Desde hace cinco meses que llegaron a Chillán sólo con la ropa puesta, sin una casa donde cobijarse, y así se mantiene desde entonces la familia Roa Sastre, pernoctando en precarias condiciones a un costado de la ex cancha del deportivo ferroviario, en Ultraestación.
Con cuatro hijos, de 15, 10, 8 y 2 años, Alicia Sastre pasó un triste "Día de la Madre" en que no pudo ver a sus hijos, quienes viven en dos domicilios de personas que los acogieron voluntariamente; de tal forma, según dice la mujer, no les toca vivir a un costado de la cancha, utilizando el agua del grifo para sobrevivir y sin baño.
Según comentó la mujer, de 42 años, actualmente los menores no van al colegio, dado que no tienen dinero para comprarles un uniforme y ella no ha podido encontrar trabajo fijo, por lo que se ha dedicado a distintos rubros, desde hacer el aseo de domicilios, como también trabajos de jardinería, aunque "todos los días hay que buscar y rebuscar, incluso en los tachos de basura", dice.
La situación de su marido no es para nada mejor. Hace cinco meses quedó sin trabajo en Temuco y desde entonces que se encuentra viviendo gracias a la comida que en algunas ocasiones le regala el Hogar de Cristo. Además, el haber estado en la cárcel le ha significado una dificultad adicional para reintegrarse socialmente. "Adonde voy me piden los antecedentes penales y como no están limpios, no me contratan", cuenta.
Latas montadas una sobre otras junto a pizarreños conforman una casa de tres metros cuadrados.
"Acá tenemos una cama de una plaza, y es lo único que alcanza, además de una radio que nos regalaron", contó Alejandra Sastre, quien dijo que escogieron el sector Ultraestación porque ya habían dos 'caminantes', que es la forma en que llaman a las otras dos personas que comparten el espacio, ubicado frente a la estación de trenes.
"Nosotros llegamos y estábamos bien bajo un techo que había acá, que era grande, pero cuando llegaron unos caminantes nos pidieron quedarse ahí una noche. El problema es que al día siguiente, salimos y cuando volvimos, no quedaba nada, porque quemaron la casa", relató Alejandra Sastre, quien dijo que después de una publicación en Facebook, subida por un tercero, recibió visitas de vecinos que le entregaron una torta y una rosa, además de otros alimentos para pasar el Día de la Madre.
Sin embargo, dijo que "por ahora lo que más se necesita es medicamentos porque no tenemos carnet para ir al médico. Y como el techo se pasa , necesitamos frazadas porque el frío durante la noche es harto". Hasta ahora, Alejandra no ha querido pedir ayuda a sus familiares. "Hace varios años que no los veo y es como si no existieran. Yo prefiero no molestarlos", dice. En cuanto a la ayuda de las autoridades, cuenta que no ha insistido suficiente. "A una la tramitan mucho y al final la ayuda queda en nada", comentó
Orlando Roa, en tanto, dice que hasta ahora, ya que sus hijos están viviendo bajo techo, ellos solo tienen la compañía de una radio, que se conecta a la electricidad gracias a la ayuda de un vecino. "Lo que más nos preocupa es el invierno, porque cada día hace más frío y nos enfermamos más", dijo el hombre.
Consultados por la situación de esta familia, desde el Municipio señalaron que la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) tomará cartas en el asunto durante el día de hoy, con el fin de determinar la ayuda que se puede entregar a la familia Roa Sastre. Los afectados, en tanto, dijeron que por ahora no han insistido ante ninguna autoridad, ya que han sido tramitados y "sólo el Hogar de Cristo, de vez en cuando, les entrega alimentos", según planteó Alejandra Sastre, quien añadió que no tienen adonde ir y están preocupados, ya que dirigentes de fútbol piden que abandone la popular 'Cancha del Ferro'.
Danny Fuentes Espinoza