Falta de calle
Probablemente a muchos parlamentarios, políticos y líderes de opinión, les parecerá una obviedad abordar el tema de la asistencia de los niños al kínder y también intrascendente si este es o no obligatorio. Si no, me cuesta entender el rechazo al proyecto de ley votado el martes.
Efectivamente, los estratos más educados y con mayores ingresos no se pierden respecto de la importancia de esta etapa educativa: sus hijos y nietos lo más probable es que estén asistiendo a la educación pre-escolar.
El problema no está allí. Está en las poblaciones, en el campo, en las familias más pobres de Chile. En el percentil 25, por ejemplo, solo un 50% envía a sus niños al colegio. Y, según la encuesta Casen, el 73% de quienes no llevan a sus niños al jardín infantil considera que no es necesario porque "los cuidan mejor en casa". Esto, pese a que la cobertura llega al 97%.
Entonces, hay un tema cultural, educativo e, incluso, una tremenda desazón en los hogares de los niños más vulnerables que los deja fuera de la educación inicial, precisamente en una etapa sustantiva para su futuro.
Por ello, el rechazo al kínder obligatorio no es una derrota política ni un golpe "al lucro". Es una herida enorme al corazón de niños y mujeres más vulnerables. Así lo entendemos quienes día a día estamos en las calles y en las comunas más desposeídas de Chile intentando frenar la llamada "condena de cuna", trabajo que hoy retrocede con la lamentable decisión de nuestros parlamentarios.
Anne Traub, directora de Fundación Niños Primero (FNP) y Círculo Mujeres Power
Pandemia
Luego de más de 500 días, finalmente este jueves se acabó el Estado Excepción, se levantó el toque de queda y se acabaron las cuarentenas. Sin duda este es un buen momento de la pandemia, principalmente debido al éxito del plan de vacunación. Las cifras no mienten, Chile hoy es líder mundial en tasa de vacunación per cápita, ubicado en el quinto lugar, con más del 78% de la población inmunizada con, a lo menos, una dosis. Además, el país es el segundo a nivel mundial en aplicación de la tercera dosis.
Esto nos pone en un muy buen escenario para el "retorno a la normalidad", aunque más que hablar de un retorno a la normalidad, debemos comenzar a asumir que nunca habrá una normalidad como la que había antes, si no que entraremos en un escenario COVID post-vacuna, donde gracias a estas biotecnologías hemos logrado salir de lo peor de la pandemia, volver a retomar nuestras actividades y salvar incontables vidas.
¿Y ahora, qué viene hacia el futuro? Debemos mantener los cuidados a los cuales ya estamos acostumbrados (mascarillas en espacios cerrados y lavados de manos) y muy importante, a testearnos de forma frecuente y preventiva, tanto para viajar, trabajar e incluso para ir a la universidad o colegio. Hoy en Chile se realizan entre 40.000 y 70.000 exámenes PCR por día y esperemos que este testeo de rutina se mantenga en esta nueva realidad. Gracias al diagnóstico certero de los PCRs, junto con la protección de las vacunas, hemos logrado controlar y salir adelante con la pandemia.
Ignacio Muñoz
Buena fe
Uno de los principios esenciales del Derecho es el de buena fe, que opera como directriz y límite a la actuación de todos quienes llevan a cabo actuaciones con trascendencia jurídica. Supone una salvaguarda de la confianza y de las legítimas expectativas, y sus efectos se irradian no solo al ámbito de las relaciones entre sujetos privados, sino que también a la actividad de todos los órganos del Estado. Entre éstos se cuenta obviamente la Convención Constitucional, encargada de redactar ni más ni menos que la norma jurídica más relevante del país, la Constitución.
Como se sabe, este órgano surgió en virtud de un acuerdo suscrito por la mayor parte de las fuerzas políticas democráticas, y está regulado por el Capítulo XV de la actual Constitución. Los preceptos de este Capítulo establecieron la forma en que debía generarse la Convención, su composición, y las reglas y límites a los que debe ceñirse con el objeto de cumplir con el único y preciso fin para el que fue creada: redactar un proyecto de nueva Constitución.
Los ciudadanos elegimos a los miembros de la Convención para que nos propongan un nuevo texto constitucional conforme a aquellas reglas y límites. Por ende, la buena fe exige que la Convención respete el quórum de aprobación de normas de 2/3; la prohibición de intervenir o ejercer funciones o atribuciones de otros órganos o autoridades; la prohibición de atribuirse la soberanía, y el deber de que el texto que elabore respete el carácter de República del Estado de Chile, su régimen democrático, las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas y los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.
José Ignacio Martínez Estay, Observatorio Constitucional de la Universidad de los Andes