Acuérdese de su pobre hígado
Chile posee un escenario regulatorio claro y una política de Estado que apunta a una descarbonización rápida.
Quienes ya pasamos la barrera de los 50 años tenemos a fuego el título de la canción de la banda chilena Sexual Democracia donde se hacía alusión a los efectos de no adoptar medidas preventivas para la salud de nuestro órgano. Sin embargo, es muy probable que los más jóvenes ni siquiera la hayan escuchado y es por ello que es necesario hablarles directamente a ellos.
La hepatitis es una inflamación aguda o crónica al hígado, generada por múltiples causas como virus, alcohol, medicamentos u otras sustancias tóxicas, además de enfermedades autoinmunes y hereditarias, aunque en Chile las más comunes son las virales entre las que se encuentra la hepatitis A, B y C (pero también existen las E y D). Sin embargo, y a pesar de lo que puede pensarse, no todas ellas son sintomáticas y, en muchos casos, pueden aparecer como un hallazgo en un examen de sangre.
Los virus de hepatitis A y E, se producen por la ingesta de alimentos o agua contaminadas por heces que contienen el virus y suelen causar hepatitis agudas, pero tienen un buen pronóstico si son tratadas a tiempo. No obstante, las hepatitis B, C y D -que son producidas por transmisión sexual, contacto con sangre o fluidos contaminados- pueden estar por años sin presentar síntomas, volviéndose crónicas lo que conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis o carcinoma hepatocelular (cáncer al hígado).
Y aunque en nuestro sistema se dispone de las herramientas necesarias para diagnosticarlas y tratarlas, es imprescindible una mayor orientación a la comunidad sobre sus orígenes y las medidas preventivas. En el caso de la hepatitis A y B, la principal medida preventiva es la vacunación. Ambas están incluidas en el Plan Nacional de Inmunización, aunque la segunda sólo desde 2005 con 4 inoculaciones, por lo que los mayores de 16 años no cuentan con esta protección.
En Chile, la hepatitis B es el origen más frecuente de trasplantes al hígado, mientras que las muertes por causas hepáticas representan el 5% del total anual, estando la cirrosis por virus hepatitis C y B dentro de las principales causas. A nivel mundial, y de acuerdo con la OMS, existen más de un millón de defunciones al año por cirrosis y cáncer al hígado.
De acuerdo a esto, es importante conocer estas afecciones e informar sobre las medidas de prevención, tales como la vacunación para hepatitis A y B. Este mes, donde se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis, es fundamental crear conciencia sobre lo peligrosas que pueden ser y lo importante que es detectarlas y tratarlas, permitiendo salvar millones de vidas en los años venideros.
Paula Molina,
Química farmacéutica de Farmacias Ahumada.