Agencias
La violencia, los saqueos y las manifestaciones para forzar la dimisión del primer ministro de Haití, Ariel Henry, volvieron a marcar ayer la vida en un país en el que la situación se agravó a tal punto que varias embajadas cerraron su puertas y República Dominicana, país con el que comparten la misma isla, construye una cerca de separación en la frontera.
La capital haitiana y varias ciudades del país vivieron una nueva jornada de multitudinarias manifestaciones, cada vez más violentas y acompañadas de saqueos. Tanto empresas públicas como negocios privados fueron objeto de estos actos de pillaje.
Todas las actividades seguían paralizadas al cierre de esta edición, incluido el comercio, organismos públicos, bancos y transporte, y los actos de vandalismo se multiplicaban con barricadas ardiendo y locales y calles en llamas.
Legaciones como las de España, Francia, República Dominicana o Canadá, entre otras, permanecieron cerradas, aunque mantienen operativos los teléfonos de emergencia.
Incluso República Dominicana, cuya frontera con Haití afirma que "está asegurada", evacuó al personal civil de su embajada y consulados para proteger "la integridad física del personal", según un comunicado del Gobierno.
En Haití la situación se deteriora por momentos y amenaza con sumir al país más pobre de América en un caos, en especial desde que a principios de semana Henry anunciara el alza de los precios de los combustibles.
Las protestas antigubernamentales se multiplican con saqueos, lanzamiento de piedras, incendios y barricadas. Se debe sumar los recientes crímenes de dos periodistas que estaban reporteando las manifestaciones y de tres policías.
Las bandas armadas han causado ya la muerte de al menos 300 personas y la huida de la zona capitalina de unas 3.000.
Jimmy Cherizier
Este jueves, una de las marchas en la capital estuvo encabezada por Jimmy Cherizier, alias Barbecue, jefe de la banda G-9 y uno de los criminales más temidos de Haití.
En las distintas manifestaciones en Puerto Príncipe se escucharon gritos como "Vamos al supermercado, Ariel Henry pagará", a modo de anuncio de los saqueos.
El principal botín es la comida, en un país donde más del 40% de la población sufre inseguridad alimentaria.
Se sumaron los incendios de instituciones como Cáritas o del Programa Mundial de Alimentos, organismos y oficinas públicas en Puerto Príncipe y algunas ciudades como Gonaïves.
Así, en la capital las dependencias de la televisión pública de Haití fueron saqueadas, los manifestantes se llevaron equipos y prendieron fuego al menos a tres vehículos.
A pesar de la intervención de la Policía Nacional, que lanzó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, el caos y la violencia eran incontenibles.
También establecimientos en la carretera de la zona capitalina de Delmas fueron objeto del vandalismo de unos manifestantes, furiosos, que amenazan con poner al país bajo fuego y sangre para obligar al Gobierno a dar marcha atrás en su decisión de aumentar el precio de los derivados del petróleo.
La anunciada subida agravará aún más la situación económica de una población que ya vive en extrema precariedad, lejos de servicios básicos como el agua, la electricidad y la salud.
El Gobierno de Ariel Henry ya ha aumentado dos veces en menos de un año el precio del combustible.
Haití atraviesa desde hace años una crisis sociopolítica y económica sin precedentes, marcada por el aumento de guerras entre bandas, ataques armados, asesinatos, robos, violaciones y secuestros.
La situación se agravó tras el magnicidio el año pasado del presidente Jovenel Moïse.
Todo ello ha incrementado aún más la miseria entre los habitantes de Haití, donde 4,9 millones de personas, el 43% de la población, necesitan ayuda humanitaria para poder vivir.
El "muro"
El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, defendió ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) la construcción de una cerca en la frontera con Haití, porque la crisis que sufre ese país es "una amenaza para la seguridad nacional" de los dominicanos.
"Nuestro Gobierno hará todo lo que esté a nuestro alcance para garantizar la paz de nuestros ciudadanos. Por ello, hemos iniciado la construcción de una verja perimetral en las áreas más sensibles", dijo Abinader.
Además de la construcción de la cerca, iniciada en febrero, Abinader aseguró que prohibió la entrada a República Dominicana de individuos de grupos que "de manera deliberada" alteran la seguridad.
"Haití no puede esperar más, la situación actual se puede definir como una guerra de baja intensidad. Debemos actuar ya, miles de personas están muriendo", pidió.