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Aumento de los campamentos

El último informe oficial da cuenta de un incremento de los asentamientos en el país, producto de las crecientes dificultades económicas. Un aspecto urgente a abordar en el déficit de viviendas pasa por las complejidades para contar con terrenos susceptibles de urbanización.
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El Gobierno presentó los resultados del Catastro Nacional de Campamentos 2022, trabajo que se realizó con el Banco Interamericano de Desarrollo y el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Según ese estudio, en Chile hay 1.091 asentamientos, de los que 355 son nuevos. Poco más de un tercio de quienes viven en esos lugares son inmigrantes que llegaron buscando oportunidades de desarrollo.

A pesar de que hay indicadores de desarrollo que han tenido avances importantes en las últimas décadas, siempre hay segmentos de la población que quedan al margen de esos avances y que requieren la ayuda estatal. La pérdida del empleo, los altos costos de arriendos y razones económicas llevan a muchas familias a tener que instalarse en esos asentamientos. También la inmigración se ha transformado en los últimos años en un factor importante en el crecimiento de los campamentos. Por ello, se requiere la coordinación de ministerios para relocalizar a las familias, o la urbanización y radicación de terrenos que ya ocupan.

Si bien muchos creen que las familias pasan de vivir en la calle a instalarse en campamentos, los estudios muestran una realidad distinta. Dos tercios de las personas que viven en los asentamientos antes habitaban una vivienda, aunque la gran mayoría estaba en la condición de allegados. Según cifras de la Fundación Techo, la mitad de las familias que llega a un campamento antes arrendaba y no pudieron seguir pagando la renta, muchas veces porque perdieron el empleo. Las alzas de los arriendos y las dificultades para acceder a créditos habitacionales también han influido en el tema, por lo cual el Gobierno lanzó el Plan de Emergencia Habitacional.

Aparte de los programas del Ministerio de Vivienda para contrarrestar el incremento de campamentos, se hace necesaria una discusión de reformas en materia de políticas de suelo, ya que en muchas comunas escasean los sectores susceptibles de urbanización, mientras que otros resultan muy caros.

El tema de los campamentos debe solucionarse eficazmente, avanzando en mejorar las condiciones de vida, pues la falta de una vivienda digna dificulta la cohesión de la familia y tiene una infinidad de derivaciones sociales negativas.

Informalidad laboral y campamentos

El camino a una solución de los campamentos tiene que ir en paralelo con un buen manejo de las políticas públicas El Mes de María es una práctica religiosa valiosa de nuestra Iglesia, que es necesario mantener y fortalecer.
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Ninguna familia llega a vivir en campamentos por ser una opción habitacional preferente, se llega por falta de oportunidades laborales en la mayoría de los casos, sabido es que los campamentos no tienen las condiciones básicas para vivir, generalmente carecen de las instalaciones de agua, alcantarillado y energía eléctrica, o parcialmente de ellas. Esta es la realidad según el último catastro año 2022 del Minvu, que arroja 1.091 campamentos con 71.961 hogares en el país. La región de Ñuble no escapa de esta realidad, aunque en el 2021 se tuvo un descenso, pasando de haber tenido 21 campamentos y 412 familias viviendo en ellos a tener 17 a campamento y 297 familias. Durante el 2022 hemos tenido una vuelta atrás aumentando el número de campamentos a 28 en la región con 494 hogares en ellos.

La situación es dinámica, a nivel nacional, entre los años 2011 y 2019 se cerraron 380 campamentos, dándole solución habitacional definitiva a sus familias, pero la fragilidad económica de otras, acentuada en las crisis económicas, las hacen caer en esta deplorable realidad, a la que tan solo desde el 2019 a la fecha se han sumado 355 campamentos, con 29.122 hogares. El 2021 ha sido un año con grandes transferencias de recursos a los segmentos más vulnerables, pero también un año con una gran pérdida de empleos formales y de calidad, y con ello seguimos sumando campamentos. Lo anterior es una muestra que el camino a una solución de los campamentos tiene que ir en paralelo con un buen manejo de las políticas públicas en torno a un buen manejo económico que se exprese en crecimiento e inversión. Las estadísticas tienen ampliamente demostrado la relación directa que hay entre crecimiento económico y disminución de la pobreza, hecho demostrado en Chile desde los años 2.000 en adelante, pero estamos viendo caer ese progreso desde el inicio de las reformas tributarias, en especial desde el año 2014 en adelante, donde el acento ya no ha estado en la reinversión de utilidades.

En estos momentos de crisis, y que se prevé que se acentúe para el próximo año, se hace aún más relevante que la autoridad ponga énfasis en cuidar a las empresas, motores del crecimiento, inversión y empleo. Una reforma tributaria que hoy está en tramitación y que no es pro inversión, de llegar a aplicarse como está, afectará directamente a los más pobres. Muchas de las familias de campamentos tienen algún trabajo informal, pero es el empleo formal y de calidad, junto con la inversión, las que sacan a las familias de la pobreza y les permite salir de campamentos y que a su vez que no se sigan generando.

Ricardo Salman,

Presidente CChC Chillán

Mes de María y vitalidad de la Iglesia

Obispo de Chillán
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Es evidente que el Mes de María no tiene hoy la masividad que tenía décadas atrás, porque en general el lugar de lo religioso en la vida de las personas ha cambiado. Pero eso no significa que carezca de valor y siga siendo, de alguna manera, expresión de la vitalidad de una comunidad católica. Las comunidades más vigorosas celebran buenos Mes de María, las más débiles tambalean. Y esto es así porque el Mes es un buen reflejo de la vida de la Iglesia, que es ante todo encuentro comunitario en torno al Señor, de la mano de la Virgen.

Muchos católicos recordarán lo significativo que fue para ellos vivir el Mes de María en algún momento de su historia de fe: en sus comunidades rurales, en las capillas de barrios y poblaciones, en grupos que se reunían en casas, en una iniciativa misionera, en eucaristías juveniles muy temprano en las mañanas, etc. Algo de esto sigue presente y no hay que perder las buenas experiencias, sabiendo que los elementos esenciales siguen vigentes: la lectura y la meditación del Evangelio, el canto, la oración por la Iglesia y la humanidad, el rezo del Rosario y otras expresiones litúrgicas. Sobre todo no hay que perder el involucramiento de los laicos, varones y mujeres, en la guía de estos espacios, pues el Mes ha sido un ejercicio muy claro del sacerdocio común de los fieles, que nos hace a todos los bautizados corresponsables en la misión de la Iglesia.

Creo que algunos "católicos de elite" o aparentemente más ilustrados hemos mirado con distancia estas "devociones". A veces nos hemos quedado en el prejuicio sin conocerlas plenamente. Es verdad también que hay elementos que necesitan cierta actualización, como de hecho lo hacen en muchos lugares. Pero lo que me parece importante insistir es que el Mes de María es una práctica religiosa valiosa de nuestra Iglesia, que es necesario mantener y fortalecer.

Si el Mes de María tiene valores evangélicos que es necesario preservar, es porque en el centro está la Virgen que nos lleva a Jesús. Es obvio que es un tiempo donde la Virgen tiene un lugar especial: le cantamos, meditamos los acontecimientos bíblicos donde ella aparece, le dirigimos oraciones, pero siempre terminamos en Dios, en Jesús, en la fe que se vive por el amor, en el servicio, en la comunión, etc., porque María es todo eso. La verdadera fe mariana no termina en María, sino donde siempre debe terminar toda fe: en el amor a Dios y a los hermanos.

Más que quedarnos en el lamento de que las cosas ya no son como antes, los católicos que mantienen la luz de la fe en sus corazones, han de cultivar y vivir la dimensión comunitaria de esa fe. Y quienes conducimos o animamos a las comunidades, hemos de procurar que el Mes de María siga siendo un espacio de encuentro, de oración y de evangelización. Así, María nos seguirá llevando a Jesús, y Jesús a una vida fundada en el amor.

Sergio Pérez de Arce A.