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Boric acusa a grupo de "ultraderecha" de tirar panfletos en casa de sus papás

PUNTA ARENAS. La residencia ha sido escenario de otras protestas contra el Mandatario, quien señaló que "más allá de las amenazas personales de estos grupos, que son cada vez más comunes, que lo hagan con mi familia cruza cualquier límite".
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El Presidente Gabriel Boric publicó ayer en sus redes sociales imágenes de panfletos lanzados en la entrada de la casa de sus papás en Punta Arenas, Región de Magallanes, donde es tratado de "comunista", que esté "fuera del país" y un dibujo de un ahorcado. "No todo vale", dijo el Mandatario.

El hecho ocurrió en la madrugada del jueves, señaló Boric, cuando "un grupo de ultra derecha fue a tirar panfletos afuera de la casa de mis padres. (...) Más allá de las amenazas personales de estos grupos, que son cada vez más comunes, que lo hagan con mi familia cruza cualquier límite".

Precedente

A fines de mayo, trabajadores de la salmonicultura se manifestaron en el mismo lugar, debido al proyecto de Ley sobre áreas marítimas protegidas.

El Presidente agregó que acciones como la denunciada ayer "no me amedrentan en lo más mínimo, y pueden tener la certeza que estaré, junto con nuestro Gobierno, firme trabajando por su (sic) Chile y su pueblo".

El ministro de Vivienda, Carlos Montes, señaló en X que "debemos cambiar la forma de hacer política que, incluso en la crítica, ponga en perspectiva al país y no dar paso a los antidemócratas. La política debe avanzar a un nuevo momento de sensatez y mesura".

El mundo político, al cierre de esta edición, se mantenía al margen de lo ocurrido, concentrado en la votación del Consejo Constitucional y las celebraciones de Fiestas Patrias.

"polarización"

La agencia de noticias Efe destacó que "el aniversario de los 50 años del golpe de Estado de la cúpula del Ejército chileno, contra el Gobierno democrático del socialista Salvador Allende, ha agudizado el intenso clima de polarización política y división social que sacude Chile".

"Tanto la derecha tradicional como la ultraderecha se negaron a firmar el documento propuesta de condena explícita del golpe, además de la llamada a la unidad y la reconciliación planteada por el mandatario, y boicotearon los actos oficiales, en los que participaron jefes de estado, activistas de los derechos humanos locales e internacionales, artistas y familiares del más de un millar de detenidos desaparecidos, de los que medio siglo después no se conoce su destino", recordó Efe.

Luego la agencia española destacó que durante los últimos días "la ultraderecha fue un paso más allá e incluso justificó el golpe, responsabilizó del mismo al propio Allende y a sus políticas sociales, lo calificó de inevitable y eludió la condena explícita a los crímenes" cometidos durante el régimen de Pinochet.

"Chile está, además, sumido en un controvertido proceso para sustituir su actual Constitución, escrita en 1980 por la dictadura y enmendada ligeramente en democracia, proceso que tras el rechazo al borrador progresista sometido a referéndum el 4 de septiembre de 2022, ahora lidera una constituyente en la que la mayoría absoluta corresponde a la derecha y la ultraderecha", continuó Efe, aludiendo estos hechos como posibles causas de los panfletos dejados en la casa de la familia Boric Font.

A ello se suma que "en los últimos días, diversos actores sociales han denunciado 'las medidas regresivas' que están introduciendo a través de enmiendas en el texto -que se votará en diciembre-, ambas corrientes al amparo de su mayoría, y que suponen retrocesos en materia de derechos y el fin de algunos ya adquiridos", en un texto que, a diferencia de la propuesta anterior formulada por la Convención Constitucional, este no ha sido explícitamente respaldado por el Ejecutivo.

El patriotismo importa

Joaquín García-Huidobro
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La tradición cultural de Occidente siempre ha dicho que el patriotismo es una virtud, es decir algo que nos hace ser personas más plenas. Quien carece de ella está limitado, ha dejado sin desplegar una faceta importante de su personalidad. Sin embargo, ya Aristóteles enseñaba que la virtud consiste en un justo medio y en esta materia es posible equivocarse de dos maneras.

El primer error es el del nacionalismo patológico. Admite muchas modalidades, desde esa gente que se cree más chilena porque habla mal de argentinos o peruanos hasta otras formas más peligrosas. Así, una parte de los movimientos totalitarios del siglo XX encarnaban este error. El nacionalsocialismo invadió buena parte de Europa porque pensaba que Alemania necesitaba más espacio vital para desarrollarse. La Italia de Mussolini se lanzó sobre Etiopía simplemente para satisfacer su orgullo nacional. El costo no importaba.

El segundo error está dado por el internacionalismo, que pretende prescindir de la idea de patria, sea en teoría o en la práctica. En el campo teórico, el marxismo postuló, por ejemplo, el internacionalismo proletario, que no debía conocer fronteras, pero no vamos a hablar de eso ahora. Me interesa más apuntar a esas personas que, orgullosamente, se llaman "ciudadanos del mundo", que carecen de raíces y no se sienten vinculadas a ningún lugar. Son absolutamente móviles, como una pieza de Lego en el gran edificio capitalista.

El patriotismo, por el contrario, nos recuerda que somos seres esencialmente geográficos, que estamos ligados a objetos y paisajes. Uno nunca termina de asombrarse cuando ve la cordillera, y para qué decir el mar. A veces se trata de cosas muy sencillas, que nos vinculan a nuestra tierra. Recuerdo haber conversado con un chileno que estuvo muchos años exiliado en Polonia. Cuando le pregunté qué era lo que más extrañaba de Chile no dudó en responderme: "La marraqueta con palta".

La vida académica lo lleva a uno a viajar por muchos países y visitar una infinidad de ciudades. ¿Te puedo confesar algo muy personal? Yo me quedo con Colchagua, y conste que no soy colchagüino. Por desgracia, el terremoto de 2010 nos quitó una parte importante de sus casas y paredes de adobe; sin embargo, el brillo de la luz sobre los campos no lo puede destruir terremoto alguno.

Los hombres somos seres geográficos, estamos ligados a ciertos espacios, pero también vivimos en la dimensión temporal. El patriotismo nos lleva a valorar a nuestros antepasados. Quizá tienes la fortuna de que tus abuelos todavía estén vivos. Aprovéchalos, pregúntales cosas de tiempos que ya pasaron, incluso anótalas en una libreta para que no se te olviden y algún día podrás contarlas tú.

No siempre son cosas alegres. Hoy me contó mi padre, que tiene 92 años, historias de su abuelo, oídas a su madre. No lo conoció, porque murió muy joven de un infarto mientras iba en un coche con caballos. No había autos entonces. Era un hombre depresivo, en una época en que no había remedios. ¿Cómo se defendía de esos profundos ataques de melancolía? Tocando horas y horas el violín. No se rindió ante la adversidad.

El amor a la patria nos lleva a conocer su historia, con sus luces y sombras. Chile es un país de historiadores, pienso, por ejemplo, en el gran Gonzalo Vial (1930-2009), un hombre que, aparte de su biografía de Arturo Prat y su Historia de Chile, escribía una columnas en el diario La Segunda, donde nos advirtió sobre las crisis que venían, y nadie le hizo caso. Él y su mujer dedicaron buena parte de su vida a sacar adelante unos colegios para personas menos favorecidas. No tenían muchos medios económicos, pero se las arreglaron. No era fácil decirle que no a gente como ellos. Se veía que habían dedicado toda su vida y se habían privado de muchas cosas para servir a su país. Cuando uno los veía, era inevitable preguntarse: "¿Qué voy a hacer yo por mi país?"

El patriotismo lleva también a mirar el futuro: ¿qué Chile vamos a dejarle a las generaciones que vienen? ¿Un país con su naturaleza contaminada, con el Estado lleno de deudas que tendrán que pagar ellas, una sociedad enferma de odio? Algunos quieren dejar eso en herencia, el patriotismo nos obliga a pensar de otra manera.