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Servicios Básicos: Gobierno rechaza seguir extendiendo prohibición de corte

DEUDORES MOROSOS. El ministro de Economía, Lucas Palacios, se manifestó en contra de nuevas prórrogas por ley y pidió "transitar a la normalidad".
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Redacción

El gobierno reiteró su rechazo a la idea de prorrogar por tercera vez la vigencia de la Ley de Servicios Básicos, que impide a las empresas cortar el suministro de luz, agua o gas a los clientes morosos.

La norma surgió en 2020 en medio de la pandemia a partir de varios proyectos de diputados y senadores que apuntaban en la misma línea. Inicialmente contaba con el respaldo del Ejecutivo y en su última modificación se estableció la prohibición de corte hasta el 31 de diciembre de este año.

El ministro de Economía, Lucas Palacios, se manifestó contrario a una nueva extensión del plazo, idea que ya se discute en la Cámara de Diputados. La semana pasada la Sala aprobó en general un proyecto que posterga en un año dicho vencimiento (ver recuadro).

"Ya no estamos en la mitad de la pandemia, así como estábamos el año pasado. Se han habilitado los sistemas de apoyo, las herramientas de apoyo por parte del Estado, y ahora tenemos que ir transitando hacia un nivel de normalidad", aseguró Palacios en radio ADN.

La idea cobró fuerza este lunes luego que algunas empresas decidieran ampliar en 30 días, hasta el 31 de enero, el periodo en que no se podrá suspender el suministro. Así lo anunció Empresas Eléctricas A.G., gremio que agrupa a las distribuidoras de electricidad y la Asociación de Empresas Sanitarias.

"Es muy malo cuando elementos o políticas que son de emergencia se quedan pegadas para siempre, porque finalmente los ciudadanos son los que salen más perjudicados", dijo y agregó que "hay que compensar los distintos objetivos y uno de los objetivos también es hacer que las compañías sean viables y para eso necesitan que se vayan pagando las cuentas".

Según explicó Lucas Palacios, la apuesta del gobierno es lograr la aprobación de otro proyecto de ley que aún no ingresa al Congreso y que propone una fórmula tripartita para saldar las deudas morosas.

"Lo que busca es que esa deuda se cancele con un periodo de tiempo suficiente, 48 meses, que permite hacer el empalme con un pago permanente de las cuentas de los servicios básicos y de esa forma se viabilizarían estas empresas", dijo.

De este modo, las deudas serían prorrateadas en dicho lapso de tiempo, en el que los pagos serán cubiertos por los particulares, el Estado y las mismas empresas, incluyendo además un subsidio para los sectores más vulnerables.

Los sucesivos intentos por evitar los cortes de suministro

La Ley de Servicios Básicos, de agosto de 2020, establecía la prohibición del corte de servicios básicos por 90 días. En enero de 2021 el plazo se extendió en 180 días más. En mayo pasado el periodo volvió a extenderse hasta el 31 de diciembre próximo. El 22 de diciembre la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de diputados de centro izquierda para que la norma sea prorrogada en un año. La iniciativa, además, propone ampliar el universo de beneficiarios, del 80 al 100% de la población de menos ingresos.

Nuevo ataque a Gendarmería: lanzan bombas molotov a centro de reinserción

RECOLETA. Segundo en 48 horas. Se suma a bomba que explotó en edificio central.
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Un nuevo ataque a dependencias de Gendarmería se registró durante la tarde de ayer. Esta vez, un hombre lanzó dos bombas molotov al interior un Centro de Reinserción Social (CRS) que se encuentra en la comuna de Recoleta, desde la reja del mismo.

El hecho ocurrió a solo un día del atentado que afectó a la Dirección Nacional de la institución uniformada, ubicada en la intersección de las calles Rosas y Teatinos, en la capital.

Según los registros de cámaras de seguridad, cerca de las 13:00 horas de ayer un sujeto encendió los dos elementos incendiarios frente a los transeúntes que caminaban por el lugar, en Recoleta.

El primer artefacto explosivo cayó al suelo el segundo impactó en medio de dos automóviles estacionados en el sector, los que sufrieron daños.

Tercera bomba

El director regional metropolitano de Gendarmería, Álvaro Rivera, señaló que "un sujeto cuya identidad se desconoce, se aproxima a este Centro de Reinserción Social y procede a lanzar al interior del establecimiento dos elementos explosivos incendiarios, que estallan y generan daños menores a uno de los vehículos particulares que se encontraban en el lugar".

Gendarmería informó que "se actuó con equipos contra incendios y se utilizó un extintor para apagar el fuego", y añadió que en este centro se trabaja con "personas condenadas a penas sustitutivas a la reclusión".

Aunque no hubo lesionados, Carabineros informó que ayer, a la misma hora, otro sujeto arrojó una tercera bomba molotov sobre una banca ubicada en Agustinas con Teatinos. La persona fue detenida y no se descarta que entre los dos hechos exista vinculación.

Cabe recordar que un supuesto grupo anarquista, autoidentificado como "La Negra Venganza", se atribuyó la explosión que afectó la madrugada del lunes a la Dirección de Gendarmería.

Carlos Peña

Las dimensiones de Boric

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Si bien la existencia de dos trayectorias en una misma vida es habitual en la historia de las ideas (es cosa de recordar a Wittgenstein quien escribió un libro con el que cambió la filosofía a comienzos del siglo XX, pero dejó otro póstumo donde declaraba que el autor de ese primer libro se había equivocado) ello, a pesar de las apariencias, no ocurre en la política.

Para saber por qué hay que atender a las dimensiones que constituyen al político.

Hay, en el político, desde luego, una dimensión relativa a su personalidad. En el caso del presidente Boric se trata del carisma, esa particular condición que, según Max Weber, permitía caracterizar uno de los mecanismos mediante el cual la voluntad del político logra imponerse. Boric es un político carismático, que, en eso, se parece más a Bachelet que a Lagos. Tiene la rara capacidad de empatizar con las audiencias y establecer con ellas eso que los teóricos de la comunicación (Thompson entre ellos) han llamado "intimidad a distancia".

Junto a la anterior, el político de veras (como cosa distinta del oportunista, o el ganapán, que también los hay) tiene convicciones de largo plazo, abriga una cierta idea acerca de lo que pudiéramos llamar el horizonte histórico que lo inspira. En el caso del presidente electo ese horizonte histórico se compone de una cierta imagen acerca del mejor de los mundos posibles a cuya consecución su quehacer tiende. Y ese mundo (¿será necesario subrayarlo?) no es el capitalismo en ninguna de sus versiones.

Y, en fin, existe una tercera dimensión del político que es su sentido de realidad. El político de veras (es decir, el político que aspira a modificar la realidad y no que no solo predica cómo debe ser ella, en cuyo caso se confundiría con el religioso) sabe, o sospecha, o intuye, o se entera en algún momento, que su quehacer se desenvolverá en un entorno de restricciones constituido por la inevitable escasez y por la voluntad ajena, especialmente la voluntad de aquellos que se le oponen. Desde este punto de vista, cualquier político sabe aquello que, con la sencilla elocuencia que lo caracterizaba, solía decir el presidente Aylwin: se hace lo que se puede dentro de lo que se quiere o, para citar su frase mil veces malentendida, incluso por el propio Boric, se debe hacer justicia, pero "en la medida de lo posible".

Pues bien, una vez que hemos identificado las tres dimensiones del político, podemos volver ahora sobre la pregunta inicial ¿Hay dos Boric, uno de la primera vuelta y otro de la segunda, uno radical y otro reformista?

Al considerar esas preguntas a la luz de las dimensiones que lo constituyen, la respuesta es obvia. Por supuesto que no. Lo que ocurre es que en el político conviven, dentro suyo, esas tres dimensiones y el talento del político consiste en saber cuándo enfatizar una de ellas y cuándo la otra.

No hay pues dos Boric, hay solo uno. Lo que ocurrió en la segunda vuelta es que él (o quienes lo asesoran) acentuaron su carisma y le sugirieron reconocer lo obvio (que en política democrática, como lo recuerda la tercera dimensión antes vista, se da un paso a la vez). Pero nada de eso significa (para bien o para mal, ya se sabrá) que haya renunciado a las convicciones de largo plazo, al horizonte que lo inspira y en el que cree.

No comprender lo anterior es confundir (una confusión en la que se incurre una y otra vez) la política con las políticas públicas, al político con el policy maker, las convicciones ideológicas con las cifras y razonamientos que se incluyen en los papers.