo? ¿Están promoviendo e impulsando el desarrollo de mujeres con estas características?
Para nosotras las mujeres el desafío es potenciar nuestra visión de futuro, la única dimensión que se observa menoscabada respecto de los hombres, pero no porque no tengamos claridad sobre los temas de futuro, sino por tender a ser menos explícitas en nuestras ambiciones. Qué queremos, en qué lugar esperamos estar, dónde nos interesa participar en función de nuestros talentos e intereses y explicar con claridad es fundamental para ampliar los espacios de participación. Si no nos ha llegado la invitación que esperamos, tenemos que movilizarnos para decir, comunicar y expresar con convicción que queremos ser invitadas.
Comunicar apropiadamente las propias fortalezas y proyecciones puede ayudar a superar los obstáculos que deben sortear muchas mujeres y hacer que ese talento no pase desapercibido para avanzar a roles en la alta dirección. Con eso, lograremos tarde o temprano, fomentar la creación de un ecosistema de talentos femeninos en desarrollo en las empresas, lo que a la larga beneficiará al país.
Carolina Altschwager, egresada programa BOW, Mujeres Empresarias