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Mujeres y carreras STEM
El mundo ha cambiado y con él la visión del aprendizaje y la educación, dejando atrás lo tradicional. Tal es el caso del interés patente por las mujeres hacia temáticas que antiguamente eran "para hombres".
La combinación entre el dominio de las matemáticas y el lenguaje de programación desde hace ya un tiempo ha marcado la pauta en materia de nuevos conocimientos y será una de las claves competitivas en las profesiones de futuro, eso sí, para alcanzar mayor notoriedad en Chile habrá que hacer cambios contundentes en los esfuerzos académicos, teniendo en cuenta que existe un déficit de 25% de profesionales en el área, lo que se relaciona directamente con una formación en matemáticas que está por debajo de los estándares a nivel mundial y que afectaría a la cantidad de profesionales chilenos que opten por las carreras STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics). Pero lo que más se destaca es que sólo 1 de cada 4 matrículas en estas carreras corresponde a mujeres.
De acuerdo a la OCDE, la escasa participación femenina en estas áreas de estudio se debe a la existencia de una serie de brechas producto de estereotipos que se producen desde la infancia, por lo que los expertos recomiendan que la edad para aprender a programar sea a partir de los seis años, de esta manera se comienza a enseñar y reforzar conocimientos que llevarán a un desarrollo en el pensamiento computacional, crítico y racional, mejorando su rendimiento académico. Los únicos requisitos para aprender a programar son tener un correcto nivel de lectura y comprensión, nivel básico de visión espacial y noción de izquierda/derecha. Recordemos que la programación es un campo de la informática.
Cuanto antes aprendan los niños a programar y a comprender el mundo de los computadores, desde una visión crítica y profunda, más posibilidades tienen de estar aptos para competir con lo que inevitablemente se viene en un futuro no tan lejano. Y siempre será mejor si se les enseña a la par a niños y niñas, sin cometer el error de la premisa antigua de "esto es para hombres", porque podemos perdernos de grandes figuras femeninas en el área STEM que tanta falta le hacen al mundo..
Francisca Fuensalida, encargada de comunicaciones Smartick Chile, plataforma de aprendizaje virtual.
Liderazgo remoto, global y femenino
La pandemia trajo consigo muchos cambios y desafíos en el mundo del trabajo, más que una novedad o un beneficio, hoy son considerados parte de la estructura principal y la cotidianeidad de la mayoría de las empresas. Trabajo remoto o híbrido, flexibilidad, foco en los objetivos y no en las horas trabajadas, entre otros, son moneda corriente en el ambiente empresarial.
¿Cómo afectan estos nuevos aspectos al liderazgo? ¿Es un beneficio o una desventaja para las mujeres en puestos directivos, jefas de equipo o con personal a cargo? ¿Cómo balancear las responsabilidades laborales y personales desde casa?
A simple vista, trabajar de manera remota podría verse como un gran beneficio para poder atender otras responsabilidades fácilmente, administrando los tiempos de manera más práctica y eficiente. El problema surge al no poner en tela de juicio por qué solo la mujer es la que carga con mayores responsabilidades en el hogar, o en cuidados infantiles, y si esto afecta su desempeño o su liderazgo.
Liderar equipos diversos e interculturales es un desafío, debido a las diferentes visiones de trabajo que pueden presentarse. Innovar trae grandes resultados pero es necesario ser flexible para lograr el rendimiento esperado. En un contexto de virtualidad, muchas mujeres debieron sumar otros retos a los ya impuestos: prejuicios, expectativas sociales, responsabilidades que se multiplicaron al quedarse en casa y, muchas veces, oportunidades que se vieron reducidas por el simple hecho de tener que trabajar a distancia.
Equilibrar las tareas, en el caso de una vivienda compartida, es el primer paso para que la virtualidad no afecte a la vida laboral. Hoy ya podemos apreciar cambios en la división de los quehaceres domésticos. Mejor todavía sería compartirlas, ya que las responsabilidades son de ambos adultos por igual. Por otro lado, las empresas deben evitar el prejuicio de que una mujer líder podría ver afectado su desempeño por estar trabajando a distancia, brindando las mismas oportunidades de demostrar sus capacidades a hombres y a mujeres.
Todo los avance trae consigo nuevos desafíos. Tanto las empresas como las personas tienen que estar dispuestas a enfrentarlos, creando nuevos paradigmas, estructuras y políticas que ponderen los cambios que surgen en pos de ofrecer oportunidades equitativas. Muchas de ellas ya comenzaron: el mundo empresarial está equiparando sus cupos, espacios de participación y salarios entre hombres y mujeres, pero queda mucho por hacer todavía.
Actitudes injustas y discriminatorias, grandes o pequeñas, que producen barreras y construyen el famoso "techo de cristal", todavía están instaladas en la cultura laboral de muchas personas. La virtualidad puede hacer que pasen desapercibidas, ya que no existen testigos presentes para evidenciarlo como en la oficina.
Natalia Jiménez, Head of Expansion Latam de Deel.