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Las reformas que intentó

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Era un papa que comprendía el poder de un simple gesto: acariciar la cabeza deformada de un hombre en la Plaza de San Pedro o arrodillarse a lavar los pies de un prisionero musulmán.

El papa Francisco encantó al mundo con esos conmovedores actos de amor, humildad e informalidad, comenzando con su primera aparición como pontífice en la logia de la Basílica de San Pedro con un notablemente normal "Buonasera" a la multitud.

Francisco fue elegido con el mandato de reformar la burocracia vaticana desactualizada y sus finanzas, pero fue mucho más allá al sacudir la Iglesia misma sin cambiar nunca su doctrina fundamental.

Cuando se le preguntó sobre un sacerdote supuestamente gay, respondió: "¿Quién soy yo para juzgar?".

"Ser homosexual no es un delito", dijo a AP en 2023, pidiendo el fin de las leyes civiles que lo criminalizan, y un año después aprobó bendiciones para parejas del mismo sexo.

En una línea similar, Francisco cambió la posición de la Iglesia sobre la pena de muerte, declarándola inadmisible en todas las circunstancias.

Junto con poner en primera línea la lucha contra la pederastia, la universalización de la iglesia, relevar a las mujeres al interior de ella o recuperar el diálogo interreligioso, (se reunió con un patriarca ruso y trazó nuevas relaciones con el mundo musulmán al visitar la Península Arábiga e Irak), Francisco, además, deja su herencia con los cardenales que elegirán al nuevo papa, pues ha cambió totalmente la distribución geográfica del colegio cardenalicio con muchos más representantes de países lejanos, de Asia y África y una menor representación de Europa y de Italia.

Bergoglio publicó cuatro encíclicas. La primera, "Lumen fidei" (2013), fue empezada por su antecesor, Benedicto XVI. Luego vinieron 'Laudato Si' (2015), 'Fratelli Tutti' (2020) y la última, 'Dilexit Nos' (2024), donde aboga por el amor contra "el drama vergonzoso" de la guerra y alerta de un mundo consumista que "está perdiendo el corazón".

Quiénes son los cardenales "papables" en el cónclave

VATICANO. En máximo 20 días tras el funeral, 135 participantes elegirán nuevo papa.
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AP

En el Vaticano hay un dicho popular que dice lo siguiente: "Entras a un cónclave como papa, sales como cardenal".

La frase implica que el proceso sagrado y secreto para elegir a un papa -el vicario de Cristo en la Tierra- no es un concurso de popularidad, sino una elección de inspiración divina encabezada por los príncipes de la Iglesia.

Aun así, siempre hay favoritos -conocidos como "papables"- que acuden a un cónclave con al menos algunas de las cualidades necesarias para ser papa.

Cualquier varón católico bautizado es elegible, aunque se han seleccionado únicamente cardenales desde 1378. El ganador debe recibir al menos dos tercios de los votos de aquellos cardenales menores de 80 años y, por lo tanto, elegibles para participar. El papa Francisco nombró a la gran mayoría de los electores actuales, a menudo escogiendo a hombres que comparten sus prioridades pastorales, lo que sugiere continuidad más que ruptura.

Cualquiera que intente obstaculizar el resultado debe recordar que Bergoglio fue considerado demasiado mayor para ser elegido papa en 2013, cuando tenía 76 años, y que Karol Wojtyla no estaba en ninguna lista de favoritos para el cónclave de 1978, que lo eligió papa Juan Pablo II.

Algunos posibles candidatos para suceder a Francisco son:

Peter Erdo: nacido en Hungría en 1952, el arzobispo de Budapest y primado húngaro fue elegido dos veces jefe del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas, en 2005 y 2011, lo que sugiere que disfruta de la estima de los cardenales europeos.

Reinhard Marx: nacido en Alemania en 1953, el arzobispo de Munich y Freising fue elegido por Francisco como asesor clave en 2013. Posteriormente, fue nombrado para dirigir el consejo que supervisó las finanzas del Vaticano durante la implementación de reformas y un ajuste para cuidar gastos.

Marc Ouellet: nacido en Canadá en 1944, dirigió la influyente oficina de obispos del Vaticano durante más de una década, supervisando el monitoreo de candidatos a encabezar diócesis en todo el mundo.

Francisco lo mantuvo en el cargo hasta 2023, a pesar de que fue nombrado por el papa Benedicto XVI, y así ayudó a seleccionar a los obispos más dogmáticos y preferidos por Ratzinger.

Tiene buenos contactos con la Iglesia latinoamericana y desde 2019 su oficina se encarga de investigar a los obispos acusados de encubrir a curas abusadores.

Pietro Parolin: nacido en Italia en 1955, ha sido secretario de Estado de Francisco desde 2014. Veterano diplomático del Vaticano, supervisó el controvertido acuerdo de la Santa Sede con China sobre el nombramiento de obispos y estuvo involucrado -aunque no acusado- en la inversión fallida del Vaticano en una empresa inmobiliaria en Londres que condujo a un juicio de otro cardenal y otras nueve personas en 2021.

Exembajador en Venezuela, conoce bien la iglesia latinoamericana. Sería visto como alguien que continuaría la tradición de Francisco, pero más sobrio y diplomático, y que devolvería a un italiano al papado después de san Juan Pablo II (Polonia), Benedicto (Alemania) y Francisco.

Robert Francis Prevost: nacido en Chicago en 1955, reemplazó a Ouellet al frente de la Pontificia Comisión para América Latina en 2023, luego de haber estado 20 años en Perú, donde era obispo de Chiclayo. Es de la orden de San Agustín y sigue la misma línea que Francisco.

Robert Sarah: nacido en Guinea en 1945, el exjefe -ya retirado- de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice despertó por mucho tiempo la esperanza de tener un papa africano. Amado por los conservadores, potenciaría un regreso a los papados dogmáticos y litúrgicos de san Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Christoph Schoenborn: nacido en Austria en 1945 y arzobispo de Viena, fue alumno de Benedicto y, por lo tanto, parece tener las habilidades académicas doctrinarias para atraer a los conservadores. Sin embargo, se le asoció con una de las medidas más controvertidas de Francisco al defender su acercamiento a los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente como un "desarrollo orgánico de la doctrina", en lugar de la ruptura que sostenían algunos conservadores. Los padres de Schoenborn se divorciaron cuando él era un adolescente, por lo que el tema le afecta de manera personal.

También recibió críticas del Vaticano por su negativa a sancionar a abusadores sexuales de alto rango, incluido su predecesor como arzobispo de Viena.

Luis Tagle: nacido en Filipinas en 1957, parecería ser el elegido de Francisco para convertirse en el primer papa asiático. Francisco trajo al popular arzobispo de Manila a Roma para que encabezara la oficina de evangelización misionera del Vaticano, que atiende las necesidades de la Iglesia católica en gran parte de Asia y África.

Matteo Zuppi: nacido en Italia en 1955, el arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia episcopal italiana, elegido en 2022, está estrechamente afiliado a la Comunidad de Sant'Egidio, organización benéfica con sede en Roma que fue influyente durante el papado de Francisco, particularmente en el diálogo interreligioso.

Fue nombrado enviado de paz de Francisco para la guerra de Rusia en Ucrania y como Bergoglio, es conocido como un "cura callejero".

¿Por qué Francisco no regresó a Argentina en sus 12 años de papado?

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Desde su asunción en 2013, el papa Francisco realizó ocho viajes a Latinoamérica y en ninguno incluyó a su país natal, Argentina, pese a haber expresado en múltiples ocasiones su deseo de volver. La polarización política habría sido el motivo de la tan postergada visita.

Argentina "es un país con opiniones políticas muy polarizadas y, si él venía, necesariamente iba a caer en esa polarización", explica a Efe Sol Pietro, socióloga y profesora de la Universidad de Buenos Aires.

Pese a haber visitado Brasil en 2013, Bolivia y Paraguay en 2015 y Chile en 2018, Francisco no paró en Argentina ni a recoger sus cosas, ya que cuando viajó a Roma, en marzo de 2013, para participar en el cónclave que lo elegiría papa, llevaba solo una pequeña maleta y un pasaje aéreo de regreso que nunca utilizó.

Al inicio Francisco habría postergado su viaje por la gran cantidad de compromisos que tenía como sumo pontífice, pero más tarde pudo haberlo pospuesto para no quedar en medio de una reyerta política.