Chile mira al mar
"Resulta fundamental que las instituciones del Estado se fortalezcan en temas ambientales"
En los últimos días hemos tenido dos anuncios respecto del mar que nos hacen pensar en la importancia de los ecosistemas marinos para nuestro futuro. Por un lado, el compromiso internacional de la Unesco sobre el aumento del conocimiento de los fondos marinos al año 2030, y por el otro, la aprobación de la Convención Constitucional que considera a Chile como un país oceánico.
La Unesco coordina programas mundiales relacionados a la cartografía oceánica, a la vigilancia de la salud de los océanos y a proyectos de investigación científica, siendo también la guardiana de lugares oceánicos únicos, a través de 232 reservas de la biósfera marina y 50 sitios marinos del Patrimonio Mundial de valor excepcional. La organización se ha comprometido a cartografiar al menos el 80% de los fondos marinos para el año 2030, avanzando en una meta inmensa que hoy se ha cubierto en un 20% luego de cinco años de trabajo.
El conocimiento de la profundidad y el relieve del fondo marino nos permite comprender las fallas oceánicas, las corrientes y el transporte de sedimentos, lo que sirve para la toma de decisiones respecto de la ubicación de las comunidades o bien analizar los riesgos asociados a este tipo de fallas. Este conocimiento también nos permite saber qué y dónde proteger determinadas áreas marinas, además de ser información importante para la evaluación de los efectos del cambio climático, ya sea en el aumento de la temperatura o del nivel del mar.
En nuestro país, la asamblea constituyente aprobó el artículo que define que "es deber del Estado proteger los espacios y ecosistemas marinos y marino-costeros, propiciando las diversas vocaciones y usos asociados a ellos, y asegurando, en todo caso, su preservación, conservación y restauración ecológica. Esto último es un gran avance en la futura Constitución, ya que hoy los parques marinos dependen institucionalmente del Ministerio de Economía, donde el objeto del mismo va en un sentido contrario a la conservación.
Que el mar esté presente en la agenda política y mediática es un avance auspicioso, sin embargo, el desafío es continuo. Resulta fundamental que las instituciones del Estado se fortalezcan en temas ambientales para poder actuar con coherencia y objetividad frente al uso y protección del maritorio. También debemos ser capaces de posicionar argumentos técnicos irrefutables sobre la necesidad de la protección del mar y su directa relación con las economías locales. Finalmente, el Estado debe ser vigilante y garante de la conservación de la naturaleza, especialmente en este contexto de crisis climática.
Ingrid Espinoza, directora de Conservación
de la Fundación Rewilding Chile