Un nuevo informe del Programa Conjunto de la ONU sobre el VIH/Sida ha indicado hace unos días que existe un camino claro que podría permitir poner fin a la enfermedad para el año 2030, una ruta que también ayudará a prepararnos mejor para futuras pandemias.

El documento del organismo ONU Sida estima que esto requiere un gran liderazgo político y mayores inversiones de los gobiernos en los programas de salud. En el mundo hay unas 39 millones de personas que tienen el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH), según estimaciones de 2022, año en que fallecieron 630 mil personas de Sida, pero a la vez hay 9,2 millones de enfermos que siguen sin acceso a tratamiento. El organismo revela que es muy lamentable que unos 660.000 niños viven con el VIH en el mundo. De acuerdo con los esos datos, se estima que en Chile 77.000 personas viven con el virus.

Las claves para lograr el objetivo de superar la enfermedad son que los líderes políticos de cada país den prioridad al Sida, apuntando a guiarse por los datos científicos, abordando las desigualdades y garantizando el financiamiento suficiente para los programas de salud.

Por mucho tiempo, ha sido una enfermedad rodeada de prejuicios y con un fuerte estigma social, debido al desconocimiento de sus causas y desarrollo. Una parte de la población portadora del VIH no sabe que lo tiene, por lo que hay que llamar a la población en condición de riesgo a realizarse el test, porque en la medida en que haya una detección temprana y sigan los tratamientos en forma rigurosa, son mayores las posibilidades de llevarla controlada.

Chile se encuentra en una encrucijada económica desafiante, con una tormenta perfecta que amenaza con oscurecer nuestro horizonte. Además de enfrentar una potencial crisis económica mundial, hemos experimentado una desaceleración económica interna que se ha prolongado durante la última década, afectando además del crecimiento, a la generación de empleo y de oportunidades, especialmente para los jóvenes.

A nivel internacional, Alemania y China, enfrentan crisis en el crecimiento de sus economías. Alemania, conocida como el motor económico de Europa, está lidiando con desafíos económicos significativos, mientras que China, un socio comercial vital para Chile, ha sufrido una caída en su producción manufacturera durante cinco meses consecutivos, acompañada de una crisis de deuda inmobiliaria. Estas dificultades globales se suman a nuestros propios problemas económicos.

A nivel nacional, las causas subyacentes de nuestra recesión económica se encuentran en la falta de incentivo a la inversión, impulsada por los aumentos tributarios que comenzaron hace una década y las numerosas reformas que han complicado la tramitación de proyectos de inversión debido a la burocracia. Como resultado, Chile se encuentra atrapado en lo que podríamos llamar una "década perdida", con un crecimiento económico prácticamente estancado durante los últimos 10 años.

A pesar de las afirmaciones optimistas del ministro de economía, Nicolás Grau, sobre el reciente Imacec, que mostró un crecimiento del 1,8% anualizado en julio, debemos destacar que esta cifra se explica principalmente por el aumento en la actividad de educación debido a una semana menos de vacaciones que en julio del año 2022. Esta alza carece de fundamentos sólidos que respalden una recuperación económica sostenible, y las perspectivas para el segundo semestre son sombrías.

Las dificultades actuales para impulsar iniciativas de inversión se están reflejando gravemente en el nivel de desempleo, especialmente en la región de Ñuble. Actualmente, en el trimestre de mayo a julio, Ñuble muestra una tasa de desocupación del 10%, la más alta en 2 años, mientras que a nivel nacional la tasa llega al 8,8%. Además, hemos observado un aumento significativo en la ocupación informal, en Ñuble afectando a 74,367 personas, y a nivel nacional, afectando a 2,425,785 personas. Es crucial destacar que la ocupación informal carece de protección social, lo que agrava aún más la situación.

El Presidente Boric, en reunión anual en la Sonami, ha enfatizado la importancia del crecimiento económico y la inversión en el desarrollo del país. Sin embargo, las decisiones de inversión se ven seriamente afectadas por la actual discusión tributaria que está teniendo lugar en estos días. En tiempos de tormenta económica, es fundamental que Chile tome medidas decisivas para enfrentar estos desafíos y restaurar la estabilidad económica antes de que los nubarrones se vuelvan aún más amenazantes.

Ricardo Salman Aburdene,

presidente CChC Chillán