La solidaridad emerge en Quillón en medio de las llamas
VALORES. Desde dueñas de casas hasta profesionales especializados han dedicado más de 18 horas de sus días para dar ayuda en medio de la tragedia.
El fuego, el humo, las altas temperaturas y el posible temor de exponer sus vidas en medio del voraz incendio que se mantiene vivo desde el pasado 24 de diciembre en Quillón, que ha consumido más de 2.100 hectáreas, 7 viviendas y ha paralizado casi por completo la comuna lacustre de Ñuble, no han sido obstáculos para que hombres y mujeres estén cooperando con lo que saben y pueden a mitigar las necesidades de hambre, sed, logística y comunicaciones en medio de una de las tragedias más grandes vividas en la región en el 2021, por no decir la más grande.
Una de ellas es Nilsa Sabando, integrante de la Junta de Vecinos Los Almendros de Quillón. Ella no sólo siente los efectos del humo, las cenizas y el calor en Quillón, sino que cada sirena, cada aeronave que surca los cielos quilloninos, le recuerda que detrás de cada máquina hay un ser humano, que seguramente tiene hambre o sed.
Ella junto a sus vecinos habían preparado un agasajo de Navidad para los niños del sector, pero la realidad transformó el escenario, por lo que decidieron donar 300 completos a los voluntarios que luchaban contra el fuego. Ella relató que "ahí vimos la necesidad que había de ayudar en la cocina, de repartir colaciones y nos acercamos con un grupo de vecinas a cooperar. (…) y como faltaba ayuda nos sumamos, uno se siente con el corazón lleno de emoción y más que nada, es agradecer a los bomberos".
A estas acciones de índole altruista, pero también de supervivencia se unió Franchesca Aguirre de la Fundación Quillón Ayuda a su Gente. Ella compartió que "en estos días de incendio de nuestra comuna hemos estado trabajando arduamente para poder entregarles desayuno a las compañías que han estado colaborando con este incendio además de almuerzos y colaciones frías. Hemos estado incansablemente desde las 9:00 de la mañana hasta las 04:00 am, haciendo turnos rotativos. Nosotros sabemos que los voluntarios necesitan energizarse y para eso necesitan de la alimentación, por eso estamos acá trabajando arduamente para que ellos estén de la mejor manera posible".
Desde el conocimiento secular se sumó Cinthia Urzua pues trabaja como apoyo técnico y administrativo de la Unidad de Protección Civil y Emergencia de la Municipalidad de Quillón, y ella, como bien lo describió, se encarga de la "coordinación y logística para todas las necesidades de la unidad y de las que se presentan a través de la emergencia. Yo soy la tramoya, quien está detrás de las bambalinas y gestiono todo, tranquilamente, para que puedan fluir los requerimientos. Trabajo también con un equipo de radio, así que funciono como un pequeño puesto de mando para poder darle soluciones a las personas que no pueden hacer ingreso a través de los números de emergencia".
Desde la fila de los uniformados llegó para combatir el fuego Ander Mora de 20 años, joven soldado que apoya las Brigadas de Incendios Forestales del Ejército (Brife), él afirmó con orgullo que está ayudando a su país y que junto a sus compañeros del Regimiento N° 9, "sentimos comunión porque igual son cosas importantes que estamos haciendo en equipo, es una tarea delicada. Estamos en una cuadrilla haciendo los cortafuegos y apagando el incendio, estamos desde el domingo acuartelados para activar las Brife", compartió con hidalguía.
Manos que también apagan fuegos
Sobre estos trabajos que están fuera de la línea de fuego el gobernador Óscar Crisóstomo afirmó que "como Gobierno Regional de Ñuble, quisimos destacar también esas funciones que son poco reconocidas, pero que tienen gran importancia a la hora de enfrentar el combate del incendio. Son cientos de voluntarios que trabajan para que los brigadistas y bomberos puedan hacer bien su trabajo, con la alimentación adecuada, con la protección que corresponde, con la atención oportuna en caso de sufrir un accidente, en fin, todas las manos que se suman a apagar el fuego desde otra vereda".