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El déficit de energía como causa de la pobreza y subdesarrollo en Ñuble

Un detalle sorprendente de estos tiempos es la demanda por mayor autoridad y un rol más activo del Estado. Hoy tenemos la oportunidad de corregir estas brechas en el sistema eléctrico y energizar el crecimiento económico y bienestar de nuestra población.
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Si hay una causa fundamental que explique los motivos de la pobreza de la región de Ñuble es la energía, la falta de capacidad de energía de transmisión se ha convertido en uno de los principales cuellos de botella para su crecimiento y desarrollo.

La energía es un recurso fundamental para el desarrollo económico y social de un país, aumenta la competitividad económica, al reducir los costos de producción, y mejora la calidad de vida de las personas más vulnerables.

El abastecimiento de la energía de la región proviene exclusivamente de las obsoletas y precarias líneas de 154 kv y 66 kv, las líneas de 220 kv y 500 kv pasan de largo por Ñuble, y así también está pasando el desarrollo, dejando como resultado sólo pobreza.

Un proyecto aprobado por la Comisión Nacional de Energía (CNE) el 2018, que podría aumentar en forma significativa la capacidad de transmisión de la línea 66 Charrúa-Chillán, no está siendo construida, producto de la quiebra del contratista.

Después de sostener diversas reuniones en la mesa de energía de la región, en que hemos participado junto con el Gobernador Oscar Crisóstomo, el seremi de Energía, los gremios y empresas de energía, esta semana ha salido una luz para Ñuble, que podría cambiar la realidad de la pobreza eléctrica y desastre económico, falta de industrias, inversión y de empleo, y pobreza de las familias.

En este contexto, los gremios junto a la Senadora Loreto Carvajal y al Diputado Cristóbal Martínez nos reunimos con el Gerente General de la CGE - empresa propietaria de la línea - que dio como resultado su compromiso para ejecutar la línea de forma directa, lo que constituye un gran alivio para nuestra región, que provocará un impacto positivo a mediano plazo. Posteriormente nos reunimos con la CNE, que con esta nueva información comenzará las conversaciones con la empresa y con el Coordinador Eléctrico Nacional para revisar todas las alternativas para retomar las obras de esta necesaria línea.

La Ley General de Servicios Eléctricos chilena, que se ve como ejemplo en muchos países del mundo, en términos de garantizar la eficiencia, seguridad, calidad, continuidad y acceso a los servicios eléctricos a todos los usuarios en condiciones de igualdad y equidad, en la región de Ñuble no se está cumpliendo mayormente, es por ello, que dicha ley merece una revisión legislativa.

Hoy tenemos la oportunidad de corregir estas brechas en el sistema eléctrico y energizar el crecimiento económico y bienestar de nuestra población.

Ricardo Salman Aburdene,

presidente CChC Chillán

El valor de la democracia

La ciudadanía estima que la clase política no ha sabido interpretar las expectativas de las personas.
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La prestigiosa revista The Economist, que evalúa de forma anual los sistemas políticos de cada país, situó hace un tiempo a Chile como la tercera mejor democracia latinoamericana y número 23 a nivel mundial. Desde luego que es un reconocimiento relevante, considerando que el país cayó en una profunda crisis en la década del 70, que llevó a la interrupción del sistema democrático y a un paréntesis de diecisiete años bajo un régimen militar. Una vez retomado el proceso en 1990, nuestro país ha tratado de darse una nueva institucionalidad, pero muestra síntomas negativos que ya generan una fuerte desconfianza de la ciudadanía.

La ciudadanía estima que la clase política no ha sabido interpretar las expectativas de las personas. La desilusión se fundamenta en que no ven que sus problemas reales estén considerados en las agendas temáticas de los partidos.

La democracia es un proceso de permanente construcción humana, lo que quiere decir que sufre avances y retrocesos dependiendo de las mayorías, de su empoderamiento y de efectos externos que modifican los pensamientos y la cultura.

Cada vez es más difícil gobernar, por las presiones de una sociedad atomizada que se urge por el día a día, por lo que es cada vez más complejo delinear a largo plazo. Un detalle sorprendente de estos tiempos es la demanda por mayor autoridad y un rol más activo del Estado y sus potestades, porque parece que hay una sensación de que ciertos temas -como la delincuencia y el narcotráfico, por ejemplo- están fuera de control, lo que genera vacíos e incertidumbre, que muchos entienden como falla del sistema, o una ausencia del Estado.