En las últimas semanas, hemos visto cómo los medios de comunicación se han inundado de disputas políticas, dimes y diretes que parecen llenar todos los espacios -impresos, digitales y televisivos- restando atención a los temas que verdaderamente nos deben preocupar como país. Mientras el debate público se pierde en polémicas pasajeras, Chile sigue enfrentando un problema estructural de fondo: la falta de crecimiento.
El reciente Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central es claro en su diagnóstico. La inflación ha evolucionado en línea con lo proyectado en diciembre, sin embargo, el crecimiento esperado para este año se sitúa entre un 1,75% y 2,75%, y apenas alcanza entre 1,5% y 2,5% para 2026. Cifras que están por debajo de las que registramos en administraciones pasadas, donde se superaban hasta en un 5%. Esto debería encender todas nuestras alertas.
A este panorama se suma la tensión geopolítica que hemos visto escalar en las últimas semanas, lo que hace aún más urgente aterrizar las verdaderas prioridades para evitar que esta desaceleración se convierta en una crisis. No se trata de desconocer la importancia de otros debates, pero sí de poner sobre la mesa la necesidad de generar espacios de diálogo centrados en cómo reactivar el crecimiento económico del país y, especialmente, de nuestras regiones.
En Ñuble, lo sabemos bien. Solo el rubro de la construcción perdió más de 2.400 empleos durante el año 2024. Y no podemos descartar que estas cifras empeoren durante el 2025, un año marcado por el calendario electoral. Como ya es tradición, muchas obras y proyectos emblemáticos tienden a ralentizarse para dar paso al "festín eleccionario", afectando de manera directa a los trabajadores, las empresas y la productividad regional.
Ya habrá tiempo para el pan y circo, pero hoy lo urgente es otra cosa. Como gremios productivos y como empresarios, tenemos la responsabilidad de generar espacios de conversación y colaboración con el mundo público. No podemos permitir que esta realidad se normalice. Chile no puede seguir con cifras de crecimiento bajas, mientras países vecinos como Argentina y Perú proyectan, según el Fondo Monetario Internacional, un crecimiento de 5,5% y 2,9% respectivamente.
Debemos volcar todos nuestros esfuerzos en este 2025 para hacernos la pregunta clave: ¿cómo vamos a crecer como país y como región? Más allá de si habrá primarias o segunda vuelta, lo esencial es cómo creamos las condiciones para que nuestros sectores productivos vuelvan a dinamizarse.
Necesitamos que el mundo público y privado se siente a trabajar en un plan de activación económica. Para crecer, hay que generar un ambiente pro crecimiento, y lamentablemente hoy ese ambiente está completamente absorbido por la contingencia política. El llamado es claro: adoptemos una mirada estratégica, con visión de futuro y responsabilidad colectiva.
Ñuble tiene el potencial. Chile también. Pero sin crecimiento, el desarrollo no llegará. Y ya no podemos darnos el lujo de seguir esperando.
Sebastián Godoy Bustos,
presidente de la CChC Ñuble