Mabel González
Ver el mundo gris sería más que una metáfora. Un estudio descubrió que sentir tristeza efectivamente puede cambiar la forma en que se perciben los colores. En concreto, los investigadores encontraron que la pena reduce la precisión para identificar el azul y el amarillo.
"Nuestros resultados muestran que el estado de ánimo y las emociones pueden afectar la manera en que vemos el mundo que nos rodea", afirmó el autor principal del informe, Christophher Thorstenson, citado por el sitio ScienceDaily.
"Nuestro trabajo avanza en el estudio de la percepción mostrando que la tristeza afecta específicamente procesos visuales básicos que están implicados en la percepción del color", agregó el científico, quien es académico de la Universidad de Rochester.
Estudios anteriores han mostrado que las emociones pueden influir en varios procesos visuales, y otros trabajos han incluso sugerido un vínculo entre estar deprimido y una menor sensibilidad al contraste visual.
Dado que la sensibilidad al contraste es un proceso visual básico involucrado en la percepción del color, Thorstenson y sus colegas Adam Pazda y Andrew Elliot se preguntaron si podría haber una relación específica entre la pena y la capacidad de las personas para percibir el color.
De antemano los científicos sabían que la gente emplea los nombres de algunos colores para describir fenómenos comunes, como el estado de ánimo, por ejemplo, incluso cuando ambos elementos no tienen ninguna relación. "Pensamos que quizás una razón de por qué surgían estas metáforas era porque realmente había una conexión entre el estado de ánimo y percibir los colores de una manera diferente", explicó Thorstenson.
En un primer experimento, el equipo científico pidió a 126 estudiantes que miraran un video emotivo y luego completaran una tarea de juicio visual. De forma aleatoria, a los participantes se les asignó un video que buscaba causarles tristeza, y otro que mostraba una rutina de humor y que pretendía divertirlos.
Los efectos emocionales de los dos clips habían sido validados por estudios anteriores y los investigadores comprobaron que en los estudiantes generó los estados de ánimo que se esperaba.
Después de ver el video, a los voluntarios se les mostraron 48 parches de color y se les pidió que indicaran de qué color eran: rojo, amarillo, verde o azul.
Los resultados mostraron que los participantes que vieron el video triste fueron menos precisos al identificar los colores, en comparación con las personas que vieron las imágenes de humor, pero sólo en el caso de los parches que se encontraban en el espectro azul-amarillo.
Por el contrario, no mostraron diferencias en la exactitud para identificar los colores del eje rojo-verde.
Un segundo ejercicio, realizado con 130 estudiantes, mostró el mismo efecto: los participantes que observaron un video triste fueron menos precisos en la identificación de los colores en el espectro azul-amarillo, en comparación con quienes miraron un video neutro.
Experimentos
Pena y diversión
En uno de los análisis, 126 estudiantes miraron dos tipos de video: uno que causaba tristeza y otro que mostraba una rutina de humor.
Segundo ejercicio
Se usó un video triste y otro neutro. El resultado en ambos análisis fue el mismo: quienes vieron imágenes tristes identificaron con menos precisión ciertos colores.