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Estudio afirma que la hepatitis infantil aguda proviene de la combinación de dos virus que regresaron tras la pandemia

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Un estudio preliminar difundido este lunes en el Reino Unido indica que una combinación de dos virus que regresaron tras la pandemia pudo provocar los inusuales casos de hepatitis infantil aguda detectados en 35 países entre 2021 y 2022.

La investigación realizada por las universidades de Glasgow (Escocia) y el University College de Londres plantea que, por la crisis sanitaria, algunos niños no fueron expuestos de forma temprana a virus comunes, entre ellos el adenovirus, que suele causar resfriados y problemas gastrointestinales, y el llamado virus adenoasociado 2 (AAV2, en inglés), que normalmente requiere la coinfección con adenovirus u otros para replicarse.

Al verse expuestos sin inmunidad a estos dos virus, es posible que los menores con predisposición desarrollaran la enfermedad del hígado, señalan los expertos.

Los investigadores, entre ellos Judith Breuer y Emma Thomson, constatan en el estudio que "la hepatitis pediátrica aguda no A-E se asocia con la presencia de una infección por AAV2, que podría representar un patógeno primario o bien ser un biomarcador útil de una infección reciente por HAdV (adenovirus humanos) o HHV6B (virus herpes humano 6)".

Thomson, especialista en enfermedades infecciosas del Centro de Investigación de Virus de Glasgow, señala que "se necesitan con urgencia estudios más amplios para investigar el papel del AAV2 en los casos de hepatitis pediátrica".

"También debemos comprender mejor la circulación estacional del AAV2, un virus que no se suele controlar de forma rutinaria. Podría ser que un peak de infección por adenovirus coincidiera con un peak en la exposición al AAV2, lo que habría llevado a una manifestación inusual de hepatitis en niños pequeños susceptibles", afirma.

Por su parte, Breuer, experta en virología del University College London y el hospital infantil de Great Ormond Street, explicó que "cuando se levantaron las restricciones, los niños comenzaron a mezclarse y los virus volvieron a circular libremente".

"De repente, estos niños se vieron expuestos, con una falta de inmunidad previa, a toda una batería de nuevas infecciones", lo que pudo desencadenar las hepatitis, declara.

Hace dos semanas, el número de casos de hepatitis infantil aguda de origen desconocido era de 1.010 en 35 países, con 22 fallecimientos entre ellos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aún investiga globalmente la proliferación de infectados, mayor que en años anteriores.

Casi la mitad de los casos se han identificado en Europa, con 272 en Reino Unido, aunque el país más afectado es Estados Unidos, con 334.

1.010 casos de hepatitis infantil aguda registraba la OMS el 13 de julio a nivel global.

La vida y la muerte de Eva Perón siguen agrandando el mito 70 años después

ARGENTINA. Falleció de cáncer a los 33 años y cuando iba a ser embalsamada, el cuerpo de la "abanderada de los humildes" fue robado y regresado años después al viudo.
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Efe

Hace justo siete décadas Argentina quedaba paralizada por la muerte de la más popular de sus primeras damas, Eva Duarte de Perón, por todos conocida como "Evita". Con solo 33 años, la "abanderada de los humildes" dejaba la esfera terrenal para convertirse en un mito eterno, símbolo de una época e inspiración de musicales, películas y libros en todo el mundo.

El 26 de julio de 1952, un cáncer de cuello de útero ganó la batalla a la segunda esposa del entonces presidente Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974), tras meses de lucha contra la enfermedad. Pero su carisma, su icónica imagen y sus apasionados discursos en favor de la clase obrera y los más necesitados, y contra la oligarquía y el imperialismo, pasarían a la historia.

"Cuando nombramos a Evita lo primero que nos viene es la lucha por la igualdad, que es un mandato que Evita ejerció, no lo pregonó solamente, lo hizo realidad", cuenta Cristina Álvarez Rodríguez, sobrina nieta de la recordada política, a quien define como "una mujer absolutamente transgresora a los estándares y reglas de las mujeres de su época", que creó el Partido Peronista Femenino y su propia fundación de ayuda social y cuya labor fue determinante para aprobar el voto de las mujeres en Argentina.

Vida y muerte

Eva no tuvo hijos, aunque dejó como descendencia las miles de personas que lloraron su muerte y la velaron durante más de dos semanas, antes de que, en la sede de la Confederación General del Trabajo, principal central sindical argentina, el médico español Pedro Ara dedicara los siguientes tres años y tres meses a conservar y custodiar el cadáver.

El plan era embalsamarla, como así sucedió, para ser depositada, incorruptible, en un gran monumento en Buenos Aires que no dio tiempo a construir: en 1955, en su afán de borrar todo rastro peronista, la dictadura que derrocó al general Perón robó el cadáver del sindicato y, tras un macabro periplo, acabó escondiéndolo con otro nombre en un cementerio italiano, hasta que a inicios de los 70 fue devuelto al viudo durante su exilio en Madrid.

"Mi familia, que estaba en el exilio después del golpe militar del 55, buscó el cuerpo de Evita con cartas escritas al papa, a los obispos, a los presidentes del mundo, por supuesto a la junta militar argentina, que gobernaba de facto", relata Álvarez Rodríguez, nieta de Blanca, una de los cuatro hermanos de Eva.

Diecisiete años de dolor, búsqueda y rumores: "Que estaba enterrado, que habían hecho copias y la habían llevado acá y allá...", afirma la actual ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires sobre la desaparición del cuerpo, objeto de infinidad de investigaciones que han agrandado el mito.

Juana Ibarguren, madre de Evita, murió meses antes de la recuperación del cadáver, que, tras todo lo padecido, estaba, según la sobrina nieta, "lastimado, dañado, con los pies pintados de brea".

Perón volvió a ser presidente en 1973, pero murió poco después, quedando como presidenta su tercera mujer, Isabelita, que en 1974 ordenó llevar el cuerpo de Eva de España a Argentina. Desde hace 46 años descansa en una bóveda del cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, paradójicamente emblema de la oligarquía que tanto detestaba.

Origen del mito

Nacida en 1919 en un área rural bonaerense, Evita quedó marcada por su difícil infancia. Juan Duarte, su padre, tenía otra familia, la "legítima", y murió en 1926 dejando desamparada a Juana y sus hijos.

De adolescente, Evita se mudó a la capital, trabajó como actriz y en 1944 conoció a Perón, entonces secretario de Trabajo y Previsión, en una reunión para recaudar fondos para las víctimas de un terremoto en la provincia de San Juan. Se enamoraron, y tras un breve arresto del militar y su posterior liberación aclamado por las multitudes -que le agradecían las políticas impulsadas desde su cargo-, se casaron y él ganó las elecciones de 1946.

Desde ese momento, ya fuera arengando desde el balcón de la Casa Rosada; visitando Europa en 1947 o enfundada en vestidos de exclusivas firmas que la idolatraban, Evita forjó su estrella.

"Evita es la expresión más pura y más noble de los humildes. No tiene padre, no tiene apellido, no tiene historia, tiene todo ese oscuro que arrastran los humildes, pero que también impone la fuerza de su dignidad", dice el referente peronista Julio Bárbaro, diputado en el último Gobierno de Perón.

El también analista político remarca que el peronismo tiene lo mismo de Evita que de Perón, pero asevera: "Evita es el mito de la fuerza, es la ópera", y considera que es "la expresión más pura" de "los que aman la patria".

La herencia

Tras su muerte, la figura de la ex primera dama, que ya enferma fue propuesta por el sindicalismo para vicepresidenta -candidatura que acabó rechazando en medio de presiones políticas-, ha estado presente en la agitada política nacional, y hoy sigue siendo reivindicada por unos -principalmente las agrupaciones y partidos peronistas, actualmente gobernando- y denostada por otros.

"Aún hoy vas a las barriadas, en cualquier lugar del país, y te encontrás viviendas de la Fundación Eva Perón, un retrato, una carta que recibió una abuela, una bisabuel. Es muy conmovedor ver las historias de vida, que son las que hacen que muchas pibas, pibes en Argentina se tatúen a Evita en sus brazos", recalca Álvarez Rodríguez, que preside el Museo Evita de Buenos Aires.