El desconocido aporte del Lacrim de Chillán en casos de homicidios
POLICIAL. Su labor ha sido clave para poder establecer la identidad de las víctimas de casos de alto impacto.
Durante este 2021, la sección de huellografía del Laboratorio de Criminalística Regional Chillán, de la Policía de Investigaciones (PDI), ha tenido 221 concurrencias; no obstante, la del 3 de agosto se transformó en una de las emblemáticas de su historia, cuando fue hallado un cuerpo descuartizado en la ribera sur del río Perquilauquén, comuna de Ñiquén.
El jefe del Lacrim Chillán, subprefecto Christian Rodríguez, señala que desde 2008, cuando se creó este Laboratorio (que en ese entonces tenía solo tres secciones, y seis funcionarios), el caso del dentista cubano Reinier Sánchez (32), que vivía en Lampa y fue hallado descuartizado en esta jurisdicción, "es uno de los casos más complejos que hemos investigado como institución".
En efecto, el 9 de septiembre, la Brigada de Homicidios de Chillán detuvo en la Región Metropolitana a dos imputados por este crimen: Rolando Villagrán (55), y Clara González (39), "y como en toda investigación de estas características, lo más importante para comenzar a buscar responsabilidades era, primero, identificar el cuerpo, y nosotros pudimos hacerlo en pocos días", dice el subprefecto Rodríguez.
Caso reinier
El jefe del Lacrim local dice que enfrentaron varias complejidades para identificar a Reinier Sánchez. "Cuando se encontraron los restos, se trataba de un cuerpo que estaba sumergido en el agua, y ya llevaba varios días. Por ende, el tiempo que había pasado desde su muerte dificultó más aún su identificación. Además, no había registros de presuntas desgracias en la zona".
Desde la PDI, el subprefecto Rodríguez manifiesta que "cuando se trata de una persona extranjera, es complejo porque nosotros trabajamos con la base de datos del Registro Civil, entonces tenemos una población flotante de turistas o residentes con situación irregular. Por eso, al no tener registro de su cédula, no tenemos cómo buscarlos o cotejar un registro".
Para ese entonces, la Fiscalía instruyó que el Servicio Médico Legal (SML) se hiciera cargo de la identificación utilizando el ADN. No obstante, la sección huellografía del Lacrim también trabajó en el proceso de identificación, lo que finalmente tuvo éxito, y en poco tiempo.
"La manera científica más eficiente es identificar a una persona a través de la huella, y en este caso encontramos que las falanges estaban cercenadas, pero había tres de ellas que se podían rescatar. Ese trabajo, que realizó el subcomisario Américo Lagos, implicó recuperar e imprimir la huella, pese a que era difícil por el tiempo transcurrido en medio del agua, las piedras y la tierra. Eso se envió al Registro Civil, que nos permitió tener candidatos, para que nuestro oficial perito hiciera con la lupa el descarte, verificando que los puntos característicos de la huella que se levantó, correspondía a la de este ciudadano de origen cubano", destaca el oficial de la PDI.
Con la certeza jurídica que entrega el Laboratorio de Criminalística, además, se han podido resolver de manera más eficiente otros casos. Uno de los emblemáticos también fue el femicidio de Carolina Fuentes, en octubre de 2020. En ese entonces, apareció su cuerpo en el río Ñuble en un estado avanzado de descomposición, y la PDI aceleró el proceso judicial al determinar la identidad del cuerpo, derivando posteriormente en la detención del responsable: Ricardo Neira, quien se mantiene en prisión preventiva a la espera del juicio.
Actualmente el Lacrim Chillán tiene 14 funcionarios, y cuenta con dos secciones adicionales respecto a su inicio: Infoingeniería (pueden analizar dispositivos de almacenamiento digital) y Contabilidad (peritajes a estados de cuenta de diversos organismos y personas), siendo estos aportes un soporte trascendental en diversas investigaciones.