Época de endeudamiento
Las fiestas de fin de año suelen ser un período en que aumenta la deuda de las familias. En estos tiempos, vale la pena actuar con moderación. La responsabilidad es lo que debe primar en la decisión de consumo de las familias, además de examinar las vías de financiamiento.
Tradicionalmente, en el período previo a Navidad y Año Nuevo crece el endeudamiento de las familias que buscan recursos para financiar las celebraciones o salir de vacaciones. Las personas tratan de obtener dinero, ya sea girando algunos ahorros -si es que los hay-, recurriendo a los créditos de consumo o a los avances que obtienen en financieras y multitiendas. De no haber una adecuada planificación de la deuda, se podría afectar seriamente el presupuesto de los hogares. Hay que considerar que la pandemia acentuó el desempleo, a la vez que la economía sufrió un fuerte retroceso, que sólo se comenzó a recuperar desde mediados de este año. Así, lo más importante por estos días es mantener la prudencia financiera.
Desde hace tiempo se ha generado en Chile un debate acerca del sobreendeudamiento de las personas, considerando que se toman decisiones apresuradas que desembocan en trastornos económicos, financieros y dramas familiares. Las opciones para acceder a fuentes de financiamiento son muchas, desde préstamos de consumo, tarjetas de crédito que ofrecen un amplio sistema de cuotas para la compra de bienes, aunque con elevados intereses, hasta los recurrentes avances de dinero que entregan supermercados, financieras y multitiendas. Todos tienen una variedad de tasas de interés, de acuerdo con los plazos y el nivel de riesgo.
Los expertos señalan que es necesario que las familias se pregunten si es estrictamente necesaria la compra que se quiere hacer por la vía del endeudamiento y si tienen la liquidez para pagar por varios meses las cuotas que demandará esta operación. Las tarjetas de crédito ofrecen un amplio sistema de cuotas, pero también los intereses terminan asfixiando a muchas familias. Entonces, se sugiere hacer un balance entre lo que se tiene disponible y lo que se piensa invertir, considerar los ingresos por remuneraciones y otros conceptos y los gastos fijos en dividendo o arriendo, alimentación, colegios, y cuotas de créditos. De esa manera se sabrá de cuánto dispone y cuánto se podrá destinar a gastos.
No se trata de renunciar a un sistema que ha permitido a las familias acceder a nuevos bienes, tecnologías y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, es importante asumirlo con responsabilidad.