Constructores del mañana
En un libro de atractiva portada, mostrándonos el desierto florido, el poeta del norte, con residencia en Chañaral, Omar Monroy López, me ha sorprendido gratamente. Con su dedicatoria, me hizo recordar el lejano 1988, cuando el Dr. Elías Sepúlveda Veloso, nos convidaba a La Serena, para rendirle homenaje a Gabriela Mistral. Ahora, ambos somos miembros correspondientes de la Academia Chilena de la Lengua, él por Chañaral y yo por Chillán y seguimos más comprometidos aún con las letras. Él con la poesía y yo con la crónica, puesta al servicio del diario vivir, especialmente de los creadores.
He leído su libro "Canto al amor, a la vida y a la muerte", que me envió el 4 de diciembre reciente y advierto cómo el ejercicio de tantos años, han ponderado su arte. Se apoya en tres instancias que son vitales y a las tres les entrega su inspiración. A la vida, ésa que Ortega y Gasset señalaba que "Cobra sentido, cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada". Al amor, que como el fuego, lo purifica todo ya a la muerte, que solo será triste para los que no han pensado en ella.
Pero el poeta va más allá de estas tres instancias. El cree en los jóvenes, los constructores del mañana. Al referirse a ellos con ese título, "Los constructores del mañana" expresa convencimiento y también su rechazo por lo que está visualizando en estos momentos. Así lo dice:
"Recuerdo los días cuando los jóvenes, se paseaban alegres por la plaza que hoy luce/ con todos sus faroles rotos/. Ahora se ven mancebos violentos/ que rayan paredes a destajo/ que lanzan improperios a diestra y siniestra/. Que se reúnen como manadas en las botillerías/ que golpean en patota a un indefenso/. Sin embargo, / confío en que estos jóvenes/ sean los constructores del mañana."
Ese "Sin embargo", es la gran ilusión que nos mantiene vivos y que nos hace pensar, que de todos la muerte que aparece como tragedia, cuando en verdad es el menor de todos los males, haciendo válido el epitafio que el poeta sugiere para su tumba, como su último deseo: "Aquí yace el poeta que mató a la muerte".
Según las referencias incluidas en este libro, los poemas aquí publicados se han escogido de antologías y revistas editadas en México, Perú, Ecuador, Bolivia, Argentina, Colombia y Chile. El poeta escribió este libro pensando en los jóvenes. Desde allí parte su intención de "llamarlos a terreno" y que entiendan cuál es su responsabilidad en los días que corren.
Por Carlos René Ibacache I.