El caballo chileno, su historia, características y proyección
El caballo chileno es un animal muy querido, llegando incluso a ser para muchos una forma de vida familiar, es inteligente, rápido, dócil y de mucha resistencia, características que lo hacen muy famoso y buscado para trasladarlo a Argentina, Brasil y Uruguay, donde se ratifican sus bondades.
Los orígenes de nuestro caballo se remontan al 1540, cuando el conquistador Pedro de Valdivia incorporó desde el Virreinato del Perú, los primeros 75 productos, entre potros y yeguas, con los que cruzó el desierto de Atacama, expedición realizada en la época de poca nieve para intentar reducir las dificultades del recorrido.
Fue en 1544 cuando se consolidó el caballo en territorio chileno, y esto se produce por la creación del primer criadero en el país a cargo del sacerdote Rodrigo González Marmolejo, quien con sus mejores yeguas seleccionadas, inicia la crianza en Melipilla y Quillota.
A mediados de 1550, los guerreros araucanos incorporaron al caballo gracias al genio de Lautaro. Más tarde se convirtieron en jinetes más valientes y expertos, superando en muchos casos a los conquistadores españoles.
El devenir del caballo en Chile, continuó en la época de la colonia, en la que el auge del caballo aumenta, decreciendo cuando sobrevino la Guerra de la Independencia y los ataques a las manadas de españoles y hacendados por parte de los patriotas.
En 1820 el caballo chileno se perfiló para tres usos.
El primero es el de lujo o de paseo, conformado por ejemplares de contextura gruesa y corpulenta.
También se considera para uso de paso o viajero, que era un caballo de pechos más angostos, cruz baja y andador y
El tercer uso es el de marcha o trote, utilizado en faenas agrícolas y por el Ejército.
Esta raza fue siempre ocupada en labores agrícolas y ganaderas, pero a fines del siglo XIX, se produjo un progresivo reemplazo del motor animal por el motor a vapor y posteriormente por el de combustión, así como la mecanización y automatización de los procesos, a lo que se sumó la disminución en el tamaño de las propiedades agrícolas, introducción de máquinas trilladoras, dejaron obsoletas el uso de tropillas de yeguas que desgranaban las espigas de trigo, también apareció el ferrocarril y el automóvil, sustituyeron al caballo como medio de transporte.
Sin embargo, el rodeo chileno, movimiento a la rienda y las carreras a la chilena en esos tiempos, crecía en popularidad y mejoraba su organización, el rodeo tenía como regla que sólo podían participar en ellos caballos de auténtica raza chilena, ya que sus características morfológicas, funcionales y morales, son las más aptas para la práctica de este deporte. Esto significó que la gente que lo practicaba criar exclusivamente caballos chilenos y así se fue recuperando la raza hasta consolidarse como tal el día de hoy.