Correo
Parisi, ¿la gran sorpresa?
El nacimiento de una ciudad marca de por si su historia. Su manera de distribuir los primeros cimientos determinará la forma en que esta se desarrollará a futuro.
Existen algunas que fueron pensadas para caminarlas, otras, más nuevas, para utilizar automóviles, pero independiente de cuál fue su pasado, siempre tienen la posibilidad de tornarse pedaleables. Salvo pequeñas excepciones, no hay un impedimento tan grande que no permita favorecer e impulsar el uso de la bicicleta.
Para eso, además de haber un cambio de hábito en la población, existen medidas que pueden tomar los gobiernos que permitan esta transformación. Basado en la experiencia de ciudades que llevan la delantera en este tema, como Ámsterdam, Copenhague o París, podemos observar que todas ellas comparten algunas medidas, entre ellas reducir la velocidad de tránsito del automóvil por las calles urbanas, una inversión importante en ciclovías y la restricción de zonas en donde pueden andar autos.
Es fundamental planificar ciudades pensadas en las personas y se ha trabajado en una integración modal, como el caso de las bicicletas compartidas, que les permite a las personas conectar con otros medios de transportes y así poder recorrer mayores extensiones sin necesidad de un auto.
Sin embargo, un sistema así requiere planificación. Por ejemplo, cada estación de bicicletas se determina su lugar dependiendo de la infraestructura, es decir lugares cercas de ciclovías, calles de velocidad reducida y zonas de poca pendiente. Además, de estar cerca de puntos de comercio, trabajos, estudios, recreación, etc. y que estos sitios no estén a más de 5 minutos caminando de la estación.
Junto con eso, la construcción de ciclovías ha tenido un gran crecimiento y la motivación de los habitantes a buscar alternativas sustentables, son factores fundamentales para lograr que una ciudad permita movilidad más ecológica.
Renata Rabello, gerenta de planificación urbana Tembici
El Parlamento: la otra elección
Acabamos de enfrentamos a un nuevo proceso electoral y aunque las miradas y debates se han concentrado casi exclusivamente en las presidenciales, esto no es lo único que se definió este domingo.
Evidentemente quién sea él o la presidenta de Chile por los próximos cuatro años, es un tema de gran relevancia, pero un gobierno no se sostiene por si solo y requiere de otros poderes para avanzar en sus propuestas. Siendo así, la elección de senadores y diputados es extremadamente clave. Será en el Congreso donde se discutan leyes como la reforma de pensiones, plan único de salud, acceso a una educación de calidad, matrimonio igualitario, entre muchas otras leyes, las que requieren de un Congreso competente, alejado del populismo imperante que evalúe y despache dichos cambios.
El Parlamento es quien finalmente decide si dichas reformas legales avanzan o no. En ese sentido, no son pocas los proyectos aún pendientes en el Congreso, por nombrar algunas está el tema del cuarto retiro, Ley de Fármacos, 40 horas laborales, entre varios otros proyectos que aún se discuten en ambas cámaras.
Un gobierno por sí solo no puede avanzar -salvo que sea una dictadura-, si no cuenta con un Congreso que apoye dichas iniciativas y, por lo mismo, se hace extremadamente relevante, quienes sean las y los electos como senadores y diputados este domingo. En un desafío como el que vivimos actualmente, será nuestro Parlamento el contrapeso a todas aquellas propuestas que muchas veces se alejan de los principios democráticos que nos inspiran; son ambas cámaras las que, por medio de acuerdos, logren consensuar aquello que todos esperamos sea lo mejor para Chile.
En la elección de este domingo, se jugó mucho más que sólo quien liderará el país por los próximos años, se votó también por quiénes harán que los cambios propuestos puedan realmente transformar Chile, y eso sólo es posible en la medida que nuestros representantes en el Congreso, cuenten con las competencias y compromiso con la función que se les está encomendando.
Felipe Vergara , U. Andrés Bello
Autos nuevos y logística
Chile superó a Argentina en venta de autos nuevos y se convirtió en el segundo mayor mercado de Sudamérica. Este inédito logro se consiguió tras un octubre histórico en que se vendieron 38.551 vehículos nuevos, un 6,4% más en comparación con el mismo mes de 2020. Este desempeño se debe en parte a la persistente situación de demanda retenida -que se viene dando durante el año- que salió a buscar opciones a un mercado en reactivación (producto de los retiros y abonos del estado) y en medio de un proceso de vacunación ágil.
Pero no hubiera sido posible responder a la intensidad de la demanda automotriz -que vemos garantizada por los próximos 4 meses- si el sistema logístico chileno no se hubiera aventurado a buscar puertos alternativos para diversificar los puntos de descarga de automóviles, que sabemos tienen requerimientos muy específicos. Esto ocurrió con puertos como San Vicente y Lirquén (VIII Región), que este año recibieron un volumen histórico de vehículos nuevos.
De este modo, los más de 6.430 km de costa que tiene Chile son una fortaleza para la economía nacional, longitud geográfica que potencia la diversidad portuaria de Chile y facilita -hasta el momento- responder de forma rápida al ritmo que requiere nuestra economía para mantener su crecimiento. .
Pablo Didyk, gerente automotriz Salfa