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Traje a la medida

Para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, lo que evidencian estos primeros traspiés en las negociaciones, es el ánimo de Chile Vamos para pausar el proceso -que a su vez se ve reflejado en que hayan preferido cambiar la fecha de la reunión para el viernes 23-, con el fin de evaluar la respuesta ciudadana frente a este nuevo proceso, tomando en consideración las encuestas más recientes, donde varios optarían por un órgano integrado únicamente por expertos (37% según Tú Influyes).

En ese sentido, el analista proyecta que la oposición "va a esperar que estas ideas puedan consolidarse y también esperando una propuesta del Gobierno. Esto no significa necesariamente que no se haga un nuevo proceso, sino que este sea uno que estén dispuestos a aceptar, como una especie de traje a la medida de sus intereses: a ellos les gustó mucho el planteamiento del senador Lagos Weber en la primera reunión, donde indicó que el proceso debía tener bordes, en el sentido de que algunos temas debían quedar muy claramente establecidos que no van a ser alterados o modificados por un nuevo texto", como mantener inalterable la figura del Poder Judicial o el carácter unitario del Estado.

Más allá de las implicancias sobre estas determinaciones de ambos bloques, el académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mario Herrera, advierte que mientras más se dilaten las conversaciones, se acrecienta el conflicto social, lo que se puede observar en el desorden que vislumbra tanto en oficialismo como oposición. "Lo que uno esperaría es que desde el Gobierno se gestionaran esos acuerdos y ahí es que la prueba de fuego para la ministra Uriarte era alcanzar un consenso y al hecho de que aún no lo haya logrado, se suma el error no forzado de la ministra Vallejos, que de alguna forma lo que hace es entorpecer el proceso de negociación y generación de este acuerdo", detalla.

Asimismo, el doctor en Estudios Americanos estima que en el caso de la oposición, se están haciendo patentes las diferencias entre los distintos partidos que la integran: "Por un lado, la visión del Partido Republicano, que insiste en mantener la Constitución actual a partir del resultado del plebiscito, y ciertos sectores de Chile Vamos, que han condicionado continuamente su relación con el gobierno a temas asociados con la contingencia y ahí es donde se han visto más como obstáculo que como facilitador del acuerdo. De todo lo que pasó durante la semana, tanto el Gobierno como la oposición han sacado cuentas con saldo negativo".

Ceder en sus posturas

Tanto Herrera como Moreno apuntan a un factor que no deja de ser importante pensando en el resultado de las conversaciones que sostienen las fuerzas políticas. Es que si bien los estudios de opinión muestran un importante apoyo ciudadano a continuar con el proceso -67% de acuerdo con la última entrega de Cadem-, hay algunos segmentos del electorado del Rechazo se prefieren mantener la actual Carta Magna y no prosperar con ningún mecanismo para cambiarla; lo anterior, mientras persiste un debate sobre la conveniencia o no de realizar una nueva Convención.

Pese a esta discusión, el académico de la UTalca puntualiza que si se comparan estas negociaciones con las de 2019, la principal diferencia está en el nivel de presión de la calle, recordando que el acuerdo que abrió el proceso constituyente "se dio en el contexto de un estallido social donde los partidos en su conjunto entendieron que, como clase política, tenían que darle una salida a las demandas de la protesta".

"Eso es lo que no tenemos aun en este momento. La presión todavía no sube lo suficiente para requerir un acuerdo de manera transversal, obligatoria, independiente de los compromisos que ocurrieron previo a la elección, pero cuyos tiempos y características no están fijadas", complementa el experto, quien cree que los dos sectores debieran ceder en sus posturas: en el caso del Gobierno, por ejemplo, llamando a un nuevo plebiscito de entrada, idea contraria a lo que han postulado los dirigentes oficialistas; y en la oposición, abriéndose a incorporar listas de independientes o escaños reservados, a lo cual se han mostrado reticentes.

"Este es un proceso donde ambos tendrán que ceder, pero que no tiene ese factor importante que es la presión social y que sí existía para el acuerdo del estallido social", subraya.

Una segunda oportunidad

Al margen de las encuestas y manifestaciones que se han producido en los últimos días, Rodrigo Arellano estima que la impresión generalizada -que se explica a su vez en el triunfo del Rechazo- es que "existe una segunda posibilidad para conformar un nuevo pacto social. En eso, tengo la impresión de que existe una gran sintonía con el sentido común de la votación del 4 de septiembre".

"Quizás en ello van a quedar ciertos extremos, tanto de izquierda como de derecha, que de alguna forma quieren mantener el statu quo y no alterar o modificar el fracaso de la Convención 1.0. Creo que hay espacios para reflexionar y proponer al país un nuevo mecanismo que asegure un pacto de futuro, de sentido común, pero que requiere reflexión, participación de la sociedad civil", remarca.

Marco Moreno, en tanto, indica que el tema es que en la votación del plebiscito, los 13 millones de votantes dejaron en claro que "quieren un cambio moderado, gradual, incrementado; es el tipo de cambio que están demandando las chilenas y chilenos y lo expresaron en las urnas. No se quieren modificaciones muy profundas o radicales, porque va en contra de la moderación, que fue la señal más importante del plebiscito de salida. Por lo tanto, todos buscan sintonizar con esa señal de moderación. En ese sentido, lo que se pretende es ponerle un piso a ese propósito".

Otra perspectiva es la que tiene José Francisco Lagos. Para el directivo de IRP, en pos de lograr el mejor acuerdo posible, las fuerzas políticas no deben precipitarse y tienen que "entender bien qué nos quiso decir la gente el 4S, porque claro que el rechazo con un número tan contundente está señalando muchas cosas a la vez, y es labor de la política dilucidar qué cosas quiso decir la ciudadanía".

"Unas personas están precisamente por continuar el proceso constituyente a través de una Convención Constitucional; otros dicen que retomemos el proceso, pero a través de las instituciones ya establecidas que tienen los recursos asignados, como el Congreso Nacional; y otros también dirán que no quieren continuar, porque señalan que la ciudadanía está más preocupada de las cosas contingentes, más que un cambio constitucional porque este cambio no resolvería sus problemas sociales. De todos estos argumentos, la política también debe hacerse cargo, no puede 'baipasearlos' como si no existieran, porque precisamente se deben a los votantes y no simplemente a sus preconcepciones", sentencia Lagos. 2

Las declaraciones de la ministra Vallejo corresponden a un intento de ser más parte de un proceso del que a mi juicio el gobierno se autoexcluyó".

Es un proceso donde oposición y gobierno tendrán que ceder, pero no tiene la presión social y que sí existía para el acuerdo del estallido".

No se quieren cambios muy profundos o radicales, porque va en contra de la moderación, que fue la señal más importante del plebiscito".

Hay espacios para reflexionar y proponer al país un nuevo mecanismo que asegure un pacto de sentido común".

desde el bloque opositor, decidieron restarse de la reunión del jueves y solicitaron aplazarla hasta el viernes próximo.

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EL ERROR NO FORZADO DE VALLEJO QUE COMPLICÓ LAS PRIMERAS NEGOCIACIONES

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Para Rodrigo Arellano, la intervención de la ministra vocera de Gobierno Camila Vallejo constituye uno de los primeros traspiés para una secretaria de Estado que, hasta entonces, había demostrado "un comportamiento político mucho más alineado con los momentos del país y que no había sido cuestionada por parte ni de la oposición ni el oficialismo; tanto así, que luego de un profundo cambio a nivel político, se mantuvo en su ministerio. Pero en un afán de dar vuelta rápidamente la página de la derrota, cometió el error de entrometerse en un ámbito donde el Gobierno había quedado, por decisión propia, excluido".

En esa misma línea, el vicedecano recalca que sus palabras "provocaron una especie de remezón en quienes participan de las conversaciones, particularmente en Chile Vamos, que ven un gobierno que no tiene capacidad de reconocer la derrota y que trata de intervenir en la opinión pública, como parte del proceso deliberante y reflexivo. Por lo tanto, creo que fue el primer y grave error de la ministra Vallejos".

Por su parte, Mario Herrera considera que "lo peor" de las declaraciones de Vallejos es que adelanta el resultado de una negociación que aún está en curso. "En este momento, es el Gobierno quien tiene que ir a buscar a la oposición para firmar ese acuerdo y no al revés. Por lo tanto, la sartén por el mango la tiene la oposición y es el Ejecutivo quien no debe cometer estos errores si quiere un pacto para el cual, además, le ha puesto fechas, es decir, se ha autocondicionado el resultado a un periodo específico, que puede ser una apuesta muy riesgosa", argumenta.

José Francisco Lagos, en tanto, siente que existe un ánimo de excluir al Gobierno, considerando que este mismo "se puso en una situación bastante incómoda que es habérsela jugado toda por la campaña y que su opción saliera finalmente derrotada, entonces eso evidentemente es un problema porque se puso en una posición difícil. Ahora, las declaraciones de la ministra Vallejo en particular, como adelantar ciertos rasgos del acuerdo, también corresponden a un intento de ser más parte del proceso, de un proceso del que a mi juicio se autoexcluyeron, al menos se pusieron en la posición de excluirse de este tipo de negociación porque precisamente es la opción más derrotada". 2