Domicilio electoral
Así como el nombre, el domicilio nos da individualidad y designa una relación permanente con un lugar fijo y determinado (territorio), lo que permite ejercer derechos y, asimismo, nos impone obligaciones. En el ámbito electoral, la ley lo define como aquel situado dentro de Chile, con el cual la persona tiene un vínculo objetivo, sea porque reside habitual o temporalmente, ejerce su profesión u oficio o desarrolla sus estudios en él, adicionalmente, se tendrá como domicilio electoral el último declarado como tal ante el Servicio de Registro Civil e Identificación o ante el Servicio Electoral.
En dicha perspectiva, es que la legislación admite que uno pueda tener varios domicilios, pero en lo electoral el que declaremos como tal debe reunir características objetivas, tales como un vínculo permanente en el tiempo, sea laboral, académico o donde efectivamente tengamos nuestra residencia principal, con el fin de impedir que maliciosamente se puedan generar cambios de domicilio con fines puramente electorales, conocido como el "acarreo de votos".
Cada persona es responsable de actualizar su domicilio electoral, por cuanto ello le permitirá ejercer su derecho a sufragio en una comuna determinada y respecto de un distrito y circunscripción específica. Ahora bien, si alguien emplea maliciosamente nuestro domicilio la ley sanciona tal actuación, por cuanto ello podría tener efectos respecto de otros ámbitos, como un embargo o la notificación de una demanda.
En efecto, la ley pena a quien declare un domicilio electoral falso ante el Servel o cuando declare uno en los mismos términos ante el Registro Civil, por ejemplo, al renovar la cédula de identidad u obtener pasaporte. De esta forma, si descubrimos que alguien emplea nuestra dirección para fines electorales cabe denunciar ante las policías o presentando una querella en el Juzgado de Garantía respectivo. Con todo, uno también puede poner en antecedentes al Servicio Electoral.
Williams Valenzuela, U. de Las Américas
Brecha digital cero
Nuestro país aún padece una brecha digital, entendida como la diferencia que existe entre las personas que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicaciones, en su vida diaria, y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que, aunque lo tengan, no saben cómo utilizarlas. Sin duda, una de las causas importantes es la falta de conectividad y acceso a internet. Entre los países que conforman la OCDE, Chile se encuentra en el segundo lugar con mayor brecha digital.
Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), avanzar en la conectividad en los países de Latinoamérica generaría más de 15 millones de empleos directos, impulsaría el crecimiento económico regional (PIB) en un 7,7% y aumentaría la productividad en un 6,3%.
Hoy, la brecha digital atenta contra la calidad de vida de las personas ya que provoca incomunicación y aislamiento, limita el campo laboral de las personas, acentúa las diferencias sociales y en definitiva genera discriminación.
Esta situación nos desafía para que, en conjunto con el sector público, Gobierno y otras organizaciones, trabajemos en una misma ruta para alcanzar una brecha digital cero que abra nuevos caminos para el desarrollo de nuestro país.
Raúl Sapunar, Sonda
Salario mínimo e inflación
El aumento nominal del sueldo mínimo en el último año alcanza el 14%, considerando que ha pasado de $350 mil a $400 mil a contar de agosto. Este incremento no se observaba hace años y, según cifras del gobierno, beneficia a cerca de 800 mil trabajadores dependientes. Es una noticia positiva por el impacto que genera en el ingreso disponible de los hogares más vulnerables que dependen de este monto como fuente principal de recursos. Sin embargo, debemos ser realistas al evaluar la mejora de este ingreso, considerando el nivel inflación en el país. Llevamos acumulado en el primer semestre del año un 7,1% y en los últimos 12 meses, un 12,5%. Por tanto, el incremento real es menor considerando que una canasta básica de consumo está costando mucho más que un año atrás.
Respecto a las proyecciones, hay que considerar que la inflación esperada por el Banco Central para este año está en torno al 9,9%, según el IPOM de junio. Por tanto, es altamente probable que el sueldo mínimo suba a $410 mil en enero de 2023, de acuerdo con la propuesta aprobada. Para el año siguiente, la proyección de inflación baja en torno al 3%, lo que ayudaría a que el alza del sueldo mínimo sea mejor aprovechada y tenga un impacto real positivo en el presupuesto familiar, y no se trate de una mera compensación a la pérdida del valor de nuestra moneda.
En este escenario, un desafío para el gobierno y el Banco Central es volver a los niveles de inflación bajos y estables que se tenían hasta hace un año. Sólo con un nivel de precios controlado, el alza del sueldo mínimo tendrá un impacto real en los trabajadores.
Karín Bravo, académica USS