Comprender todas las dimensiones en el desarrollo científico y tecnológico de la Inteligencia Artificial es una gran tarea. Qué duda cabe del aporte de estos avances en distintas aplicaciones en el campo de la medicina, las comunicaciones y los servicios. La última Technology Review del MIT describe el Robots casero "Astro", de Amazon, como un aparato de gran utilidad para la seguridad de las personas, y es catalogado por sus creadores como "otro par de ojos para vigilar mascotas, hogares y pertenencias", sin embargo, no ha estado exento de críticas en temas de privacidad, ya que genera suspicacias respecto a los intereses de Amazon y sus deseos de "saber todo lo posible sobre nuestra vida diaria": se trata de un artefacto más que se suma a un hogar lleno de "inteligencia ambiental", es decir que permite un mayor conocimiento sobre las personas, lo que no es nuevo en sistemas de información.
El sueño del ser humano es ser feliz, ¿podrá lograrlo a través de la Inteligencia Artificial aplicada? No es prematuro anteponer los dilemas éticos a tanto manejo de la Inteligencia de información, es decir, en concreto debemos pensar que cada vez que usamos nuestros celulares estamos entregando aspectos de nuestros gustos, pensamientos y sentimientos para ser procesados y administrados, y generar nuevas y más específicas necesidades a las personas: en rigor somos inducidos a realizar acciones, sin saber que estamos siendo manipulados para adquirir un determinado servicio o producto.
Ese viejo adagio que dice que "las necesidades son infinitas" es la base para determinar cómo, cuándo, dónde y de qué manera podrá satisfacerse por medio de la aplicación de la IA estas nuevas "necesidades". La gran controversia es la creación de social de bots con sentimientos que alejarán a los seres humanos entre sí. Existen serios dilemas éticos al respecto, sin embargo, lo indiscutible es la aplicación de la IA en el campo de la simulación y experimentación es parte esencial del progreso de la humanidad.
La IA cada vez está más cerca de crear un cerebro artificial, el mundo del cine se adelantó, como en las novelas de Asimov, a plantear mundos imposibles para nosotros… ¿Pero serán en un futuro los replicantes Nexus 6 de la película Blade Runner, de Ridley Scott, una realidad?,
Muchas son las incógnitas que nos depara el avance de la Inteligencia Artificial, sin embargo, una cosa es fundamental: si perdemos el sentido de humanidad en la aplicación de la IA se abrirán nuevas formas controversias éticas.
Lo cierto que es que los procesos realizados por robots tales como Alnstein, ChatGPT, ATLAS o Palm-E serán clave para aumentar la calidad vida de las personas. Pero, si tuviéramos una visión futurista y proyectáramos un facilitador cibernético dictando clases en escuelas, institutos y universidades en distintos lugares de nuestro planeta, ¿esto sería una demostración más de la pérdida de humanidad o un avance para la civilización?
Ricardo Bocaz Sepúlveda,
vicerrector UDALBA Chillán