En los inicios del siglo XIX, los patriotas chilenos se entregaron a la tarea de hacer de nuestro país un Estado libre, independiente y soberano, ya no sujeto a la Monarquía española. Fue un camino difícil, con sacrificios y luchas, donde destacaron héroes y padres de la patria que hoy seguimos recordando. ¿Cuáles son las tareas de hoy? ¿Contamos con líderes y ciudadanos dispuestos a dar esas batallas? He aquí algunos desafíos.
Sanar nuestra convivencia. No solo el ambiente político está crispado desde hace tiempo, sino también otros espacios y experiencias en las que convivimos: las escuelas, los barrios, los medios de comunicación. Hay algo enfermo entre nosotros, cuyo origen parece estar en pensar solo en nosotros y muy poco en los demás. Respetar la dignidad de la persona humana y rechazar toda violencia es indispensable para sanar.
Acuerdo. Es normal que tengamos divergencias sobre los más diversos temas, pero es fundamental forjar acuerdos en cuestiones esenciales, que nos permitan afrontar las urgencias que el país tiene. El tema de las pensiones, los tributos, la nueva Constitución, el mejoramiento del sistema de salud, entre otros, exigen dialogar, escucharse mutuamente y construir consensos. Eso es lo que el país pide a los políticos.
Seguridad y protección. Vivir con miedo y estar expuestos a la violencia, es de las experiencias más dañinas para nuestro desarrollo social. Lamentablemente hay bandas y grupos dedicados al narcotráfico y al delito que han crecido en su accionar y van penetrando diversos espacios. Necesitamos una acción preventiva y represiva más eficaz, junto a la tarea permanente por crear mejores condiciones sociales para que no haya contextos vulnerables donde pueda desarrollarse el mundo del delito.
Prevención ante el cambio climático. El calentamiento global viene ocasionando hace décadas un gran daño a nuestra casa común y los fenómenos naturales causan cada vez más estragos. Por eso, junto a una más decidida acción por renovar las fuentes energéticas, tenemos que modificar estilos de vida y prepararnos mejor para enfrentar incendios, inundaciones y otros desastres. Prevenir antes que lamentar.
Natalidad e interculturalidad. La tasa de fecundidad en Chile es actualmente de 1,3 hijos por mujer, la más baja desde que se tiene registro. Hoy nacen menos habitantes que los que mueren, lo que exige políticas para incentivar la natalidad. También se necesita seguir creciendo en una mejor integración de quienes llegan a vivir al país desde el exterior, forjando una sociedad más intercultural.
Espiritualidad. "No solo de pan vive el hombre", dice Jesús, lo que nos recuerda que el ser humano ha de estar abierto a la trascendencia, descubriendo que su fin último es la comunión con Dios. Esto lo hace más pleno y un mejor ciudadano. Por eso el desafío es evangelizar.
Sergio Pérez de Arce,
obispo de Chillán