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Contratación internacional
La pandemia del coronavirus provocó cambios en el mercado laboral. Tras los primeros indicios de la reactivación de la economía se observan nuevas tendencias en el mundo del trabajo que, más allá de los efectos del aislamiento, llegaron para quedarse y se presentan como soluciones que pueden aportar al crecimiento de las compañías.
El contexto pandémico aceleró los procesos de digitalización a nivel mundial y empujó a las empresas que aún no lo tenían implementado a instalar el trabajo remoto para cuidar el bienestar de sus colaboradores. Así, el efecto de esta coyuntura puede considerarse un acelerador de cambios. Esta evolución brinda las condiciones necesarias para que la contratación de talento internacional sea considerada como una buena herramienta para hacer crecer los equipos de trabajo, sin fronteras ni limitaciones. Si hay algo que demostró la pandemia es que el trabajo es una acción y no un lugar.
Las compañías que incorporan dentro de su gestión de personal a la contratación internacional como una opción perciben que, además de la posibilidad de sumar talento que no siempre está disponible en sus mercados y del valor de la diversidad que estos perfiles le aportan a la organización, también pueden retener profesionales que buscan relocalizarse por motivos personales y que son valiosos para la empresa.
En el caso de Chile, el crecimiento exponencial que han tenido grandes compañías ligadas por ejemplo al retail, con la operación de marcas en varios países de Latinoamérica, permite la adopción de talento para cubrir las necesidades de la operación en otros mercados, sin tener que reubicar a sus colaboradores.
Según cifras obtenidas en nuestra operación, Latinoamérica es la región de más rápido crecimiento en contratación internacional, y Chile está entre los países que más contratan talento global junto con México.
De esta forma, el talento global y regional aporta valor a las compañías y fortalece el cambio con una mayor capacidad de ensayar nuevas y mejores estrategias. No se trata sólo de un grupo de trabajadores multicultural o que hable varios idiomas: significa atraer profesionales que han vivido y trabajado en diferentes entornos y poseen buenas herramientas para adoptar nuevos enfoques en el día a día. De forma tal que las compañías y los trabajadores - sean freelance o a tiempo completo - puedan dedicarse exclusivamente a fortalecer los equipos y a hacer crecer el negocio.
Natalia Jiménez Head of Expansión en Deel para Sudamérica
Redistribución del poder
Ha comenzado a discutirse el papel que el Banco Central tendrá en el nuevo ordenamiento jurídico. La discusión de este tema, entre muchos otros, es una muy buena ocasión para que los convencionales muestren una virtud fundamental del buen político y así preparen también la senda para que los futuros servidores públicos la practiquen: se trata de la desconfianza que el político debe tener hacia la concentración de poder en sus propias manos y, su otra cara, que es la confianza en los ciudadanos, sus comunidades y sus instituciones para tomar decisiones.
El programa de gobierno del Presidente electo señala expresamente: "El centralismo es un problema para Chile y hoy tenemos una oportunidad para impulsar una descentralización cuyo horizonte sea la redistribución de poder y un desarrollo territorial equitativo que tenga en cuenta la diversidad territorial del país". Coherentemente con esta idea, los puntos sobre "Descentralización y Gobiernos Regionales" y "Poder local y Municipios" parecen apuntar, aunque tímidamente, en la dirección correcta. En general, las opiniones sobre el Banco Central también parecen bien encaminadas.
Sin embargo, la Convención y el programa de gobierno, en muchas otras materias van en la dirección opuesta, pues imponen un solo modelo de vida a toda la sociedad. El buen político desconfía de la acumulación excesiva de poder en sus manos, porque conoce sus propias limitaciones para determinar aspectos particulares de la vida de los ciudadanos y porque reconoce que estos deben tener las libertades y poderes necesarios para hacer andar sus propios proyectos y comunidades.
Es de esperar que los políticos ¬-convencionales, parlamentarios o del Ejecutivo- practiquen la virtud que pone medida a su propio poder. Es difícil, pero lo último que se pierde es la esperanza.
José Luis Widow decano Facultad de Filosofía y Humanidades U. de los Andes
No hay que relajarse
Estuve algunos días vacacionando en la zona lacustre y debo decir que noté que la comunidad se ha estado relajando con el tema de las medidas de prevención del coronavirus. Puede que sea el relajo del verano o de las vacaciones, pero temas como el uso de la mascarilla o el distanciamiento social parecen relativizarse ante el entusiasmo por disfrutar del sol. Ojalá no tengamos que lamentarnos más tarde.
Alondra Jara