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socialista, centralizada, sino hacia una economía social-ecológica de mercado. Ciertas bases deberían ser impulsadas en la Constitución y otras deben ser concordadas entre el Gobierno y la oposición, con sectores más modernos y renovados de la derecha, para establecer bases que apunten a fortalecer a las pequeñas y medianas empresas, la organización sindical y una visión más solidaria de la educación, de la salud y, por supuesto, de la previsión.
LEGITIMIDAD PARA LAS REFORMAS
- El Presidente electo expresó que su gabinete será paritario, intergeneracional y que no será cuoteado. ¿Es posible que no haya cuotas en un gobierno de coalición?
- Sí, por supuesto, especialmente porque él sacó un 55% de la votación y los partidos llegaron empatados con la derecha en el Congreso. Entonces tiene mayor legitimidad que los partidos que la componen. En seguida, en los partidos de la actual oposición hay una buena disposición a hacer las cosas bien y yo creo que existe una percepción de que es indispensable hacer reformas, y que hay que tener una gran capacidad de ponerse de acuerdo para conseguirlas. Yo miro eso con buena perspectiva.
- ¿El Gobierno debe dialogar con todos en el conflicto de la Macro Zona Sur, incluida la CAM que reivindicó la violencia como forma de consecución de sus objetivos?
- Yo diría que el nuevo Gobierno tiene que hacer lo que el de Piñera no hizo, que fue restablecer el estado de derecho. Que el estado de derecho funcione en todo el país: en la Plaza Baquedano, en Valparaíso y en la Macro Zona Sur. Y la autoridad política tendrá que tomar las medidas que sean necesarias. En el conflicto árabe israelí se juntaron partidos y autoridades que habían sido completamente antagónicas, incluso el entonces primer ministro Begin, que había participado en acciones terroristas contra los dominios de los palestinos. Entonces, yo no me cerraría a nada. No quiero referirme a la CAM, a este o aquella. Pero el estado de derecho debe imponerse. Los agricultores, las familias, deben tener seguridad y los que han sido pasados a llevar deben recibir las compensaciones que corresponda.
CENTRO IZQUIERDA Y DERECHAS
- ¿Qué rol puede tener la centro izquierda en Chile tras el recambio generacional y últimos resultados electorales?
- Yo me he pronunciado sobre las limitaciones de la Democracia Cristiana porque la conozco más por dentro, pero en el Partido Socialista la situación es más dramática porque ha vivido un poco de la imagen de Allende, de su martirio, del suicidio en La Moneda y el golpe de Estado, del que se cumplirá medio siglo. Los presidentes que ha tenido desde la recuperación de la democracia no son el primero después de Allende. Entonces ahí hay un déficit muy grande que explica por qué el espacio de la izquierda está siendo ocupado por el Frente Amplio; la juventud se les fue desde los años 90. Y el PPD era un partido instrumental, creado por el Presidente Lagos, que hoy no está presente en la juventud, en el movimiento sindical ni entre los intelectuales. Creo que los partidos de centro izquierda tienen que reagruparse. La DC debería juntarse con otros grupos y no seguir la misma trayectoria organizativa que ha tenido desde su fundación en 1957. Hay muchos sectores, grupos, personas que comparten sus posiciones como un partido centrista, de vanguardia, que innovó la política chilena con un gobierno como el del Presidente Frei Montalva, que hizo reformas tan importantes y decisivas.
- ¿Hay cabida en ese espacio para sectores de la derecha?
- También hay sectores de centro-derecha que han sido desconocidos por el Presidente Piñera, por su política personalista, tan llevada por sus intereses económicos, y que comparten la visión de una democracia moderna con una economía social de mercado. Volviendo a la centro izquierda, deberían redefinirse los partidos como ocurrió en Italia después del desplome del socialismo y de la Democracia Cristiana, y revisar las tareas que van a hacer. Yo no lo veo claro. El senador Girardi dice que seguirá con el Congreso del Futuro, ¡pero por favor! Esos temas están bien para el mundo, que tiene suficientes organismos internacionales y centros científicos como para estar preocupados de ello. Nosotros tenemos que resolver los problemas que hay en nuestro país y ahí tenemos mucho que hacer porque en los últimos años se ha marchado en la dirección equivocada.
- En este escenario ¿cuál sería el rol de la derecha, que sacó un no menor 44% de los votos?
- Pienso que hay varias derechas y que tanto Apruebo Dignidad como la ex Concertación tienen que tomar eso en cuenta. En Renovación Nacional hay al menos dos partidos. Carlos Larraín representa un antiguo conservadurismo muy anticomunista, muy anti izquierda, con una visión muy vertical de la política. La UDI está con un problema de origen, con el régimen militar, con Jaime Guzmán, con el orden económico. Mire usted que se ponen a pelear porque no le aceptan a Cristián Monckeberg ser vicepresidente de la Convención porque fue el presidente de RN que renovó el partido y lo orientó en una definición más de centro derecha junto con Mario Desbordes. Entonces hay nuevas generaciones en los partidos de derecha, tanto en RN como en la UDI y Evópoli. Y varias derechas que tienen que existir ahora con orientaciones responsables, que deberían cooperar entre ellas y en seguida entenderse con la nueva mayoría que va a gobernar. Pero el país no puede seguir dividido entre conglomerados que son minoritarios.
- Finalmente ¿Qué espera del gobierno de Gabriel Boric?
- Espero que signifique una ruptura con la forma en que se ha hecho la política en las últimas décadas, que sea distinto, no un Presidente que busca imponer sus propios intereses. Que sea una ruptura con ciertas tendencias oligárquicas que hubo en el pasado, con demasiado poder de algunos lobbystas, periodistas o grupos de presión que actuaban fuera del marco constitucional. Que tome decisiones, que le explique a la gente las dificultades y que no esté esperando que la ciudadanía lo respalde por los bienes económicos que le va a entregar, sino también por las perspectivas futuras de un país que sea más reconciliado incluso, porque nosotros todavía estamos divididos por el pasado. Y que este joven buena onda, que nació dos años antes del retorno a la democracia, y sus principales colaboradores, representen otro Chile y otras perspectivas de futuro. Sacando las buenas lecciones e innovando con todas las fuerzas que les corresponden por haber interpretado el malestar que estaba latente en la sociedad y haber puesto los dedos en la llaga. Ahora les corresponde, tanto a los que apoyaron a Boric como a los que convergen en esas orientaciones. 2