Buscan reducir efectos de la crisis hídrica en producción arrocera
AVANCES. Inia Quilamapu investiga utilizar menos agua en proceso.
Los impactos de la crisis hídrica no cesan. Investigadores INIA trabajan denodadamente para obtener en el corto y mediano plazo, nuevas variedades de con menor demanda agua, esto luego del término anticipado del riego en la zona arrocera del país, que se extiende por unas 27 mil hectáreas entre las regiones del Maule y Ñuble, afectando negativamente productividad del sector.
La investigadora de INIA Quilamapu, Karla Cordero, señaló que el escenario es complejo, basándose en los "múltiples factores que se han presentado y que podrían perjudicar el rendimiento del preciado cereal".
La agrónoma encargada del Programa de Mejoramiento Genético de Arroz de INIA, destacó que el principal factor de incidencia es la escasez hídrica que "ha afectado en mayor medida a aquellos productores que no reciben aguas de embalse, como los productores arroceros de la Región de Ñuble, quienes no alcanzaron a tener el suministro necesario para completar el ciclo reproductivo de la planta, ni para abastecer completamente sus arrozales hasta el final del ciclo".
Desde el punto de vista climático la ingeniera agrónoma explicó que entre el 16 y 23 de enero se registraron temperaturas promedio bajo los 18 °C (considerada crítica para daño por frío en el cultivo), lo que coincidió con la etapa de floración del arroz, y el inminente riesgo de pérdidas de rendimiento. Agregó que la situación se tornará más compleja, toda vez que para marzo se pronostican altas temperaturas, lo cual podría perjudicar el correcto llenado de los granos y bajar la calidad industrial, con el consiguiente perjuicio para productores, industriales y consumidores.
La investigadora detalló que a través del Programa de Mejoramiento Genético de Arroz, INIA está generando tecnologías tendientes a solucionar los requerimientos del sector. En tal sentido, destacó el trabajo enfocado en desarrollar variedades eficientes en el uso de agua, de manera que no requieran de la tradicional inundación y que al mismo tiempo sean capaces de soportar las bajas temperaturas nocturnas que caracteriza la producción de arroz en Chile. "Tenemos un par de líneas avanzadas que funcionan bien y que estarían disponible en el mediano plazo para los productores. Además, contamos con material avanzado de ciclos más cortos, que ayudaría a reducir los tiempos de uso de agua, y que deberían estar pronto en el campo de los arroceros".