Falta de rigurosidad en las cifras
Chile parece haber naturalizado la mediocridad. Lo que antes era motivo de ambición, debate y exigencia ciudadana, hoy se diluye en una resignación colectiva. Basta observar el nivel del debate público y la calidad de nuestras instituciones para advertirlo. Esta semana, el propio ministro de Economía, Nicolás Grau, debió reconocer que las cifras presentadas por su subsecretario de Pesca sobre la captura de merluza común eran incorrectas. Admitió que "el dato que presentó el subsecretario no correspondía", como si la falta de rigurosidad en políticas públicas fuera un error menor. Lo grave es que esta información errónea contribuyó al cierre de una pesquera y dejó a más de 2.500 personas sin fuente laboral.
Este tipo de episodios no son casos aislados: son reflejo de una sociedad que ha dejado de exigir excelencia, mérito y responsabilidad. A casi seis años del estallido social de octubre de 2019, lo que se proyectaba como un proceso refundacional ha devenido en una profunda frustración. Más allá del relato épico, los abusos persisten, el costo de la vida aumenta y las grandes transformaciones prometidas simplemente no ocurrieron. Por el contrario, cada vez son más quienes sospechan que dicho estallido fue más planificado que espontáneo.
Chile no puede seguir instalado con el mínimo esfuerzo. La apatía, la tibieza y la normalización de lo mediocre no sólo estancan, también erosionan. El riesgo es una decadencia más profunda, de la que costará mucho salir.
Rodrigo Durán Guzmán
Licencias médicas
Estamos en presencia de un debate respecto a la fiscalización de la emisión de licencias médicas entre los entes reguladores y la Directiva Nacional del Colegio Médico (COLMED), a propósito de la reciente modificación de la Ley N° 20.585 aprobada el 12 de marzo de este año.
Más allá del alto costo que implica la emisión de licencias médicas -aproximadamente 20% del gasto en salud - el que un médico o médica haga un mal uso de su facultad de indicar reposo es grave. La gran mayoría de los médicos emite una licencia médica en forma responsable y cuando el paciente lo requiere, existiendo un porcentaje muy bajo que concentra una gran emisión de licencias, muy por sobre el promedio.
En los medios de comunicación las autoridades hablan de profesionales que emiten más de 1.000 licencias al año y el foco de la fiscalización estaría en ellos. Sin embargo, las denuncias que hace el Colmed hablan de colegas sancionados por errores administrativos y/o derivados del uso de la plataforma destinada a la emisión de licencias médicas. Bien vale la pena considerar estas denuncias pues la confusión en este tema puede enturbiar un proceso de fiscalización con el que todos y todas estamos de acuerdo, en tanto es necesario identificar y sancionar a aquellos que cometen fraude.
La fiscalización es una herramienta de resguardo del sistema y requiere datos transparentes, criterios objetivos y protección de la labor médica y del derecho de todo trabajador o trabajadora a recuperar su salud a través de la indicación de reposo, entre otras medidas terapéuticas. Los mecanismos de fiscalización que buscan evitar abusos deben respetar garantías individuales y profesionales.
Gisela Alarcón, decana de la Facultad de Medicina de la U.Central
Mar espléndido
Mar de futuro esplendor. Después del cierre de la Universidad del Mar y la Marítima en Valparaíso, pareciera que nos quedamos sin educación para las ciencias del mar, pero preguntando a eximios en la materia, nos informan que tenemos en todo el país, universidades, institutos, liceos y otros que dictan carreras, diplomados y doctorados e investigan en la materia, por lo que, en ingeniería y mano de obra no nos quedamos. En lo que sí nos quedamos, es en inversionistas nacionales e internacionales dispuestos a invertir en proyectos para desarrollar y producir recursos marinos, ya que experimentan largas trabas burocráticas de concesiones y protección de medio ambiente.
A los inversionistas debiera rebajarse los impuestos y otorgarles prebendas, como zona franca, que les hagan apetecible el retorno de su inversión, al menos en sus primeros años de producción. Los legisladores debieran legislar una política industrial del mar, para que el mar nos diera ese esperado esplendor.
Marcos Concha Valencia