Correo
Incautación de drogas
En la actualidad, la digitalización no es una opción, sino más bien una necesidad. Esto corre también para el Estado, que paulatinamente ha venido sumándose a esta tendencia, a través de una profunda modernización de una serie de procesos que al día de hoy se estaban realizando de la misma manera que hace 100 años atrás. La migración de buena parte de sus servicios a canales virtuales impacta positivamente en el ciudadano, y por ende, el bienestar de la sociedad.
Al ver las cifras el panorama es alentador. En enero de 2019, el Instructivo Presidencial de Transformación Digital del Estado, fijó alcanzar un 80% de tra´mites en línea al 31 de diciembre de 2021 y un 100% al 31 de diciembre de 2023. En julio pasado, ya existían 2.392 de 3.431 trámites digitalizados, es decir, el 70% de estos. Además, las peticiones informadas en el Registro Nacional de Trámites (RNT) a diciembre de 2020, muestra que el 89,9% de estos se hizo por el canal digital.
Esta transformación digital, es un concepto bastante popular hoy en día, pero en el contexto de la Administración del Estado, tiene que entenderse como un cambio en los diferentes procesos que puede tener una empresa u organización, también supone un cambio en el modelo organizacional lo que impacta en el beneficio del ciudadano, y, por ende, el bienestar de la sociedad.
Es por esto que es clave entender que no solamente se necesita el uso de nuevas tecnologías al interior de diversos procesos de los servicios públicos, sino que, además, requiere de un dominio digital de toda la población, incluyendo a adultos mayores, personas con escolaridad incompleta, residentes de zonas rurales u otros actores.
Confiamos en que la digitalización de los procedimientos públicos otorgará a los ciudadanos mayor certeza, transparencia, seguridad y velocidad en la entrega de servicios, pero que sin duda requiere del aporte, compromiso de las personas para que se pueda considerar una reforma exitosa.
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Ignacio González, gerente comercial de Rex+
Ómicron
El descubrimiento de una variante de "alta preocupación", Ómicron (B.1.1.529), en el sur de África marcó un día negro en los mercados financieros.
Hace unos meses, la variante Delta (B.1.167.2), también de "preocupación", llegó a Chile y dado nuestro avanzado proceso de vacunación, se volvió en la cepa dominante silenciosa y progresivamente.
¿Qué es lo que sabemos sobre Ómicron? La evidencia preliminar apunta de que esta cepa posee un riesgo significativo de reinfección. Fue identificada por primera vez en Botswana y alarmó a las autoridades sanitarias debido a su aparente habilidad para evadir las vacunas existentes y ser más contagiosa que la ya virulenta variante Delta. Ómicron ya fue detectada en Hong Kong, Bélgica e Israel.
La Unión Europea, Inglaterra, Estados Unidos e Israel impusieron restricciones de viaje para personas del sur de África, dado que Ómicron posee el potencial para desatar nuevas olas de contagios, según señaló Financial Times. Con todo, es necesario insistir en que las campañas de vacunación ayudan a reducir las mutaciones. Los investigadores de Moderna, Johnson & Johnson, AstraZeneca y BioNTech ya están en la carrera para probar la efectividad de las vacunas existentes contra Ómicron y debiésemos esperar importantes resultados durante estas próximas semanas. De momento, y como atestiguó el impacto en los mercados, la recuperación global sigue siendo frágil.
Camilo Barría-Rodríguez
El Chile que necesitamos en materia de Salud
El país vive un momento histórico de profundas transformaciones sociales. Luego de que a la protesta social de fines del 2019 le sucedió la mayor crisis sanitaria que ha vivido el mundo en un siglo. Por delante, tenemos un Chile cansado, enfermo de tanto esperar y dispuesto a exigir lo que considera justo; no la tendremos fácil.
Según la Subsecretaría de Redes Asistenciales, a junio de este año, las garantías GES atrasadas superaban las 40 mil, mientras que la lista de espera no GES contenía más de 1,6 millones de pacientes. Factores de riesgo como la obesidad, tabaquismo, consumo de alcohol y sedentarismo han experimentado alzas cuyo impacto aún no dimensionamos. Enfermedades que dependen de la pesquisa activa como VIH y tuberculosis, se mantienen silentes hasta que nos atrevamos a mirar cuánto han penetrado en la población, y las muertes por enfermedades cardiovasculares y neoplasias, serán el costo de no intervenir a tiempo.
¿Será capaz nuestro actual sistema de salud de hacerse cargo de estos pacientes? Probablemente no. Ante ello, quien aspire al sillón presidencial deberá definir propuestas programáticas concretas y efectivas, para abordar esta compleja situación.
Hoy más que nunca el acceso universal, oportuno y de calidad a la atención de salud es un asunto de legitimidad y equidad.
Seamos un votante activo, leamos las propuestas que los candidatos tienen en materia de salud y apoye a quien le parezca que aborde todas las complejidades del problema sanitario y proyecte el Chile que queremos y necesitamos.
Claudio Olmos G. , U. Andrés Bello