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Confirmado: el núcleo interno de la Tierra oscila y cambió de dirección entre 1969 y 1974

EE.UU. Hallazgo contradice los modelos que sugerían que gira sistemáticamente y explica variación en duración del día.
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Agencias

Un equipo de científicos estadounidenses encontró pruebas de que el núcleo interno de la Tierra oscila, un hallazgo que contradice los modelos aceptados hasta ahora que sugerían que gira sistemáticamente y a más velocidad que la superficie del planeta.

El estudio, liderado por la University of Southern California (USC) y publicado en 'Science Advances', muestra que, según los datos sísmicos, el núcleo interno cambió de dirección entre 1969 y 1974.

Los científicos afirman que su modelo de movimiento del núcleo interno también explica la variación de la duración del día, que en las últimas décadas ha demostrado que oscila de forma persistente.

"A partir de nuestros hallazgos, podemos ver que la superficie de la Tierra se desplaza con respecto a su núcleo interno", asegura John E. Vidale, coautor del estudio.

"Nuestras últimas observaciones muestran que el núcleo interno giró ligeramente más despacio entre 1969 y 1971 y luego se movió en la otra dirección entre 1971 y 1974. También observamos que la duración del día creció y se redujo, como era de esperar", concluye.

Aunque es imposible observarlo directamente, en los últimos 30 años el conocimiento del núcleo interno se ha ampliado enormemente, siempre gracias a mediciones indirectas.

En este tiempo se ha demostrado que el núcleo -una bola caliente y densa de hierro sólido del tamaño de Plutón- se mueve y cambia.

En 1996, una investigación fue la primera en proponer que el núcleo interno gira más rápido que el resto del planeta -lo que se conoce como superrotación-, aproximadamente un grado por año.

Un estudio posterior de Vidale y Wei Wang, basado en datos del Large Aperture Seismic Array (LASA), una instalación de la Fuerza Aérea de EE.UU. en Montana, confirmó que el núcleo interno giraba más despacio de lo previsto, unos 0,1 grados por año.

El estudio se basaba en las ondas generadas por las pruebas de bombas nucleares subterráneas soviéticas realizadas entre 1971 y 1974 en el archipiélago ártico de Novaya Zemlya, gracias a una novedosa técnica.

Al aplicar la misma metodología a un par de pruebas atómicas anteriores de la isla de Amchitka, en Alaska (Milrow en 1969 y Cannikin en 1971), los autores descubrieron que el núcleo interno había invertido su dirección, subrotando al menos una décima de grado por año.

Sorprendente

Aquella era la primera vez que la conocida oscilación de seis años se confirmaba mediante una observación sismológica directa.

"La idea de que el núcleo interno oscila existía, pero la comunidad estaba dividida en cuanto a su viabilidad", afirma Vidale. "Lo investigamos esperando ver la misma dirección y velocidad de rotación en el par de pruebas atómicas anteriores, pero en lugar de ello vimos lo contrario. Nos sorprendió bastante ver que se movía en la otra dirección".

Vidale y Wang creen que las investigaciones futuras dependerán de que se encuentren observaciones suficientemente precisas para compararlas con estos resultados, pero será difícil, dado que el LASA de Montana cerró en 1978 y la era de las pruebas atómicas subterráneas de Estados Unidos ha terminado.

Por otro lado, el estudio respalda la hipótesis de que el núcleo interno oscila según las variaciones de la duración del día -más o menos 0,2 segundos en seis años- y de los campos geomagnéticos, que coinciden con la teoría tanto en amplitud como en fase.

"El núcleo interno no está fijo: se mueve bajo nuestros pies, y parece ir y venir un par de kilómetros cada seis años", dice Vidale.

Ahora toca averiguar si el núcleo interno se mueve progresivamente o si está mayormente bloqueado en comparación con todo lo demás a largo plazo, explican los autores.

0,2 segundos en seis años oscila el núcleo, según las variaciones de la duración del día, señala una teoría que el estudio respalda.

NASA crea un equipo para el estudio de objetos aéreos no identificados

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La NASA anunció que estableció un grupo de estudio que analizará a partir de este otoño los Fenómenos Aéreos no Identificados (UAP por sus siglas en inglés) para avanzar en "la comprensión científica" de los posibles descubrimientos y la recopilación y uso de datos futuros.

El objetivo de este estudio sobre UAP, concepto que ha desplazado a la denominación OVNI (objeto volador no identificado), por haber quedado anticuada, se basa en "la observación de eventos en el cielo que no pueden identificarse como aeronaves o fenómenos naturales conocidos desde una perspectiva científica".

El número limitado de observaciones de UAP "dificulta sacar conclusiones científicas sobre la naturaleza de tales eventos", señaló la NASA y agregó que estos fenómenos no identificados en la atmósfera "son de interés tanto para la seguridad nacional como para la seguridad aérea".

Seguridad

En ese contexto, "establecer qué eventos son naturales proporciona un primer paso clave para identificar o mitigar dichos fenómenos (...) y garantizar la seguridad de las aeronaves".

En cualquier caso, la agencia espacial dijo que "no hay evidencia de que los UAP sean de origen extraterrestre".

"La NASA cree que las herramientas del descubrimiento científico son poderosas y se aplican aquí también", apuntó Thomas Zurbuchen, administrador asociado de ciencia en la sede de la NASA en Washington.

Zurbuchen explicó que se dispone de acceso a una amplia gama de observaciones de la Tierra desde el espacio, y que "ese es el elemento vital de la investigación científica".

"Contamos con las herramientas y el equipo que pueden ayudarnos a mejorar nuestra comprensión de lo desconocido. Esa es la definición misma de lo que es la Ciencia. Eso es lo que hacemos", resaltó el científico.

La agencia recordó que "no forma parte de la Fuerza de Tarea de Fenómenos Aéreos No Identificados del Departamento de Defensa" ni de su sucesor, el Grupo de Sincronización de Gestión e Identificación de Objetos Aerotransportados.

Sin embargo, la NASA mantiene una estrecha relación con el Gobierno estadounidense respecto a "cómo aplicar las herramientas de la ciencia para arrojar luz sobre la naturaleza y el origen de los fenómenos aéreos no identificados".

El equipo de la agencia espacial estará dirigido por el astrofísico David Spergel, presidente de la Fundación Simons, de Nueva York, y Daniel Evans, administrador adjunto de investigación de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.

"Dada la escasez de observaciones, nuestra primera tarea es simplemente recopilar el conjunto de datos más sólido que podamos", dijo Spergel.

Menos de un año

Se espera que el estudio, que contará con el asesoramiento de expertos, tarde alrededor de nueve meses en completarse.

"De acuerdo con los principios de transparencia e integridad científica, este informe se compartirá públicamente", añadió Evans, quien aseguró que "todos los datos de la NASA están disponibles para el público. Nos tomamos esa obligación en serio y los hacemos (los datos) fácilmente accesibles para que cualquiera pueda verlos o estudiarlos".

Aunque no está relacionado con este estudio, la NASA tiene un programa de astrobiología enfocado en la vida más allá de la Tierra.