Chile tiene condiciones naturales para extraer litio con un bajo impacto ambiental, aportando con la producción de un insumo clave para la transición energética, ya que el litio es uno de los principales componentes de las baterías. Estas ventajas permitieron que el mineral haya aportado, en 2022, US$5.032 millones , equivalente a 1,6% del PIB y 6,4% de los ingresos fiscales, superando incluso al aporte de Codelco. Este ingreso proviene de dos fuentes : (i) rentas de arrendamiento a Corfo por los contratos que sostiene con las únicas dos empresas privadas que operan actualmente (SQM y Albemarle) (US$3.121 millones); e (ii) ingresos tributarios, por renta y específico a la minería (US$1.911 millones). Hay incertidumbre respecto de la duración de este súper ciclo del precio del litio debido a las cambiantes y desconocidas condiciones del mercado. Por el lado de la demanda, se espera que el litio siga siendo relevante en el mediano plazo. Habiendo sustitutos más baratos para fabricar baterías (como el sodio), las condiciones electroquímicas del litio son superiores. La oferta, en cambio, sí presenta desafíos. El litio es muy abundante en el mundo y los tiempos de puesta en marcha de estos proyectos son menores que otros minerales, por lo que la capacidad de respuesta de los productores es mayor. Esto explica por qué Australia, pasó a ser el principal productor en 2022, con el 47%, mientras que Chile bajó al 30% desde el 67% que presentaba en 2000. En 2022, el litio se transformó en el primer producto no cobre de exportación de Chile debido al elevado precio internacional y al importante incremento de la producción nacional . Esto ha generado una natural discusión pública por su gran aporte a las finanzas públicas y al combate del cambio climático, en el contexto que Chile es el país con las mayores reservas mundiales (36%), seguido por Australia (24%) y Argentina (10,4%), y que cuenta con las mejores condiciones geológicas del mundo para su explotación. Sin embargo, el potencial que presenta nuestro país para satisfacer la demanda de litio requiere de un marco jurídico y de incentivos que fomenten su producción bajo consideraciones de eficiencia. Lamentablemente, la Estrategia Nacional del Litio (ENL) deja más dudas que certezas y arriesga a que Chile se pierda esta oportunidad. La legislación chilena pone restricciones a la participación de los privados en este mercado. La Estrategia Nacional del Litio propuesta, que permite la participación de los privados, pero bajo una serie de restricciones, lo que plantea legítimas dudas sobre el real aprovechamiento de este recurso natural en beneficio del país. Mientras tanto, el mundo aumenta aceleradamente su producción, incrementando el riesgo de que el súper ciclo del litio se acabe antes de que Chile logre desarrollar su potencial. Si bien se aplaude la idea de abrir la restringida explotación que hoy existe en el litio, esta estrategia no contiene metas ni plazos específicos dejando la duda si seremos capaces de aprovechar el buen momento por el que pasa el mercado internacional del mineral. La principal duda es qué justifica que el litio presenta una institucionalidad distinta a la del cobre u otros minerales, que también son del Estado y tampoco son renovables.