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Déficit de docentes

El bajo interés por estudiar Pedagogía es una tendencia que se arrastra desde hace más de cinco años. Se estima que para el año 2025 faltarán cerca de 26 mil docentes.
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Un estudio realizado por Elige Educar, iniciativa público-privada que funciona al alero de la Universidad Católica, ha revelado que existe un déficit importante de docentes en el país. Se estima que para el año 2025 faltarán cerca de 26 mil docentes, y de no mediar cambios importantes, para 2030 faltarán 33 mil.

Esa escasez afectaría principalmente a la Enseñanza Media (32%) con déficit en áreas como: Historia y Geografía (44%), Ciencias Naturales (40%), Inglés, Tecnología y Música y Educación Básica. El tema no es nuevo, pero hay que considerar que hasta al 2020 se proyectaba un déficit de 13.630 docentes, lo que ya era un escenario complejo. Por lo mismo, el año pasado el Ministerio de Educación convocó a una primera mesa de trabajo para la atracción de jóvenes a las carreras de Pedagogía.

La Ley 20.903, que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, establece que todas las carreras de Pedagogía deben estar acreditadas y ser impartidas solo por universidades acreditadas.

Lo cierto es que en 2018, el conjunto de las universidades chilenas tenían matriculados 18.700 estudiantes en Pedagogía, y este año, los alumnos son un poco más de 9.000, lo que es preocupante, porque están ingresando a la carrera de Pedagogía la mitad de jóvenes que hace unos años. Hay un déficit actual y proyectado de profesores, y así no se puede garantizar el derecho a una educación de calidad. El bajo interés por estudiar Pedagogía es una tendencia que se arrastra marcadamente desde hace más de cinco años, y si bien ha habido mejoramientos de remuneración e incentivos, al parecer no han sido suficientes.

Prepararse para la vida

Una vez más queda demostrado que los desafíos son educativos, que la academia forma profesionales pero el hogar forma ciudadanos para la vida
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E l pasado sábado realizamos en Ñuble el primer ensayo PAES 2023 en el cual se inscribieron más de 600 estudiantes en su mayoría adolescentes y alumnos de educación media, pero lo que resalta no es el hecho de la validación de los conocimientos sino la disposición que tiene este grupo de jóvenes que están decididos o tal vez encaminado para prepararse para la vida, mientras algunos apuestan a invalidarse.

Recurro a este escenario cercano porque la PAES fue un pequeño oasis en medio de planes como "Calles sin Violencia" y acciones legales respaldadas en "el Criterio Valencia", dando ejemplo que hay una juventud que tiene objetivos y metas en la vida bastante claros. Pero donde muchos han crecido y se han formado sobre una base familiar sólida en la cual los valores, la educación, el esfuerzo y el reconocimiento son parte de una simbiosis que es indispensable para la buena salud de la sociedad.

Ellos que parecen ser una minoría, son el contrapeso de aquellos que algunos psicólogos denominan la generación de la instantaneidad, para quienes los valores familiares y sociales no existen, quienes sueñan con una fama rápida sin importar el precio, acompañada por acceso al dinero rápido generado con un esfuerzo mínimo.

Si, son esos más de 6 mil jóvenes que a los largo y ancho de Chile acudieron a nuestras 22 sedes a poner a pruebas sus conocimientos en ramos esenciales como lenguaje y matemática . Ellos los que se visualizan con un título de ingeniero, enfermera, psicólogo o educador, son los que reconocen en la educación y en el conocimiento el verdadero capital de un país, y son los que esperan por méritos y esfuerzos ingresar a las distintas instituciones de educación superior del país.

Reconozco que las generalizaciones no es una máxima social que corta de manera transversal, pero apuesto a creer que los jóvenes que decidieron pasar toda la mañana de un sábado haciendo dos pruebas, son los mismos que en menos de una década contarán con títulos universitarios y que a la vuelta de dos, pudieran estar cumpliendo funciones de Estado, Gobierno o diseñando políticas gerenciales en transnacionales o aportando con conocimientos en la industria de la astronomía.

Una vez más queda demostrado que los desafíos son educativos, que la academia forma profesionales pero el hogar forma ciudadanos para la vida. Es la familia el espacio donde se cultivan los valores de la responsabilidad, la empatía, el cariño, la autodeterminación y los demás entornos son escenarios donde se ponen a prueba lo aprendido en casa.

Por ahora, siento un leve respiro porque estoy convencido que aún hay esperanza y que la educación sigue siendo el camino para lograr el desarrollo de los pueblos y que existe toda una generación que apuesta a este viaje de prepararse para la vida.

José Luis Franco Montaña,

rector Santo Tomás Chillán