Votar en conciencia
En los últimos días hemos conocido sobre una polémica derivada de las posturas que han tomado distintas congregaciones o agrupaciones religiosas en torno al próximo plebiscito constitucional.
Por cierto, para cualquier ciudadano, incluidos quienes profesamos la fe católica, la decisión de voto requiere de un análisis profundo de las diferentes propuestas incluidas en el texto. Tal como dijeron los obispos de Chile "es necesario un discernimiento informado y un voto en conciencia, poniendo siempre por delante el bien común del país".
Para ese discernimiento, tanto en el próximo referéndum como en las discusiones posteriores, las enseñanzas del pensamiento social cristiano con respecto a los distintos elementos de la persona, la sociedad, el Estado y la empresa, son una guía esencial. Ella nos ofrece los principios, criterios de juicio y directrices de acción propicios para la participación social, económica y política.
Recientemente publicamos 11 documentos en conjunto con el magíster en Doctrina Social de la Iglesia (DSI) de la USS, que analizan en profundidad las aristas fundamentales de la propuesta de nueva Constitución Política a la luz de la DSI, precisamente con el objetivo de contribuir al proceso de decisión de cada votante.
Es importante como ciudadanos votar informados el próximo 4 de septiembre, y contribuir a que se entregue al país una Constitución que promueva la construcción de una sociedad más solidaria, humana y fraterna. "Acercar el 'orden' social actual a la concepción cristiana del orden social" fueron las sabias palabras de nuestro fundador, San Alberto Hurtado, que hoy cobran más vigencia que nunca.
Francisco Jiménez Ureta, presidente USEC, Unión Social de Empresarios Cristianos
Innovación para enfrentar la crisis hídrica
Con alegría nos sumamos a la celebración de la Semana del Agua, convencidos de que la articulación y el trabajo colaborativo son el mejor camino para enfrentar desafíos difíciles. Este año ha sido más lluvioso que los anteriores, pero estamos muy lejos de tener razones para celebrar: la carencia de agua potable afecta a más de 1 millón de chilenos y estos compatriotas no pueden seguir esperando, pues las comunas más carentes son también las que presentan mayor inequidad social.
Las cifras son demoledoras: el 47,2% de las viviendas rurales, es decir 324.216 hogares en Chile, no cuentan con acceso formal a agua potable. Su abastecimiento depende en un 84,7% de pozos o ríos, que en el último tiempo han disminuido su caudal o han desaparecido por completo. Esto significa que estas familias obtienen abastecimiento de agua por medio de camiones aljibe, que sólo entregan 50 litros por persona al día, la mitad de lo recomendado por la OMS y de lo que se consume en una ducha de cinco minutos.
Como país tenemos muchas brechas pendientes y el acceso a agua es, sin duda, una de las más urgentes. Porque el agua es vida, es salud, es emprendimiento, es dignidad. Es urgente que las políticas públicas incorporen la innovación como camino para solucionar la grave crisis hídrica que nos afecta. Debemos explorar e implementar nuevas soluciones que permitan asegurar agua en las comunas con alta estrechez hídrica. Es hora de mirar soluciones "fuera de la caja". Es momento de pensar en agua de mar, agua del aire, agua lluvia o una combinación de éstas para dar solución a un problema que genera tanto dolor e inequidad social.
El Fondo Innova Agua, proyecto que con mucho orgullo impulsamos junto a Coca-Cola Chile y cervecería ABinBev en 2021, es un ejemplo que nos llena de esperanza porque demuestra que es posible implementar soluciones y cambiar la crítica situación en la que viven las personas en comunidades carentes de agua.
Antonia Rivera, directora ejecutiva Fundación Amulén
Seguro de longevidad
Dos puntos relevantes para la ciudadanía en materia previsional pueden ser abordados de manera conjunta y respetando criterios técnicos, para mejorar las pensiones.
Uno de ellos es la truncar la edad de las tablas de mortalidad y el segundo es el aporte del empleador a la seguridad social del país, lo cual puede ser perfectamente posible con un seguro de longevidad, financiado por los empleadores.
El problema de un seguro de longevidad es su financiamiento, pero los empleadores pueden perfectamente asumir el costo, como lo fue en su momento el seguro de cesantía y el seguro de invalidez y sobrevivencia, inclusive, si el seguro de longevidad tuviera un tope de cobertura de dos pensiones garantizadas universales, el costo del seguro sería menor.
Un seguro de longevidad no solo entrega un mayor monto de pensión, sino que incentiva el retraso de la pensión, pues el aumento de la pensión se va haciendo exponencial por cada año de retraso de la pensión, o bien se puede entregar mayor liquidez a los pensionados sobre sus ahorros previsionales.
Eduardo Jerez Sanhueza