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El baño con elefantes, la cuestionada y popular actividad turística tailandesa

ANIMALES. El fallecimiento de una mujer española, que fue atacada por una elefanta en un centro turístico, encendió las alarmas sobre el cuidado de estos mamíferos.
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Efe

El baño con elefantes que ofrecen algunos centros es una actividad controvertida para atraer turistas en Tailandia, que algunas organizaciones denuncian que entraña riesgos al estresar a animales que pesan más de una tonelada y tienen una altísima sensibilidad.

Después de que la española Blanca Ojanguren, de 22 años, fuera atacada mortalmente el pasado viernes por una elefanta en un centro turístico de la isla de Yao Yai, donde le daba un baño junto a su novio, resuenan las alertas realizadas por algunas organizaciones sobre las implicaciones de esta práctica.

La Policía de Yao Yai confirmó a Efe que aún investiga lo sucedido a la española y "reúne pruebas" para determinar la causa precisa de su muerte.

A raíz del suceso, la española Cristina Palacio, codirectora del santuario Kindred Spirit, ubicado en la localidad tailandesa de Chiang Mai -donde no se permite el baño con los paquidermos-, incide en que "el principal problema es la cautividad de animales salvajes".

Palacio dijo que se debe proveer a los turistas de "información correcta" sobre la naturaleza de los elefantes para que se demanden "experiencias diferentes y respetuosas".

Separación materna

Por su parte, World Animal Protection advierte que el primer paso para lograr que un elefante se deje bañar por extraños consiste en "separar a las crías de sus madres, mantenerlas aisladas, privarlas de comida y agua y, en muchos casos, golpearlas repetidamente hasta que se las puede controlar con miedo".

No hay pruebas de que este método, que la ONG dice conocer a través de fuentes que no identifica, se cumpla en todos los centros turísticos que cuentan con estos animales, mientras cerca de 2.800 son exhibidos en centros para diversas actividades en Tailandia, según datos de la organización.

Estas prácticas, insisten, han ido extendiéndose en países de Asia para atraer a visitantes extranjeros, pues es vista como un espectáculo menos agresivo, dejando atrás los paseos en elefantes, cuyo atractivo ha disminuido en los últimos años, cuando -cree la ONG- ha crecido la sensibilización contra el maltrato animal.

Riesgos de salud

La reserva natural de la turística isla de Phuket prohíbe en su caso que los visitantes tengan contacto directo con los animales, salvo para observarlos desde una distancia prudencial, y en su página web aclara: "Los elefantes no quieren ser bañados por los humanos y los humanos no deberían bañar a los elefantes".

Este centro alerta sobre los riesgos de salud que encierran estos baños para el animal y para los humanos, pues -entre otros factores- el elefante puede orinar o defecar, aumentando las posibilidades de infección para sí mismo y para los turistas que se mantienen cerca, gracias a estas ofertas que permiten hasta dos horas de contacto por un precio un poco superior a los cien dólares.

"En condiciones húmedas y resbaladizas puedes caerte. Con un elefante de tres toneladas cerca, potencialmente estresado, esto es algo que realmente quieres evitar", advierte la reserva, que no niega que los paquidermos disfrutan bañarse o cubrirse de lodo, pero solo cuando ellos así lo desean.

La actividad genera disparidad de opiniones y otros centros, entre ellos uno muy popular a 155 kilómetros de Bangkok que este lunes aparecía abierto en su web, ofrecen el baño con elefantes como una de sus actividades, defendiendo la protección del animal y negando posibles abusos.

El país de los elefantes

Tailandia, que lidera el número de elefantes en Asia, intenta controlar el crecimiento de esta población con programas anticonceptivos para evitar principalmente la rápida reproducción de los paquidermos en la vida salvaje.

Según registros gubernamentales, en la actualidad hay entre 4.013 y 4.222 elefantes salvajes (que viven en libertad), que han causado la muerte a 240 personas desde 2012 y que a veces cruzan hacia áreas habitadas por personas, debido a la pérdida de hábitat natural.

Se estima, además, una población similar de elefantes domésticos en el país, de los que no hay datos oficiales recientes sobre incidentes graves con humanos, la mayoría de ellos utilizados en espectáculos destinados a turistas.

Los desastres por el agua en el mundo causaron la muerte de más de 8.700 personas en 2024

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El ciclo global de agua vivió el año pasado nuevos extremos climáticos y los desastres relacionados con el agua causaron la muerte de más de 8.700 personas, desplazaron a 40 millones y supusieron pérdidas económicas superiores a 550.000 millones de dólares.

El informe Monitor Mundial del Agua, en el que participa un equipo internacional de investigadores, señala que en 2004 se vivieron "feroces inundaciones y sequías paralizantes".

El año pasado fue el más caluroso hasta ahora registrado y el aumento de las temperaturas que está cambiando la forma en que el agua se mueve alrededor del planeta, "causando estragos" en el ciclo del agua, indica el informe, dirigido por la Universidad Nacional de Australia (ANU).

Las catástrofes relacionadas con el agua más dañinas de 2024 fueron las inundaciones repentinas, las crecidas de ríos, las sequías, los ciclones tropicales y los corrimientos de tierras.

El calentamiento global contribuyó a que "los aguaceros sean más intensos y las tormentas se desplacen más lentamente, como demuestran las mortales inundaciones repentinas en Europa, Asia y Brasil", señaló el director del informe Albert van Dijk, de la ANU.

El experto citó, entre otras, las inundaciones repentinas en Afganistán y Pakistán, con más de mil muertos, o la dana de octubre pasado en España, que dejó 232 fallecidos y más de 500 litros por metro cuadro en ocho horas.

Además de las inundaciones de Brasil, que causaron más de 80 muertos, y las lluvias monzónicas en Bangladesh, con el desembalse de presas en agosto, que afectaron a 5,8 millones de personas y destruyeron al menos un millón de toneladas de arroz.

Cada vez se baten más récords de precipitaciones y en 2024 se alcanzaron máximos históricos mensuales con un 27% más de frecuencia que a principios de este siglo, mientras que los de precipitaciones diarias se alcanzaron con un 52% más frecuencia.

Los mínimos históricos de precipitaciones fueron 38% más frecuentes, "por lo que estamos asistiendo a extremos peores en ambos lados", indicó Van Dijk.

Además, el aumento de las temperaturas de la superficie del mar intensificó los ciclones tropicales y las sequías en la cuenca del Amazonas y el sur de África.

El descenso del nivel de los ríos fue récord en la cuenca del Amazonas, uno de los ecosistemas más importantes de la Tierra, lo que cortó las rutas de transporte e interrumpió la generación de energía hidroeléctrica.

Los incendios forestales provocados por el clima cálido y seco quemaron más de 52.000 kilómetros cuadrados sólo en septiembre, liberando grandes cantidades de gases de efecto invernadero.

En el sur de África, una grave sequía redujo la producción de maíz en más del 50% y dejó a 30 millones de personas con escasez de alimento, los agricultores se vieron obligados a sacrificar el ganado al secarse los pastos y se redujo la producción hidroeléctrica, con apagones generalizados.

El experto puso el énfasis en que es necesario prepararse y adaptarse a unos fenómenos extremos "inevitablemente más graves".

Como medidas, citó reforzar las defensas contra inundaciones, desarrollar una producción de alimentos y un suministro de agua más resistentes a las sequías y mejorar los sistemas de alerta temprana.

El agua -recordó- "es nuestro recurso más importante, y sus extremos -inundaciones y sequías- son una de las mayores amenazas a las que nos enfrentamos".